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Tesoros escondidos del Centro Histórico: Entre joyas, instrumentos musicales y relojes

El paso del tiempo muchas veces no perdona a los establecimientos de antaño de la ciudad, caso de algunos locales que se ubicaron en el Centro Histórico

Tesoros escondidos del Centro Histórico: Entre joyas, instrumentos musicales y relojes

Mexicali, Baja California.- El paso del tiempo muchas veces no perdona a los establecimientos de antaño de la ciudad, caso de algunos locales que se ubicaron en el Centro Histórico y por la movilidad de la población esta zona dejó de ser un referente comercial.

Ese es el recuerdo de Gerardo Zamora Padilla, quien desde los años ochentas maneja un negocio que vende joyería, relojes, guitarras y muchas alhajas variadas.

Compartió que el centro de Mexicali tenía mucha vida, hasta que las plazas comerciales fueron segmentando la población, cosa que provocó una menor afluencia entre los negocios de la zona.

“Este lugar en particular, porque era céntrico 100% sigue siendo vida para la gente y aquí nos visitan muchos y no hemos perdido a esos clientes. Eso es muy bueno. Podemos seguir adelante hasta que Dios quiera.” explicó con tono de agradecimiento.

Más de 80 años de tradición

Es desde 1943 que el suegro de don Gerardo abrió el negocio y para 1980 este último le compró el establecimiento para estar al frente de la empresa.

También se trató de una actividad familiar, pues eran varios los implicados que se encargaban de cuidar del tesoro comercial que inció el suegro de Gerardo.

Uy, cuando mi suegro estaba aquí era muy sencillo todo. Él y mi suegra también estaban aquí y mi esposa estaba en el equipo de trabajo. Eran juntos así. Pero luego que yo conocí a su hija y nos casamos, pues también seguimos. Y luego ellos nos vendieron el negocio y seguimos aquí” explicó.

Un clásico

Comentó que las edificaciones y construcciones en todo lo que se denomina Centro Histórico han castigado de alguna manera a algunos establecimientos de antaño.

Es el caso del estacionamiento de tres pisos, por ejemplo, que impidió la llegada fácil y accesible a muchos de los negocios de ahí y que finalmente unos terminaron de perecer.

Aún así, afirmó que su negocio se ha mantenido porque “la relojería es clásica” y que “la gente siempre está renovando sus relojes y nosotros les damos el servicio”.

De esta manera, él se siente agradecido pues la Joyería “Iris”, que es su local, no ha sufrido los estragos del tiempo y el crecimiento desmesurado de la ciudad.

Y aunque está feliz del legado que ha permanecido, está consciente de que el cambio generacional ya es lo siguiente.

“Aquí estuve mucho tiempo trabajando, pero ya tengo 84 años y entonces ya voy de salida. Estoy perdiendo la vista, así que todo va a ser poco a poco.” declaró con tono nostálgico.

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