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“El mundo cree que el alto al fuego está en vigor. Pero nosotros todavía estamos viviendo fases de guerra”: Palestinos denuncian que la “línea amarilla”, un límite fronterizo impuesto por Israel, se mueve reduciendo el territorio gazatí

Familias gazatíes relatan cómo el límite militar, marcado con bloques de concreto, avanza en silencio, causando nuevos desplazamientos y demoliciones a pesar de la tregua.

“El mundo cree que el alto al fuego está en vigor. Pero nosotros todavía estamos viviendo fases de guerra”: Palestinos denuncian que la “línea amarilla”, un límite fronterizo impuesto por Israel, se mueve reduciendo el territorio gazatí

En Gaza, el alto al fuego no significa paz. Para miles de familias, significa una amenaza que se mueve en silencio y se materializa con bloques de concreto pintados de amarillo.

Se llama la “Línea Amarilla”, una frontera militar impuesta por Israel dentro del territorio gazatí tras el cese al fuego de octubre. Definida como una zona de exclusión, su característica más alarmante es que no es estática. Ha estado expandiéndose de manera constante, avanzando hacia el oeste y tragándose barrios enteros.

Lo que comenzó como un límite distante para muchos se ha convertido en una realidad a solo metros de sus ventanas, desatando desplazamientos forzados y una violencia que continúa lejos de los reflectores internacionales.

Un límite que crece: De kilómetros a metros

De acuerdo con Middle East Eye, la experiencia de Ahmed Hamed, un periodista palestino de 31 años, ilustra este avance: tras el alto al fuego, regresó a su casa en la Ciudad de Gaza, cerca del vecindario de Shujaiya. En ese momento, su hogar estaba a aproximadamente 1.5 kilómetros al oeste de la Línea Amarilla. Dos meses después, esa distancia se redujo a unos 200 metros.

Desde el primer día que volvimos, oímos bombardeos, demoliciones y disparos”, relató Hamed al Middle East Eye. “Comenzaba al atardecer y continuaba hasta el amanecer”.

El cambio no es abstracto. El avance se marca físicamente con la colocación de bloques de concreto amarillos dentro de las calles de los distritos civiles.

Según Hamed, miles de hogares se encuentran ahora dentro del kilómetro que separa la posición original de la línea y su ubicación actual. Familias que habían retornado, reinstalado electricidad con generadores e incluso internet, se ven sorprendidas por la noche.

Una noche, despertaron con intensos disparos y encontraron un bloque de concreto amarillo en medio de la calle. Reunieron sus pertenencias y huyeron bajo fuego en medio de la noche”, explicó.

El avance viene acompañado de demoliciones a gran escala. Las fuerzas israelíes han utilizado vehículos cargados con explosivos para derribar múltiples edificios residenciales de una vez en el este de Gaza, con el objetivo declarado de “despejar” las áreas e impedir el retorno de los residentes.

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Un “nuevo límite” y la ruptura de la promesa de tregua

El estatus de esta línea tomó un cariz más permanente cuando el Jefe del Estado Mayor israelí, el Teniente General Eyal Zamir, se refirió a ella como un "nuevo límite fronterizo“. Según Zamir, esta línea sirve como “una línea defensiva avanzada para nuestras comunidades y una línea de actividad operativa”.

Esta declaración contrasta con el plan de alto al fuego respaldado por Estados Unidos, que estipula que la Línea Amarilla es una posición de retirada temporal, con repliegues posteriores hacia el perímetro de Gaza.

Para los gazatíes, esta expansión convierte la tregua en una farsa. Reem Mortaja, una residente de Shujaiya de 27 años desplazada por undécima vez, lo expresa con claridad:

El mundo cree que el alto al fuego está en vigor. Pero nosotros todavía estamos viviendo fases de guerra, mientras la ocupación queda sin condena porque opera en silencio y con rapidez“.

Mortaja y su familia habían retornado a su casa severamente dañada, hicieron reparaciones menores y sintieron una frágil estabilidad. Hasta que una mañana encontraron un bloque amarillo a metros de su puerta. Huyeron, y días después su vecindario fue reducido a escombros por bombardeos.

El desplazamiento silencioso y el miedo al éxodo permanente

Este proceso genera lo que Ahmed Hamed define como un "desplazamiento masivo" que casi no recibe atención mediática.

Las familias huyen en silencio. Durante la guerra, la gente hablaba de nuestro sufrimiento, lo que aliviaba un poco el dolor. Ahora, nadie habla”, afirmó.

Una dimensión profunda del conflicto en Gaza: la destrucción masiva de archivos personales, históricos y digitales. | Crédito: REUTERS y Pixabay

La angustia se profundiza con la sensación de pérdida definitiva:

Imagina la angustia: agradecimos a Dios que nuestras casas sobrevivieran dos años de genocidio, y ahora la gente las está perdiendo durante el alto al fuego”.

Para Hamed, que ha sido desplazado múltiples veces desde octubre de 2023, el temor actual es distinto. “En desplazamientos anteriores, empacaba solo lo que necesitábamos, sabiendo que eventualmente volveríamos”, dijo. “Pero ahora, el desplazamiento se siente permanente”.

La Línea Amarilla, más que un límite temporal, se erige como el símbolo de una anexión gradual y una estrategia que está reconfigrando el mapa de Gaza bajo un manto de silencio, mientras la comunidad internacional observa un alto al fuego que, para quienes lo viven, nunca llegó a existir.

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