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Amigos y enemigos de la totoaba

De acuerdo al estudio “Estado ambiental del Golfo de California: Una revisión sobre la contaminación”, encabezado por 16 investigadores, aún las fuentes de contaminación o los eventos de contaminación han sido muy poco estudiados y son necesarios para entender la magnitud del problema.

En el Golfo de California se estima un área de 688 mil 558 hectáreas dentro del área de protección y de Patrimonio Mundial, mientras que a su alrededor, en la zona de amortiguamiento, se estima un área de 1 millón 210 mil 477 hectáreas, todo dividido en un clúster de 12 áreas protegidas.

Su alta fragmentación hace que su protección y administración sea muy compleja, apunta el reporte de WHW, y las amenazas pueden variar de región en región de la misma zona protegida. Un estudio realizado por Verónica Arellano Peralta, investigadora con Posgrado en Ciencias del Mar y Limnología por parte de la UNAM, así como de Luis Medrano González, investigador del Departamento de Biología Evolutiva, de la Facultad de Ciencias de la UNAM, aborda las amenazas a las especies mamíferas marinas del Mar de Cortés.

Actualmente, en las costas de Baja California viven cerca del 3.06% de la población mexicana y por lo menos el 1.77% vive de actividades relacionadas con el mar, donde las condiciones áridas de la región han impulsado la preferencia de explotar los recursos marinos, como la pesca y turismo. En su estudio, Medrano González expone que la conservación de animales mamíferos marinos en Baja California podría ayudar a integrar social y geográficamente el desarrollo humano y la protección del ecosistema.

Pescadores de San Felipe insisten en la propuesta de legalizar la captura de la totoaba en la pesca deportiva para impulsar el desarrollo económico de la región y terminar con la pesca ilegal Aunque hoy es objeto de satanización, la totoaba puede significar también el renacimiento de San Felipe, afectado social y económicamente desde hace más de dos años con la veda, considera Daniel Rafael Pérez De Anda.

El presidente de la Federación de Pesca Deportiva y Servicios Turísticos de San Felipe aseguró que la propuesta evitaría su pesca furtiva, el tráfico ilegal, la corrupción y traería beneficios turísticos para el puerto.

Junto con ello, otras propuestas de ecoturismo pueden impulsarse en San Felipe para diversificar las fuentes de trabajo, señalan pescadores y residentes. “Gastan más en andar peleando con la gente y bloqueando pescadores y dándoles una limosna, una dádiva”, expresa Javier Dagnino, comerciante sanfelipense.

Desde principios de este año, la posibilidad de la pesca deportiva de la totoaba no ha podido materializarse, sin embargo, Rafael Pacchiano Alamán, titular de Semarnat, expuso en octubre ante medios nacionales la posible apertura a la pesca deportiva.

Las dos federaciones de pesca deportiva en San Felipe agrupan a cerca de 84 permisionarios, pero otros cien- tos de trabajadores dependen de ellos, como ayudantes, capitanes, mecánicos, lavadores, y otros más en esta cadena productiva.

La ampliación del polígono de protección de la Vaquita Marina y la prohibición a todo tipo de navegación en esa zona, ha encarecido los viajes para la pesca deportiva al Sur de San Felipe. “De seis veces que salía yo al mes, ahora ando saliendo dos a lo mucho”, expresó con molestia José Luis Meza, otro permisionario de pesca deportiva.

“Aparte de eso, nos están limitando con la captura por cliente, por eso ya no quieren pagar y mejor se van a una pescadería”. “Este pueblo se levantaría en todos los sectores, restaurantero, los vendedores de bienes raíces, todas las áreas, porque viniera el turismo de dinero, el que viaja y paga hotel, paga bien por los viajes”, explicó Pérez de Anda.

Del costo de las licencias para capturar una totoaba se pueden costear gastos para que la UABC siga reproduciéndola, se queden recursos en el Estado para promoción turística y la Federación también obtenga ganancias, además de las que se queden en San Felipe, comentó.

“Es riqueza que se está desperdiciando, la pesca ilegal se sigue dando y es riqueza que se está desperdiciando, en vez de que la aprovechemos legalmente y todos se bene?cien”, añadió el representante de los pescadores deportivos.

