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Compañeras de batalla

Dicen que detrás de un gran deportista hay un gran entrenador, pero cuando el entrenador funge también con el rol de mamá, la magia fluye por sí sola, tal es el caso de Carolina Madrigal y Daniela Gutiérrez, quienes han construido una exitosa dupla en el karate.

Carolina es actualmente es directora de la Escuela de Organización Japonesa de Karate, en la cual incursiona su hija Daniela, quien empezó a practicar este deporte de combate desde los cuatro años, siguiendo el ejemplo de su progenitora.

Para Carolina, ser madre y entrenadora no resultó del todo fácil, pues separar esas dos facetas, les costó mucho trabajo en un inicio. “Es un trabajo constante, a veces es difícil porque no sabemos diferenciar cuando está la mamá y cuando está la entrenadora”, asegura. Mientras que para Daniela, el karate se ha convertido en un estilo de vida, aunque asegura no le apasiona tanto como a su mamá.

“Al principio no me gustaba, ahora sí me gusta mucho (karate) pero no tanto como a mi mamá (ríe), a veces es enfadoso dedicarle tantotiempo a esto pero sé que vale la pena, no me arrepiento de nada”, dice con seguridad.

Mejora en equipo

Al cuestionarle a Carolina sobre el inicio de Daniela en el deporte, no duda en afirmar que, aunque le costó, fue mejorando por iniciativa propia.

“Ella empezó como juego, la verdad era muy inquieta y no seguía instrucciones pero conforme fue creciendo se interesó más y aunque en su primer nacional no le fue muy bien, ella insistió, primero en cinta verde, después café y ahora cinta negra”, expresa.

Poder darle indicaciones a su propia hija en una competencia importante, es algo que sin duda disfruta mucho.

“Más que nervios siento emoción de verla competir, veo lo que ha crecido tanto personal como deportivamente y eso es lo mejor para mí, es el orgullo de mamá”, dice con una sonrisa.

Antes de todo, son amigas

En cuanto a la relación con su madre, Daniela no esconde su sentir y con un particular brillo en los ojos comenta: “Yo me llevo muy bien con mi mamá, siempre estamos platicando de muchas cosas, es mi mejor amiga, es la persona a quien mas confianza le tengo”.

“Que mi mamá sea mi entrenadora me motiva, porque a la hora de estar en las competencias ella es la que mejor me conoce y me da los mejores consejos”, extiende, mientras la voltea a ver con una sonrisa.

Su visión por el Karate

Más allá del vínculo familiar, el karate ha fortalecido de una manera especial esta relación, al menos, ambas coinciden con diferentes pa- labras en eso.

Carolina: “El karate lo es todo, principalmente porque me ha permitido vivir muchas cosas con Daniela”

Daniela: “Puedo decir que por el karate eh conocido mejor a mi mamá, es una mujer muy fuerte, que todo lo puede, es mi mayor ejemplo”.

Asimismo Carolina Madrigal no dejó escapar la oportunidad de agradecer a las personas que han apoyado tanto económica como emocionalmente el ascenso deportivo de Daniela.

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