Madres buscadoras de SLRC plantean convertirse en asociación civil 

San Luis Río Colorado, Sonora.– Con jornadas de búsqueda cada vez más demandantes y recursos que apenas alcanzan para cubrir lo básico, el colectivo de búsqueda de personas desaparecidas que dirige Mónica Espinoza avanza en el proceso para constituirse como Asociación Civil, una figura legal que les permitiría acceder a apoyos formales, mejorar su interlocución con las autoridades y dar respaldo jurídico a las familias que enfrentan la desaparición de un ser querido.

Durante un evento organizado para recaudar fondos, Espinoza explicó que cada búsqueda cuesta alrededor de 4 mil pesos, entre gasolina, agua, alimentos y materiales, gastos que actualmente cubren entre las propias familias o con pequeñas donaciones de la comunidad.

Señaló que en las jornadas participan entre 15 y 20 personas, aunque en ocasiones llegan a ser hasta 40, acompañados por cuerpos de seguridad, y aun así deben enfrentar zonas de riesgo y fuertes condiciones de clima y terreno.

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A pesar de operar con recursos mínimos, el colectivo tiene registradas alrededor de 180 personas desaparecidas en el municipio, aunque reconocen que la cifra real es mayor debido a que muchas familias no presentan denuncia por miedo o amenazas.

Desde que Mónica asumió la coordinación en 2023, el grupo ha logrado la localización de 25 cuerpos, además de dos casos que marcaron esperanza: la recuperación con vida de un joven desaparecido por más de dos años y de una mujer que llevaba cuatro años sin ser vista.

Espinoza explicó que convertirse en Asociación Civil es una necesidad urgente, pues permitirá al colectivo gestionar donativos deducibles, establecer convenios con funerarias y autoridades, y participar en mesas donde se deciden acciones que impactan directamente en las familias.

La asesora legal del grupo señaló que la falta de coordinación entre fiscalías, servicios periciales y funerarias provoca casos graves, como el reciente hecho en el que una familia identificó por su cuenta a un ser querido cuyo cuerpo ya había sido enviado a fosa común sin esperar los tiempos necesarios para confirmación de ADN.

“La ley marca una cosa, pero la realidad que vivimos es otra. Las familias enfrentan retrasos, inconsistencias y procesos muy desgastantes. Una Asociación Civil nos permitiría tener voz y presencia donde se toman decisiones que afectan estos procedimientos”, explicó.

Para Mónica Espinoza, su labor está impulsada por el dolor, pero también por la convicción de que todas las madres merecen respuestas.

Ha recibido amenazas por su trabajo, pero asegura que continúa porque “todas lloran igual”, sin importar el pasado de la persona desaparecida. “Yo no busco por lo que hicieron o dejaron de hacer. Los busco por sus mamás. Todas quieren un lugar donde llorar a sus hijos”, expresó.

El colectivo mantiene abierto su número de contacto para recibir apoyo de la comunidad: 653 504 9049, además de una cuenta bancaria y depósitos a través de tiendas de conveniencia para quienes deseen contribuir.

“Con lo que puedan ayudarnos seguimos adelante. Esto le puede pasar a cualquiera”, afirmó Espinoza, quien reiteró que su mayor esperanza es ofrecer paz a las familias que siguen esperando noticias de sus seres queridos.