Pese a consternación por sumergible, señalan que peores tragedias no han recibido atención
En otras partes del mundo, la desaparición del sumergible ha acaparado los noticieros y ha provocado una fuerte discusión en las redes sociales.
ESTADOS UNIDOS.-La búsqueda de un sumergible que desapareció mientras llevaba a turistas adinerados a ver los restos del Titanic ha cautivado a muchos con sus sombríos elementos cinematográficos: la marcha atrás del reloj mientras los pasajeros se quedan sin oxígeno y, por supuesto, el emblemático transatlántico en sí, que aún cautiva la imaginación pública más de un siglo después de que se hundiera.
En Pakistán, de donde eran dos de los pasajeros, la gente acude en masa a las redes sociales con oraciones y los periódicos han cubierto la noticia sobremanera. Pero la atención pública nacional ha estado muy por debajo de la conmoción y el dolor por un barco que transportaba a cientos de migrantes que se hundió recientemente frente a las costas de Grecia, muchos de ellos del mismo país del sur de Asia.
Esa tragedia también tocó fibras sensibles en otros países de donde partieron los migrantes, muchos del Medio Oriente.
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En otras partes del mundo, la desaparición del sumergible ha acaparado los noticieros y ha provocado una fuerte discusión en las redes sociales. En Estados Unidos, ha encabezado las páginas de noticias en línea y se ha comentado ampliamente en los programas matutinos.
En Reino Unido, las primeras planas han destacado la historia del sumergible, e incluso el rey Carlos III está muy interesado sobre la situación, ya que uno de los que estaban a bordo de la nave era un viejo partidario de dos organizaciones benéficas que él fundó.
OTROS INTENTOS DE RESCATE
Esta historia tiene ecos de otros intentos de rescate que han acaparado los titulares noticiosos: 12 jóvenes futbolistas tailandeses y su entrenador, atrapados por las aguas crecientes en una cueva que estaban explorando. Treinta y tres mineros chilenos, atrapados bajo tierra durante 69 días. Veintitrés marineros rusos confinados en un compartimento tras varias explosiones en su submarino, el Kursk. Los futbolistas y los mineros fueron rescatados a tiempo. Los marineros rusos no.
Pero también difiere en un aspecto clave que puede explicar por qué no ha suscitado la misma atención universal: a bordo había aventureros adinerados que decidieron emprender un viaje peligroso, no fueron niños jugando ni personas haciendo su trabajo en las profundidades de la tierra.
La riqueza de los pasajeros del submarino también contrasta con la desesperación que empujó a cientos de migrantes a dejar sus hogares e intentar llegar a Italia en barco la semana pasada. Unos 100 fueron rescatados, pero más de 500 siguen desaparecidos, entre ellos un número indeterminado de paquistaníes, después de uno de los peores naufragios de migrantes en el mar Mediterráneo.
Aunque las novedades del sumergible han tenido un lugar destacado en los medios paquistaníes, no ha resonado tanto como la noticia del naufragio.
En las calles paquistaníes, con frecuencia se escuchan conversaciones sobre el destino de los migrantes, la gente ora por quienes iban a bordo y maldice a los traficantes que cobraron miles de dólares a cada uno de ellos.
El gobierno paquistaní, por su parte, ha emitido declaraciones periódicamente, asegurando que ayudará a las familias de las víctimas, pero no se ha pronunciado sobre el sumergible.
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