Recuerdan los inicios de ejido Nuevo León
Bienvenidos al Ejido Nuevo León, es el letrero que da la bienvenida a uno de los poblados más emblemáticos del Valle de Mexicali, cuyas tierras incluyen al ejido Delta y Cochimi.
El ejido cuenta con 115 mil 189 kilómetros cuadrados de superficie, en los que se cultiva principalmente Trigo, algodón, alfalfa, algunos frutales, sorgo, y palma datilera.
Un poco de su historia…
El Ejido Nuevo León inició en lo que se conoce ahora como el Poblado “El Chimi”, lugar en el que estaba ubicado un rancho de chinos anteriormente y en el que se vio, explicó José Preciado Medina, comisariado ejidal.
Cuando comenzó el reparto agrario todos los extranjeros comenzaron a irse porque las tierras comenzaron a parcelarse por Lázaro Cárdenas, narró, como parte del movimiento agrario en este lugar.
La gente mayor comentaba que en “El chimi”, había dos reservorios de agua que se llenaban con unas pilas, uno era para abastecer las casas y el otro era para el consumo de los animales, esto cuando recién comenzó el reparto agrario, describió.
Sin embargo, no fue posible seguir con el ejido en ese punto geográfico, porque comenzaba a haber muchas complicaciones con el abastecimiento de agua en el ejido Chimi, por lo que decidieron establecerse en otro lugar dentro del mismo perímetro.
Después de trasladarse los pobladores quisieron nombrar a estas tierras “Ejido Netzhualcoyotl”, comentó, pero cuando quisieron registrar las tierras les dijeron que ya existía otro con el mismo nombre en el valle de Mexicali.
“Por eso en la resolución presidencial dice Ejido Nuevo León, antes Netzahualcoyotl”, explicó.
Sauces, álamos, pinos salados, son sólo algunos de los árboles que había en la región, describió, aunado a cachanillas y chamizos y otras plantas que crecían entre estas tierras arenosas.
Los ejidatarios comenzaron a sembrara en pedacitos, porque no contaban con herramienta, y ellos solos debían de preparar la tierra, lo que hacía más difícil el trabajo de estos pobladores.
“Dicen que con pedazos de rieles y con tiros de mulas ellos jalaban para ir arremangando la maleza que había en las parcelas, y así fueron desmontando por pedacitos, igual a base de tiros y mulas hicieron los canales, fue mucho el trabajo de estas personas”, expresó.
Después comenzaron a sembrar algodón para comercial con él, pero también sembraban calabazas, sandías, melón y todo lo necesario para la alimentación de ellos mismos.
En aquel momento el algodón se llevaba hasta Mexicali en racas jaladas por cuatro mulas, sin carreteras ni caminos, muchas veces las mulas se atascaban, describió.
“Gracias a todas esas gentes vivimos como vivimos actualmente, con todas estas comodidades en el ejido”, expresó.
Al inicio estas tierras eran comunales, todos trabajaban en ellas y al final se repartían las ganancias entre las familias, mencionó Preciado, pero inmediatamente comenzaron a observarse problemas, pues no todos trabajaban con las mismas ganas.
Comenzó a haber descontento que a los años provocó la división de las parcelas de las tierras ejidales, otorgándole una parcela a cada familia que estaba en la resolución presidencial vigente de 1946.
A partir de ese año les fueron entregadas 20 hectáreas por familia, y al final los excedentes fueron auditados para los que llegaron después, las tierras seguían siendo ejidales, pero estaban divididas para que cada quien ganara lo que trabajaba.
“De allí cada quien cómo Dios les dio a entender tuvieron que desmontar las parcelas, dicen que era un vivorero… lleno de árboles, vegetación, todo lo que había con las crecidas del Río Colorado”, explicó.
La vida en el ejido…
Don José Preciado, que también es una de las personas dentro del poblado como quien conoce bien los orígenes de la localidad, nació en el ejido Nuevo León, siendo nieto de algunos de los fundadores.
Recuerda que lo más difícil era aguantar el calor en aquella época, en esta tierra árida rodeada por canales, comentó.
