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El gran pretexto: La guerra contra las drogas que EE.UU. usó para intervenir en América Latina

Documentos oficiales y casos como el de México, Colombia y Nicaragua exponen el doble objetivo de una estrategia de 50 años: mientras declaraba combatir el narcotráfico, Washington financió grupos paramilitares, toleró la corrupción y derrocó gobiernos, dejando un saldo de violencia e inestabilidad en la región

El gran pretexto: La guerra contra las drogas que EE.UU. usó para intervenir en América Latina

EE.UU.- De acuerdo con un análisis de la información divulgada por RT, lo que se conoció como la “guerra contra las drogas” fue, en la práctica, un mecanismo de intervención de Estados Unidos en América Latina. Durante más de cinco décadas, esta estrategia movilizó miles de millones de dólares y redefinió la política exterior en la región, con resultados que hoy son objeto de debate.

Esta nota explica cómo se desarrolló este proceso. Usted conocerá las herramientas legales que se utilizaron, los casos específicos de varios países y las consecuencias que persisten hasta hoy.

El marco legal: Una ley que abrió la puerta

Toda estrategia requiere un fundamento legal. Para la guerra contra las drogas, este fue la ‘Ley de Asistencia Exterior’ de 1961. En 1972, el Congreso de EE.UU. añadió un capítulo dedicado al control internacional de narcóticos.

Esta modificación permitió al presidente firmar acuerdos de cooperación con otras naciones. Bajo este paraguas legal, se autorizó el despliegue de recursos, equipamiento y agentes en el extranjero, inicialmente con el objetivo declarado de reducir el suministro de drogas.

El caso colombiano: El plan Colombia y sus dualidades

Colombia es un ejemplo central. La colaboración con la DEA comenzó en los años 70, pero su punto más alto fue el ‘Plan Colombia’. Entre 2000 y 2015, este programa canalizó 10.000 millones de dólares en ayuda, principalmente militar.

Aunque el objetivo oficial era combatir el narcotráfico, en la práctica los recursos se usaron para enfrentar a las guerrillas de izquierda, como las FARC, en el sur del país. Mientras tanto, la presión sobre los grupos paramilitares de derecha y el narcotráfico en el norte fue menor.

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Los resultados fueron mixtos. Las FARC perdieron poder, pero la producción de cocaína no se redujo de manera sustancial. Una evaluación de la Oficina de Washington para América Latina en 2010 concluyó que el plan “tuvo un alto costo en vidas y recursos, y solo cumplió una parte del objetivo”. Hoy, Colombia sigue siendo el principal productor mundial de cocaína.

Hoy, Colombia sigue siendo el principal productor mundial de cocaína

México: Corrupción, Violencia y la iniciativa Mérida

México, como corredor clave para el narcotráfico, ha sido otro aliado fundamental. Un caso que revela complejidades es el de Kiki Camarena, un agente de la DEA torturado y asesinado en México en los años 80. Reportes de Fox News en 2013 indicaron que la CIA tuvo complicidad en el crimen, al colaborar con narcotraficantes para financiar a la Contrainsurgencia en Nicaragua. La agencia nunca reconoció dichas acusaciones.

La cooperación continuó con la Iniciativa Mérida. Entre 2008 y 2021, EE.UU. proporcionó a México 3.500 millones de dólares. Este marco apoyó la ofensiva militar del presidente Felipe Calderón contra los cárteles.

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Las consecuencias fueron un aumento drástico de la violencia. Entre 2006 y 2012, se registraron más de 70.000 muertes relacionadas con el crimen organizado y más de 26.000 personas desaparecidas. La estrategia también fragmentó a los cárteles, creando nuevos grupos delictivos.

México, como corredor clave para el narcotráfico, ha sido otro aliado fundamental.

Un instrumento de intervención regional

La lucha contra las drogas también sirvió para influir en asuntos políticos internos de otros países.

  • Nicaragua: En los años 80, el apoyo de EE.UU. a las fuerzas ‘Contras’ se vinculó con el narcotráfico. Un informe del Senado estadounidense de 1988 concluyó que miembros del Departamento de Estado apoyaron a miembros de la Contra involucrados en el narcotráfico.
  • Panamá: El presidente Manuel Noriega brindó asistencia militar a la Contra por petición de EE.UU., mientras Washington toleraba sus actividades de narcotráfico. Solo cuando Noriega cayó en desgracia, fue juzgado en un tribunal estadounidense por esos mismos cargos.
  • Bolivia y Venezuela: La colaboración no siempre fue aceptada. El presidente Evo Morales expulsó a la DEA en 2008, argumentando que la agencia ayudaba a sus opositores. Él afirmó que “La lucha contra las drogas está impulsada por intereses geopolíticos”. De manera similar, Hugo Chávez rompió la cooperación con la DEA en 2005, acusándola de espionaje.
La lucha contra las drogas también sirvió para influir en asuntos políticos internos de otros países

Un balance y una paradoja

La guerra contra las drogas de EE.UU. en Latinoamérica dejó un legado complejo. Se caracterizó por operaciones militares, injerencias políticas y acusaciones de corrupción.

A pesar de los miles de millones de dólares invertidos, la oferta de drogas no se redujo de manera definitiva. Mientras tanto, la violencia y la inestabilidad social en varios países de la región aumentaron.

Existe una paradoja central en esta historia: Estados Unidos es el país con el mayor consumo de drogas del mundo. Esta realidad invita a una reflexión sobre la efectividad de una estrategia que, durante décadas, se enfocó en el suministro exterior más que en la demanda interna.

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