Biobreak: Popotes y desechables sin dañar al ambiente en Mexicali
Ante el impulso que los productos amigables con el ambiente han tomado durante los últimos años en todo el País, “Biobreak” ofrece a restaurantes y comerciantes una opción biodegradable para el uso de utensilios desechables y popotes.
Fue en el año 2016 cuando, motivado por iniciativas ecológicas de otros países, Daniel Quihuis y otros compañeros se acercaron a la empresa mexicana Natureplast, con quienes se asociaron para buscar distribuir y crear una alternativa amigable con el ambiente.
“Estábamos en pañales, no teníamos casi conocimiento del tema, investigamos a los posibles distribuidores y fabricantes y llegamos con ellos, nos empezamos a asociar, empreñamos a distribuir y pues, henos aquí”, señaló.
Luego de varios años involucrado en el reciclaje industrial, Daniel y otro compañero conformaron lo que hoy es la empresa “Biobreak”, la cual desde el pasado mes de agosto participa en una campaña para reducción de popotes en conjunto con restauranteros locales.
De acuerdo a lo que señaló Daniel, a pesar de su desconocimiento inicial sobre el tema, el empuje que tuvieron iniciativas en pro del ambiente en diversas ciudades y estados de la República Mexicana han abierto la puerta a la entrada de estos productos al mercado, especialmente en el Sur del País.
Aunque su inicio en el proyecto fue apenas hace dos años y medio, resalta que el comercio organizado y consumidores locales han aceptado la iniciativa, aunque es cierto que un popote biodegradable representa un costo cercano al 70% más que un popote común.
Este costo ocasiona que en ocasiones los pequeños comerciantes y las personas que se dedican a la venta de comida en puestos no cuenten con el recurso para invertir en este tipo de productos, a pesar de que son de los principales consumidores de plásticos.
En Mexicali, “Biobreak” surte sus productos a entre 40 y 45 restaurantes locales pequeños y medianos, entre ellos una cadena hotelera, además de que hacen ventas para consumo personal a alrededor de 20 personas, la mayoría de las cuales les contactan directamente por medio de redes sociales.
“Ahorita nuestro abasto de material está limitado, por eso queremos fabricar para puro Norte y en Mexicali”, comentó, “no hemos aumentado nuestra fuerza de ventas para no quedar mal”. En colaboración con su empresa socia, actualmente envían productos a cerca de 10 estados en el Centro y Sur del País, y han comenzado también a enviar paquetes a diversas ciudades en Sonora.
DESINTEGRACIÓN E INTEGRACIÓN
De acuerdo a lo señalado por Daniel, los productos distribuidos por “Biobreak” tienen un tiempo de desintegración mucho menor al del plástico convencional, e incluso tienen la capacidad de integrarse al ambiente sin ser una fuente de contaminación.
“Este popote en las condiciones correctas, o sea estando en contacto con los rayos del Sol, tierra, humedad o agua, se desintegran en alrededor de 180 días, y se desintegran integrándose a la naturaleza”, afirmó.
Además de la fabricación de popotes, que se pueden hacer con diferentes materiales como fibra de agave, residuo de conchas marinas y fécula de maíz, “Biobreak” también fabrica cubiertos, vasos, platos y cajas tipo “box lunch” biodegradables, además de comercializar productos de otras empresas.
Otra de sus actividades es la comercialización de resina de biomasa, que venden a otro tipo de industrias para que se añadan a los productos de plástico para que su desintegración sea menor.
Una de sus intenciones a corto plazo, señala Daniel, es la de regionalizar la fabricación de sus productos biodegradables, de manera en que estos tengan un costo menor y sean más accesibles.
NUEVA PLANTA: MEXICALI 2019
El éxito que “Biobreak” ha tenido en el ámbito local y la tendencia global hacia esta clase de productos han permitido que se plantee la posibilidad de una nueva fábrica, que se instalaría en Mexicali en algún punto del próximo año.
“De aquí somos, aquí nació el proyecto, creemos que es una ciudad que tiene mucho a la mano y no tiene tantos problemas de espacio o de delitos”, comentó Daniel,“tiene un buen número de personas a quienes les gustaría trabajar”.
Aunque en un principio se consideró la idea de instalar esta planta en Tijuana o Ensenada, finalmente se definió escoger a la capital del Estado por representar una opción menos costosa y más adecuada para la distribución del producto a Baja California, Sonora, Chihuahua y Nuevo León.
Según las expectativas, explicó Daniel, en febrero se comenzaría con la producción, además de que a futuro se tiene la intención de exportar a los Estados Unidos. “El traernos para acá la planta va a hacer que se abaraten los productos y poder llegar a más comercios”, explicó, “muchas veces el pequeño comerciante no tiene a la mejor el público o mercado para invertir en productos desechables, y queremos llegar a ese mercado”.
La llegada de una planta a Mexicali también permitiría trabajar más en la regionalización de los productos, utilizando materiales nativos del Estado. En Baja California, se estaría ya buscando trabajar con los productores de uva de la región, con la idea de aplicar la fibra de la vid de la uva en la elaboración de los productos biodegradables, lo que para Daniel además de promover el consumo en la región ayudaría a generar empleos.
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