En una época tenía un pequeño hermano pequeño, que en el tiempo de calor tenían que echarle aire durante toda la noche y estar poniéndole trapos mojados para que no se deshidratara, describió.
Ya más grandes comenzaron a dormir en el techo de sus casas, pues allí corría más el viento, o incluso, los días en los que hacía más calor su padre los despertaba para que se bañaran en un canal durante las madrugadas y así se pudieran refrescar.
“Antes no había tanta hambre, si no habíamos comido agarrábamos una gallina y de allí hacíamos un caldito, igual agarrábamos una calabacita, o hasta hervíamos té de hoja de té de limón”, expresó.
Recuerda que en su patio había calabazas, sandias, elotes, higos, nopales, de manera que el campo no permitía que pasaran hambre a pesar de que en algunas veces no tuvieran dinero.
A veces no había para tener vacas, y ese más o menso lo hacía porque tenían leche para los niños, comentó, y aparte podía tener carne, pero vacas casi no había, en cambio si había puercos, gallinas y pollos.
“Gracias a Dios que uno tiene ese punto de referencia, hemos visto muchas etapas, y es cierto, no había comodidades, teníamos muchas privaciones, pero era una vida en la que todo lo disfrutábamos”, expresó muy contento.
Situación actual
A pesar de que el origen de este ejido fue completamente agrícola, el comisariato ejidal aseguró que en su mayoría la población de ese ejido ya no se dedica a las prácticas agrícolas.
Muchas personas ya no dependen completamente del campo, debido a la situación por la que está atravesando, expresó, es difícil saber si es que realmente se obtendrán ganancias para sobrevivir.
Preciado explico que después del tratado de libre comercio el productor local está sujeto a los precios internacionales, sin tomar en cuenta que es más costoso cultivar en ésta zona, ni se cuenta con la misma tecnología.
“Nosotros no necesitamos dádivas del gobierno, lo que necesitamos es que nos paguen el valor justo de lo que producimos, eso es suficiente para que nosotros sigamos en la actividad, pero ahora ya ni eso”, expresó.
Uno de los ejemplos es que en el Valle de Mexicali se produce uno de los mejores trigos de mayor calidad en el mundo, con mayor cantidad de proteínas y está libre de carbón parcial en todo el país.
Pero esos logros no repercuten económicamente en los productores, porque sus productos se venden igual a los de otros lugares que no tiene la misma calidad, ya que no hay un estímulo a los mejores productores.
“El precio de lo que nos pagan es del producto más corriente, y el que se queda con las ganancias es el intermediario, el que vende esos productos”, expresó.
De igual manera, los créditos que ofrece el gobierno son únicamente para aquellos propietarios que tienen menos de diez hectáreas, pero aquí la mayoría tiene más tierra, por lo que tenemos que pagar intereses más altos, explicó.
Muchas veces, uno termina debiendo lo que solicitó de crédito, ante son había pro campo, y los productores no andaban mendigando, y le quedaba para comprarse un tractor, pero ahora no queda ni para comprar llantas.
Realmente con que nos paguen lo que vale el producto, que le reparto del valor real del trigo, o del algodón fuera más equitativo, con eso bastaría para que los productores regresaran a sus actividades.
“Gran parte de su producción la recolectan en siembra de temporal, mientras que aquí nosotros tenemos que aplicar la tecnología, lo que incrementa mucho los costos de producción”, expresó.
La comida…
Reyna Mitre, por más de siete años han trabajado en un pequeño puesto de comida que se encuentra en la entrada del Ejido Nuevo León, y es referida por los habitantes como uno de los mejores puestos de comida en el lugar.
Carnitas, chicharrones y aguas frescas son parte del menú que día a día se sirve en las mesas cercanas a la clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social del lugar, que se ve abarrotado sobre todo los fines de semana.
“Este es un ambiente familiar, yo creo que por eso nos ha funcionado, es un lugar en el cual estar en familia, bajo la sombra, comiendo, disfrutando del lugar, es lo típico del lugar, eso permite que el lugar tenga un ambiente propio”, comentó.
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