Enólogo del valle para el valle
Siendo originario del corazón del Valle de Guadalupe, creciendo entre los viñedos, y con padres dedicados a la tierra que ve crecer la uva, Jesús Rivera Covarrubias se ha formado en la profesión que lo une aún más con la vocación de la zona.
Desde muy pequeño, a la edad de 12 años, miró en sus padres una dedicación que fue heredada, incluso sus manos pueden contar las historias de recolección de la vid, su primer acercamiento con lo que ahora es su manera de vivir.
“Mis inicios fueron con la relación de mi padre con los viñedos, en la poda, yo acompañaba a mi papá y me encantaba poder interactuar con la gente del campo, el proceso, hasta ver transformada la uva en el vino”, mencionó.
Justamente los recuerdos del tiempo en que participó hasta en la pisca de la uva le crean emotivas sensaciones, son sus orígenes con el sector vitivinícola que lo han convertido en un gran enólogo con más de 20 años vitivinificando.
Su formación se complementó con grandes tutores que le dieron la oportunidad, debido al gran interés que mostraba, y en su paso ya son varias casas viníco las en las que ha realizado vinos desde el año de 1995.
Al ser una actividad en potencia, Jesús fue de los primeros enólogos originarios del mismo Valle en participar en la creación de vinos.
Una industria creciente
En los últimos diez años el repunte de la actividad vitivinícola ha avanzado grandes pasos, cuyo proceso le ha tocado ver y participar.
“El Valle de Guadalupe ha crecido bastante, tiene las condiciones exactas que lo sobresalen del resto del País donde se produce vino, desde el agua, la tierra, el microclima”, expresó el enólogo.
Dentro de esa evolución, los factores importantes para que se considere el avance, se encuentran la introducción de nueva tecnología a los procesos del vino, pero destacando esa expresión de los enólogos del Valle de Guadalupe, quienes buscan una nueva identidad que represente lo que la zona es.
Ahora el Valle ofrece un ciclo turístico, y la adición de la gastronomía y el sector hotelero han fortalecido la imagen que representa a nivel nacional y mundial.
“Aunque se ha visto un gran avance en el Valle de Guadalupe, considero que en un futuro no lejano a diez años se llegará a la excelencia”, recalcó.
Destacó de igual manera el avance en cuanto a la generación de empleos que se ve reflejado en el mismo avance del Valle, así como las nuevas generaciones de personas relacionadas con el vino son de la zona con la especialización de las carreras de enología.
El día del enólogo
Aunque podría recaer la gran responsabilidad de la creación de buenos vinos, la función del enólogo va más allá de conjugar varietales.
Tiene que existir una relación entre todos los eslabones, empezando desde la tierra, revisando el nacimiento y crecimiento de las plantas, su estado, ya que serán la materia prima a la hora de la fermentación.
“Un enólogo tiene que tener relación con todo el proceso, desde las personas que se encuentran en el campo, el agrónomo, la verificación del proceso de la planta, los racimos y cuando esté lista, continuar con los procesos de fermentación, conocer el tipo de barricas, catar y degustar”, compartió Jesús Rivera.
Ahora lleva consigo la consolidación de una de las casas vinícolas más jóvenes del Valle de Guadalupe, pero que en poco tiempo ha logrado consolidarse por sus atractivos turísticos, la vinícola El Cielo.
“El vino habla por sí solo, él es protagonista, nosotros sólo somos herramientas de trabajo”, finalizó.