Lo que nadie imaginó tras la restauración ambiental en la Patagonia: pumas vuelven a la región pero comienzan a cazar pingüinos, una interacción inédita que obliga a científicos a replantear el equilibrio entre depredadores y presas
Un estudio científico documenta por primera vez cómo el regreso del puma a la Patagonia generó una nueva relación con los pingüinos, una interacción inédita que surgió tras décadas de intervención humana en el ecosistema
En el extremo austral de América, los pingüinos de Magallanes (Spheniscus magellanicus) están habituados a evadir depredadores marinos como orcas y focas. Sin embargo, un nuevo estudio científico identificó una amenaza inesperada en tierra firme: el puma (Puma concolor).
La investigación fue publicada en la revista Proceedings of the Royal Society B y documenta por primera vez que estos felinos comenzaron a cazar pingüinos en la Patagonia, una interacción que no había sido registrada hasta ahora, de acuerdo con DW Noticias.
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La ganadería y la caza cambiaron el equilibrio natural
A comienzos del siglo XX, la expansión de la ganadería ovina en la región provocó una fuerte persecución del puma, al ser considerado una amenaza para las ovejas. Como resultado, la población del felino disminuyó de forma drástica debido a la caza humana.
Cuando desaparecieron los depredadores terrestres
La ausencia de depredadores en tierra firme permitió que los pingüinos modificaran su comportamiento reproductivo. La intervención humana liberó las costas de amenazas y abrió la posibilidad de ocupar nuevos espacios.
En años recientes, los esfuerzos por restaurar las poblaciones de pumas en la Patagonia generaron un nuevo escenario ecológico, donde especies que habían sido desplazadas comenzaron a recuperar su presencia.
Con este regreso, los pumas se encontraron con una presa que no formaba parte de su dieta habitual.
Un comportamiento de caza no documentado antes
Los pumas suelen alimentarse de guanacos y, en menor medida, de conejos, roedores y otros animales pequeños. No existían registros previos de que cazaran aves como los pingüinos.
Para analizar esta relación depredador-presa, los científicos estudiaron a ambas especies entre 2019 y 2023 en el Parque Nacional Monte León, en la provincia de Santa Cruz, Argentina. Durante este periodo colocaron collares GPS a 14 pumas para monitorear su comportamiento cerca de las colonias.
Más pumas en menos espacio
El análisis mostró cambios claros en la conducta de los pumas que se alimentaban de pingüinos. Estos individuos ocuparon territorios más pequeños y permanecieron más cerca unos de otros, algo poco común en una especie considerada solitaria.
Los datos obtenidos mediante GPS revelaron la mayor densidad de pumas registrada en una misma zona, casi el doble de la observada en otras regiones, lo que incrementó las interacciones entre estos animales.
Efectos posibles en el ecosistema patagónico
Los científicos aún no conocen las consecuencias completas de este cambio en la dieta del puma y su comportamiento.
Los especialistas coinciden en que la restauración ecológica no implica regresar exactamente a las condiciones del pasado, los ecosistemas actuales ya no son iguales a los que existían antes de la intervención humana.
¿Existe un riesgo inmediato para la colonia?
Por ahora, los datos no indican un riesgo inmediato para la colonia de pingüinos de Magallanes en la zona. De hecho, el número de individuos ha aumentado en los últimos años.
Cuando los pingüinos migran fuera de la región, los pumas regresan a su dieta habitual basada en guanacos, cuya población se mantiene estable.
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