Niño autista extraviado cerca de la Laguna Salada es encontrado con vida

Tras casi 12 horas de búsqueda en el desierto, cerca de la Laguna Salada, el pequeño Raúl Anaya Verduzco, de 8 años, quien tiene autismo y epilepsia, fue localizado y llevado sano y salvo con sus padres. Erick Díaz encontró al pequeño Raúl a unos a 10 kilómetros de la casa donde el niño vive con su madre.

Al llegar al campamento base instalado por los cuerpos de rescate, el menor y rescatistas fueron recibidos con aplausos y sonrisas. Sus padres con llanto lo tomaron en sus brazos y celebraron. Raúl presentaba síntomas de deshidratación, por lo que se solicitó de inmediato una ambulancia para su traslado para la valoración médica en un hospital.

Faltaba poco para el mediodía. Yuriana Verduzco hacía labores en casa del rancho al que acababa de llegar hace días tras una oportunidad de trabajo. De pronto vio a su hijo, Raúl Anaya Verduzco, alejarse en el horizonte bordeado por la estampa de la letal Laguna Salada y las montañas.

Corrió tras el pequeño de 8 años, pero no lo pudo alcanzar por la hiperactividad provocada por la falta de medicamentos que dice le negaron en el Seguro Popular al haber perdido vigencia en su seguro, explicó Anaya Verduzco con semblante decaído.

El menor se adentró a la zona agreste con una camiseta azul, un short a cuadros verde y chanclas, reportó su madre a las autoridades, las cuales se abocaron inmediatamente. A las 14:00 horas ya había iniciado la operación de rescate entre alrededor de 30 elementos.

El director de Aguiluchos, Jesús Arce, comentó que desde las 11:30 se emitió el reporte del menor que emprendió camino hacia la Laguna Salada, en el rancho ubicado a escasos kilómetros de la planta Pemex en La Rosita.

En el lugar de los hechos acudieron unidades de la Policía Municipal, Policía Estatal, un agente canino de la PEP, rescatistas de Aguiluchos, Bravo 10 y bomberos. Sus familiares señalaron que el niño tiene autismo y padece ataques de epilepsia.

El clima no favoreció las labores de búsqueda durante la tarde, debido a que la presencia de ráfagas de viento mitigaban el avance del rastreo de Raúl, comentaron rescatistas. Sin embargo el cielo nublado abonó a evitar una rápida deshidratación o un mortal golpe de calor.

Momentos de terror vivió la madre del pequeño Raúl Anaya Verduzco, luego de perseguir a su hijo entre las rocas y arbustos gritando su nombre desesperada. Las horas transcurrían y no había rastros del niño con autismo y epilepsia.

Yuriana Verduzco aguardaba con esperanza mirando al horizonte, depositando la fe en los rescatistas que a toda costa exploraban los linderos de la peligrosa Laguna Salada, y el cañón entre montañas en el que sospechaban que se adentró el menor Raúl.

El operativo descartó dos rutas por el que pudo extraviarse el menor, por lo que siguieron por las escabrosas montañas que peinaron al caer la noche, con la ayuda de Aguiluchos, Bravo 10, PEP, DSPM, ministeriales, unidad K9 de la PGJE y senderistas de la comunidad. Yuriana denunció que el menor debía tomar medicamentos para controlarse, pero debido a que se los negaron en el Seguro Popular, por cuestiones administrativas, no se los pudo proveer, lo que provocó hiperactividad en Raúl, causa a la que atribuyó su huida.

Cayó la noche y la búsqueda de Raúl continuó hasta que lo encontraron. El cielo oscureció y el operativo para hallar al niño con autismo, Raúl Anaya Verduzco, siguió en los alrededores del rancho Verduzco por parte de los rescatistas de diferentes dependencias de Gobierno y asociaciones civiles. Alrededor de 50 elementos peinaron la zona agreste durante 12 horas para encontrar al pequeño.

La sociedad civil organizada apoyó con 29 personas expertas en el senderismo de la zona. Cercaron la zona conforme las huellas del niño, señaló Raúl Ruiz, comandante del grupo de rescate Bravo 10. Un hombre que dijo ser el padre del menor también se adentró a la zona para la búsqueda.

Las autoridades encargadas del operativo tuvieron que exhortar a los senderistas inexpertos a no intentar sumarse a la exploración, para no entorpecer los procedimientos. Explicaron que aunque un senderista puede tener buena condición, de no conocer el terreno puede perderse y complicar el objetivo de la búsqueda.