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“El cáncer no significa muerte”: la historia de una maestra que lo sobrevivió

“Cuando cumplí 40 años decidí regalarme una mastografía”, cuenta Denisse, con la serenidad de quien aprendió a mirar la vida distinto.

“El cáncer no significa muerte”: la historia de una maestra que lo sobrevivió

“Cuando cumplí 40 años decidí regalarme una mastografía”, cuenta Denisse, con la serenidad de quien aprendió a mirar la vida distinto.

Lo hizo sin síntomas ni molestias, solo por precaución. Esa mañana acudió a Salud Digna antes de ir al trabajo y a las nueve, mientras daba clases, recibió una llamada donde le pidieron regresar de inmediato.

Me dijeron que habían encontrado algo maligno y que debía hacerme una biopsia”, recuerda.

Su caso, como el de miles de mujeres, fue un camino lleno de dudas médicas, consultas y diagnósticos contradictorios donde durante meses, su ginecólogo le aseguró que lo que sentía era “fibrosis”, algo “muy menor”.

Once meses después, una de las autoexploraciones diarias lo cambió todo.

“Sentí otra bolita, distinta, y algo dentro de mí me dijo que no estaba bien. Busqué otra opinión y ahí me confirmaron que desde el primer estudio ya había señales de cáncer”, relata.

El resultado llegó dos días antes de cumplir 41 años: carcinoma invasor grado 3.

“Escuchar la palabra cáncer es como que te digan que te vas a morir. Lo primero que pensé fue: ¿qué me falta hacer antes de irme?”, confiesa.

Pese a que su salud le dio una vuelta de 180 grados donde llegaron tratamientos y cuidados contra el cáncer, Denise decidió no dejar su trabajo.

Le pedí al doctor que no me incapacitara. Seguir trabajando me ayudaba a mantener la mente ocupada y evitar la depresión”, explica

Cada viernes recibía su quimioterapia, descansaba el fin de semana y el lunes volvía a las aulas, donde una confianza inesperada en el aula de los niños despertó y la alentó a sentirse bien consigo misma.

Mis alumnos fueron mi mejor medicina. Al principio usaba peluca para que no se asustaran, pero ellos mismos me dijeron que me la quitara. Me hicieron ver que no pasaba nada, que yo seguía siendo la misma maestra”.

El proceso, dice, la cambió profundamente y sus nuevos pensamientos le hicieron cambiar el panorama de su vida, menciona que fue un proceso donde entendió que el ser ella misma es su mayor fortaleza.

“Antes le daba importancia a cosas superficiales. Ahora valoro abrir los ojos, respirar, ver crecer otra vez mi cabello. Entendí que la feminidad no está en las pestañas ni en el pelo, sino en la esencia”, reflexionó.

A un año de su cirugía, Denise mantiene su tratamiento hormonal y la alegría intacta de lado de su familia y seres queridos que la acompañan.

“El cáncer no significa muerte. Aquí lo más importante es detectarlo a tiempo, darle un seguimiento y que permitas que los médicos hagan lo mejor para conservar tu vida”

Actualmente, desde su aula, enseña algo más que lectura y matemáticas, enseña a vivir con fortaleza acompañada de la risa de sus alumnos.

Les diría a todas las mujeres: tóquense, revísense, vayan al médico. No esperen sentir algo. Y a los hombres, cuiden a las mujeres que aman, llevenlas a revisarse. Porque el mejor regalo que puedes dar no es un ramo de flores, es una mastografía a tiempo”, concluyó con un valioso consejo.

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