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¿Cómo lo encontraron? Paso a paso, así fue el rescate del niño Raul Anaya en el desierto

Contra todo pronóstico un niño autista de ocho años venció al desierto de Mexicali que se ha llevado la vida de muchos aventurados excursionistas. Un clima benévolo y una huella fresca, fueron las piezas claves para el afortunado desenlace.

Momentos de tensión y algarabía se vivieron el pasado 15 de junio en la búsqueda incesante del pequeño Raúl Anaya Verduzco, encontrado a diez kilómetros de la casa donde vive con su madre.

Aunque el operativo se realizaba por 50 rescatistas esforzándose a marchas forzadas para dar con el paradero del menor, fue el grupo “Desertores” quienes ubicaron las pequeñas huellas del menor que ya tenía 12 horas perdido en el desierto.

Jorge Martija, Daniel Torres, José Luna y Antonio Maldonado acudieron del grupo “Desertores”, se enteraron de la búsqueda a través de Facebook, rápidamente se organizaron y acudieron para apoyar.

“Ayudamos con el barrido que traían ya las autoridades, nosotros venimos aquí cada fin de semana para pasar el tiempo sanamente, gracias a Dios dimos con huellas que llevaron a lugar donde estaba la persona”, platicó Jorge Martija al regresar victoriosos de la misión.

-Ya lo tenemos, se escuchó en el radio de los “Aguiluchos”

-¿Cómo? ¿Ya saben donde está?, preguntaron los comandantes

-¡No!, ya lo viene cargando en brazos Erick, contestaron

-¿Erick?, ¡¿Erick Díaz?!

-Afirmativo

Acto seguido los rescatistas y familiares en el campamento base, celebraron con gritos de algarabía, sonrisas, aplausos y abrazos, esperando la llegada de las unidades con el pequeño Raúl y sus heroicos rescatistas.

Al llegar Martija al campamento, precisó que el menor caminó más de diez kilómetros ya que las huellas tenían una ruta que iba y venía de un lado a otro.

“Las huellas marcaban que iba y luego se regresaba, daba vuelta y se volvía a regresar, además las hullas se perdían mucho en el camino con consistencia dura, encontramos una huella fresca al último y le hablamos a los Aguiluchos y al 911”, comentó Martija.

En ese momento los rescatistas de Aguiluchos se avocaron al sitio donde estaban esperándolos el grupo de “Desertores”, y un poco más adelante lo encontraron y trasladaron de vuelta a los brazos de su familia.

La unidad de Aguiluchos llegó al campamento, fue rodeada por los curiosos presentes, pero el padre y madre del menor estaban en primera fila para recibir al pequeño que los manutuvo con los nervios de punto luego de su huida hacia el desierto.

“Muchas gracias a todos los que hicieron el rescate de mi hijo, a los bomberos, a toda la gente que vino, sé que lo hicieron de todo corazón y muchas gracias es todo lo que les puedo decir”, declaró Yuriana Verduzco, con la voz entrecortada de la emoción.

El menor estaba sentado en el caudal de un arroyo seco, cuando el grupo de “Desertores” localizaron una huella fresca, los Aguiluchos acudieron y peinaron la zona hasta localizarlo, reveló quien lo encontró, Erick Díaz.

“Es un terreno con partes suaves y arenosas, por el mismo efecto de viento se perdían las huellas, afortunadamente el niño estaba alerta y en cuanto lo iluminamos el mismo se puso de pie y se acercó hacia nosotros, lo evacuamos hacia el campamento”, comentó el experto en rescates.

El niño fue valorado médicamente y se trasladó para hidratando hasta llevarlo a un hospital de Mexicali, fue diagnosticado con deshidratación y lesiones por las ramas y espinas del área, además del agotamiento por estar caminando.

“Había un bultito junto a un bote, siguiendo la trayectoria de las huellas, fue cuando volteó y nos dio la cara como a unos 30 metros, fue muy satisfactorio”, relató emocionado el joven rescatista.

Comentó que él y su grupo salieron de sus trabajos para buscar y peinar áreas, iban con la segunda avanzada y tenían alrededor de cinco horas en la búsqueda.

Erick señaló que a lo largo de su trayectoria como rescatistas perdió la cuenta de cuántas personas ha encontrado, exaltó la importancia en estos operativos de del trabajo en equipo para rescatar a las personas sanas y salvas.

Entre los mismos rescatistas comentaban la suerte del menor, por haber sido su extravío en un día con cielo nublado y viento relativamente fresco, ya que de ser un día antes o uno después, tal vez la historia hubiera sido distinta por la agresividad del calor.

Cabe mencionar que el viento fue un arma de doble filo, ya que si bien refrescó un poco la zona, borraba las huellas del menor, provocaba dificultad para avanzar entre las montañas y desestabilizaba los drones que intentaban volar para ubicarlo desde el cielo, uno de ellos proporcionado por esta casa editorial “LA CRÓNICA”.

Raúl Anaya Verduzco, es el menor de ocho años que desapareció a las 11:30 del pasado 15 de junio, su madre lo siguió pero lo perdió de vista, requería medicamentos para controlar la hiperactividad.

Ambos son originarios de Mexicali, pero acaban de regresar de Sinaloa, se instalaron en el Rancho Verduzco a cuatro kilómetros de la plata Pemex en la Rosita, con el fin de trabajar.

Al sitio acudieron rescatistas de Aguiluchos, Bravo 10, Agentes K9 de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), Policía estatal y municipal, Heroico Cuerpo de Bomberos, grupos de senderistas profesionales y la comunidad “Jeepera”.

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