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#Sentenciados “Mañana al mediodía me voy a prender fuego”

En libertad, pero sin dinero ni trabajo y con un enorme estigma detrás de él por haber estado casi 12 años en prisión acusado del doble homicidio, José Guadalupe Macías Maldonado, de 61 años de edad, se encontró con un mundo que apenas reconocía.

Por cerca de un año, las secuelas del proceso de libertad continuaban, pues volvió a Jalisco para buscar recortes de periódico, e insistir que sus coartadas eran ciertas y fundadas, luego, emprender una cruzada con medios de comunicación, buscando limpiar su nombre.

Cuando el poco dinero que tenía se le acabó y comenzó la presión de sobrevivir y subsistir en libertad, las cosas cambiaron de color y Macías Maldonado tuvo que irse ajustando a la vida fuera de prisión. Estaba desempleado, sin dinero y con un hijo enfermo.

La presión lo sucumbió. A sus casi 60 años, se dio cuenta que salir de prisión no mejoró en lo inmediato su situación. Con su hijo en Puebla y requiriendo dinero para un tratamiento en hospital, se sintió impotente.

Con una demanda ante el Gobierno estatal que no parecía prosperar y una visible depresión, optó por manifestarse de una peculiar manera: Inmolarse frente al Gobierno que lo encerró por más de una década.

Mientras estuvo en prisión, una mujer que conoció en Puebla lo visitó en El Hongo. De las visitas conyugales, procrearon un hijo, a dos años de que él pudiera salir de la cárcel, pero finalmente decidieron no estar juntos. Luego de casi un año de peregrinaje para divulgar su inocencia, Macías Maldonado interpuso una denuncia civil por daño patrimonial contra el Gobierno del Estado, exigiendo un millón de pesos por cada año tras las rejas.

Era el mes de marzo y apoyado por un abogado, presentó la demanda y eventualmente siguió apoyándose en medios de comunicación para que su inocencia fuera divulgada. Pero los días pasaron, la demanda se encontraba trabada en la burocracia, y él, seguía necesitando dinero. Desesperado, José Guadalupe dio señales de que pensaba hacerse daño, al encontrarse en un callejón sin salida.

José Guadalupe Macías Maldonado solicitó una reunión con la procuradora, Perla del Socorro Ibarra Leyva, para consultar el avance de su demanda, pero no sabía que ésta se realizaba en el área de Contraloría. Desesperado, entró a la reunión emergente acompañado de un reportero al que le tenía confianza y que le había pedido que le acompañara, para que documentara lo surgido en la misma. “Yo ya estoy desesperado, mañana voy a ir al Centro Cívico y me voy a prender fuego”, dijo frente a la funcionaria. “No lo haga, oiga, piense en su familia”, respondió en tono condescendiente.

A pesar de que le explicaron el cauce de la demanda que interpuso, la ansiedad que dominaba a Macías Maldonado, derivado de la hospitalización de su hijo en Puebla, le dificultaba entender que debía

esperar meses, tal vez años para que se resolviera.

Entretanto, Ibarra Leyva le dijo que se le podía canalizar a apoyos sociales a través de Sedesoe, pero él exigía lo que creía justo y no una dádiva por caridad.

Salió un poco más tranquilo de esa reunión, pero no convencido. Un día después de reunirse con la procuradora de Justicia, a quien le había advertido de sus intenciones, José Guadalupe tomó un galón de gasolina y se dirigió a la plaza central frente al Congreso del Estado y del Poder Ejecutivo.

“Voy al Centro Cívico a prenderme fuego. Gracias por todo”, expresó en un mensaje de texto, que envió a un reportero que cubrió su historia. A partir de ese momento, no contestó las llamadas que éste intentó hacerle. Era 7 de marzo de 2014, poco antes del mediodía. José se dirigió a la Plaza de los Tres Poderes, donde un policía lo seguía, por parecerle extraño su proceder.

En medio de la plaza, abarrotada de personas que acudían para realizar trámites, gritó que el Gobierno del Estado lo había engañado, que no lo quisieron atender y que para manifestarse, se quemaría públicamente frente a ellos.

José Guadalupe se vertió encima el combustible que llevaba en un galón y se prendió fuego, a pesar de que el policía intentó evitarlo. Por ello, él también resultó lesionado, aunque logró salvarle, al menos momentáneamente.

La Procuraduría General de Justicia del Estado informó que el fallecimiento de Macías Maldonado ocurrió a las 16:45 horas del mismo viernes, mientras era atendido en el Hospital General.

Hasta la fecha, el doble homicidio de los hermanos Morales Perssons, sigue sin resolverse. La muerte de Macías Maldonado, fue tipificado como un suicidio. Así, ambos casos, quedaron a la sombra de la impunidad y la indolencia oficial.

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