Conocedor del ámbito, dice que la totoaba actualmente es un pez que cómo premio tiene un valor más alto que un marlín, y que existe un amplio mercado oriental y asiático que pagarían lo su?ciente para visitar San Felipe por ello, incluso sólo para fotografiarse con un ejemplar y posteriormente liberarlo.

“La UABC debería de poner su laboratorio acá en el cerro del Machorro, y mira, ahí mismo tienen su criadero y ponerlos luego luego en su hábitat”, considera Javier Dagnino, comerciante del puerto. “Podemos traer a los chinos a San Felipe, venderles aquí los buches de manera legal y ordenada, más controlada, pero hay que poner orden, y sin corrupción, vender aquí la totoaba y así vamos a cuidar el mar nosotros mismos y vamos a estar al pendiente de que los recursos naturales sean cuidados y si alguien viene a hacer mal uso, lo denunciamos”, agregó.

Actualmente hay 58 concesiones mineras en la zona de la Reserva del Alto Golfo de California, que representan una amenaza para el ambiente, señala la organización World Heritage Watch (WHW, por sus siglas en inglés).

El reporte de 2017 de la organización acusa a México de no reportar las amenazas sobre la actividad minera que se lleva a cabo en zonas naturales protegidas dentro del Golfo de California, incluida el área de la reserva de la biosfera. La organización asociada al Comité de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, indica que se trata de un grave problema que tampoco ha sido abordado por las evaluaciones de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés).

De acuerdo al Registro Público Minero, el Gobierno Federal ha entregado 58 concesiones mineras que se superponen en los límites de las islas y las áreas protegidas del Golfo de California, sin mencionar a las concesiones localizadas en las zonas de amortiguamiento. Varias de estas concesiones, señala el reporte 2017 de World Heritage Watch, fueron otorgadas luego de la inscripción de la zona como Patrimonio Mundial.

Dentro de las recomendaciones emitidas en el Reporte 2017 de WHW, se pide al Gobierno Mexicano cancelar las concesiones mineras localizadas dentro de la Zona Protegida y sus zonas de amortiguamiento, de acuerdo a la decisión consensuada en el 2013 por el organismo internacional.

Además, el Gobierno de México debe de reportar al Comité de Patrimonio Mundial de la Unesco la completa situación minera que afecte esta región protegida, misma que no había ocurrido en años anteriores. En el 2016 y 2017, México presentó dos reportes al Comité de Patrimonio Mundial de la Unesco, donde describe las acciones tomadas para la conservación de la zona, principalmente para el caso de la vaquita y la totoaba.

“El Estado Mexicano debe incrementar significativamente su presupuesto, así como la vigilancia y sus capacidades administrativas para la asegurar la sustentabilidad a largo plazo de esta zona del patrimonio mundial”, reza el reporte. Y concluye: “Las islas y áreas protegidas del Golfo de California deben ser incluidas en la Lista de Patrimonio Mundial en Peligro, hasta que el Gobierno Mexicano resuelva las amenazas inminentes. Las condiciones actuales, incluyendo las actividades mineras en esta zona, están empujando directamente a la vaquita y a la totoaba a la extinción”.

La concesión operada por la empresa Compañía San Felipe, S. A. de C. V., subsidiaria de la Minera Frisco, una de las más grandes corporaciones en México, ha generado en una “especial preocupación”, señala el reporte de 2017 de WHW. Esta mina a cielo abierto se encuentra localizada en los límites de la Reserva de la Biósfera del Alto Golfo de California y Delta del Río Colorado, la zona natural protegida que ahora el Gobierno Federal se ha enfocado en cuidar de la pesca furtiva.

“La extracción a gran escala de plata y oro está teniendo un mayor impacto, incluyendo contaminación en el Alto Golfo de California, incidentalmente el hábitat para ambas especies en peligro, la totoaba y la vaquita”, indica el reporte.

Otra mina en particular que causó preocupación en el Reporte 2017 de WHW, es la de El Boleo, ubicada en la franja costera de la reserva de la Biósfera de El Vizcaíno, en el Estado de Baja California Sur. La mina se encarga de la extracción de cobre, cobalto, zinc y manganeso y es operada por Minera y Metalúrgica del Boleo, SAPI, S. A. de C. V., y un consorcio de compañías coreanas son sus principales propietarios. Sus actividades iniciaron en el 2014 y tienen una vida estimada de aproximadamente 22 años.

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