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El sazón cachanilla que abraza generaciones: la historia de Claudia y sus tamales

En cada rincón de la ciudad destacan ciudadanos que ofrecen sazón en sus alimentos, entregan tradición y experiencias que trascienden generaciones; esta es la historia de Claudia.

El sazón cachanilla que abraza generaciones: la historia de Claudia y sus tamales

Mexicali, Baja California.- En una pequeña cocina del corazón cachanilla, cada septiembre y en fechas navideñas, cobra vida una tradición que ha pasado de generación en generación.

Entre vapor, hojas de maíz y un adobo que despierta la memoria, Claudia Sández Arredondo amasa no sólo tamales, sino recuerdos, sabores y afectos que viajan directo al paladar y al corazón de quienes prueban su receta.

Foto: Arturo Ceceña.

Claudia es una cocinera cachanilla que ha hecho del tamal su sello personal y su forma de vida. Aprendió a prepararlos desde niña, observando a su madre y a su hermana mayor en la cocina familiar.

Hoy, con más de 15 años de trayectoria, convirtió esa tradición en un oficio, perfeccionando la receta con su propio sazón y logrando que sus tamales sean parte esencial de fiestas, reuniones y celebraciones en Mexicali

Inicios

Para Claudia, los tamales son parte fundamental de su vida. Desde pequeña, ver cómo su familia los convertía en una tradición la inspiró a continuar con ese legado. “Mi mamá, ella siempre ha sido una mujer muy fascinante en la cocina y una de su tradición de ella fue iniciar en que cada Navidad tenía que ver tamales aquí en casa y yo desde muy pequeña empecé a ver eso, esa tradición que se volvió parte de la familia”, cuenta con orgullo.

Era un ritual familiar, donde las manos maternas tejían con masa y chile una herencia que Claudia decidió hacer suya. No fue la única; su hermana mayor también siguió los pasos de su madre. Pero Claudia, con el tiempo, encontró su propia sazón, su identidad entre olla y vapor.

El tamal de res, firme y jugoso, es su especialidad. Aunque sabe preparar otras variedades como pollo, rajas, puerco, es el de carne roja el que ha conquistado desde cenas navideñas hasta celebraciones privadas de la comunidad china en Mexicali.

Me han dicho clientes, que tienen 30 años viviendo aquí y nunca habían probado un tamal como el mío”, comparte emocionada.

Foto: Arturo Ceceña.

No es cualquier tamal

Pero el camino no fue fácil, Claudia recuerda cómo comenzó con una olla en su tienda de abarrotes. Poco a poco, entre intentos y recomendaciones boca a boca, sus tamales se convirtieron en los protagonistas de las cenas del 24 de diciembre.

Hoy, entre todos sus clientes le hacen pedidos de más de mil tamales por temporada. Y no cualquier tamal: “Así como está, ni le ponga ni le quite”, le dicen.

Claudia ha perfeccionado su receta a tal punto que no ha necesitado cambiarla en los últimos años. No porque no pudiera, sino porque simplemente… logró el sabor indicado. Llegó a ese punto exacto donde la masa se funde con el adobo, y el bocado ofrece una experiencia completa entre textura, sabor y ese algo intangible que solo da la cocina hecha con amor.

“Es el sazón cachanilla”, afirma.

Ese que no está solo en los ingredientes, sino en la intención con la que se mezcla todo. Y sobre todo, en la emoción con la que se entrega a su tradición .

El tamal en la celebración de la Independencia

Y mientras las fiestas patrias se acercan, su teléfono no para de sonar.

Ahorita en las fiestas patrias el tamal es muy vendido, forma parte indiscutiblemente de que tiene que haber”, subrayó Claudia, destacando el valor que tiene este platillo mexicano en las mesas de sus clientes durante el Día de la Independencia de México.

Foto: Arturo Ceceña.

Su legado

Sus hijos ya están en la cocina, aprendiendo no solo a exprimir hojas o amarrar tamales, sino a entender que esta receta es un legado vivo.

Desde muy pequeños, mis dos hijos han estado apoyándome a amarrar tamales, exprimir hojas, pero ahorita ya estamos en un punto donde yo ya hablé con ellos y les dije, esta es la receta, este es mi legado, legado de mi mamá, legado de mi hermana mayor y ahora quiero que trascienda hacia ustedes”, agregó con felicidad.

Para Claudia, cada tamal que llega a una mesa es un pedacito de su historia. Y ese, tal vez, sea el mayor secreto de su éxito: que entre cada hoja doblada se esconde una infancia, una familia, una tierra, un orgullo.

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