¿Qué le espera a Gaza? El polémico plan de Trump que redefine el futuro palestino
La ONU avala una fuerza internacional y una “Junta de Paz” liderada por EEUU, un giro que Hamas rechaza e Israel mira con recelo
Un Consejo de Seguridad dividido respalda la hoja de ruta estadounidense que promete reconstrucción y paz, pero que enfrenta el desarme de Hamas y posterga la estadidad palestina.
Tras años de una guerra y genocidio, el Consejo de Seguridad de la ONU adoptó el 17 de noviembre de 2025 una resolución que respalda el plan de 20 puntos del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para Gaza.
La resolución, que recibió 13 votos a favor y las abstenciones de Rusia y China, marca un momento crucial al otorgar un mandato internacional a una nueva estructura de seguridad y gobernanza para el territorio palestino.
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Este plan, que surge de un alto al fuego fraguado en octubre, busca pasar de la tregua a una paz sostenible, aunque se enfrenta a grandes obstáculos, empezando por el rechazo frontal de Hamas y las reservas de Israel.
Los tres pilares del plan
El plan de Trump para Gaza, formalmente respaldado por la ONU, se sostiene sobre tres componentes principales que buscan transformar radicalmente la realidad sobre el terreno.
- Una Nueva Gobernanza: Se creará una “Junta de Paz” (Board of Peace) que funcionará como una administración transitoria con personalidad jurídica internacional y que será dirigida por el propio Trump. Esta junta coordinará la asistencia humanitaria y apoyará a un comité palestino de tecnócratas para las operaciones diarias de Gaza, con el objetivo declarado de transferir estos poderes a la Autoridad Palestina una vez que “haya completado satisfactoriamente su programa de reformas”. La autorización para esta junta se extiende hasta finales de 2027.
- Una Fuerza de Estabilización: Se autoriza el despliegue de una Fuerza Internacional de Estabilización (ISF) que no será una misión de cascos azules de la ONU, sino una coalición de países con un mando unificado aceptable para la Junta de Paz. Su mandato incluye estabilizar la seguridad, apoyar la desmilitarización de Gaza, desmantelar infraestructura terrorista, desmantelar armas de grupos armados no estatales y proteger a los civiles. Se informa que esta fuerza podría estar compuesta por unos 20.000 soldados de países como Indonesia, Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Qatar, Turquía y Azerbaiyán, aunque Estados Unidos no planea enviar sus propias tropas.
- Reconstrucción y un futuro incierto: La reconstrucción de Gaza, cuyos daños se estiman en 70,000 millones de dólares, se financiaría a través de un fondo fiduciario respaldado por el Banco Mundial. El plan también menciona, aunque de manera condicional y sin plazos, una “vía creíble hacia la libre determinación y la condición de Estado de Palestina”, la cual solo se contempla una vez que avance la reconstrucción y la Autoridad Palestina lleve a cabo las reformas solicitadas.
Una aprobación con sombras en la ONU
La adopción de la resolución fue un logro diplomático para la administración Trump, pero el proceso reveló las profundas grietas en la comunidad internacional.
Estados Unidos logró el respaldo crucial de varias naciones árabes y de mayoría musulmana, como Qatar, Egipto y Arabia Saudita, lo que fue fundamental para su aprobación. Sin embargo, Rusia y China, miembros permanentes con derecho a veto, optaron por abstenerse. Rusia criticó que el Consejo estaba “dando control completo sobre la Franja de Gaza a la Junta de Paz y la ISF, cuyas modalidades desconocemos hasta ahora”, mientras que China argumentó que “Palestina es apenas visible” en la resolución y que no se refleja plenamente la soberanía palestina.
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Los grandes desafíos y el rechazo
La implementación del plan se enfrenta a obstáculos formidables que cuestionan su viabilidad.
- El Desarme de Hamas: La desmilitarización de Hamas es una piedra angular del plan, pero el grupo ya ha declarado que se opone rotundamente a ello. Hamas calificó la resolución como “un intento de imponer una tutela internacional” y afirmó que asignar a una fuerza internacional la tarea de desarmar la “resistencia” la convierte en “parte del conflicto”.
- La Oposición Israelí: Por su parte, el gobierno israelí rechaza algunos elementos del plan, como la posible presencia de tropas turcas en Gaza, y se opone frontalmente a la creación de un Estado palestino. El primer ministro Benjamin Netanyahu ha reiterado que “nuestra oposición a un Estado palestino en cualquier territorio no ha cambiado”.
- La Vaguedad de los Plazos: La resolución ha sido criticada por su falta de detalle en la secuencia y los plazos de implementación. No aclara, por ejemplo, en qué consisten las reformas que debe realizar la Autoridad Palestina para recuperar el control, lo que deja un vacío crucial para la transición de poder.
El plan de Trump para Gaza, ahora con el sello del Consejo de Seguridad, representa el esfuerzo más sustancial por cambiar el statu quo en el territorio devastado por la guerra. Promete una paz duradera y una reconstrucción monumental, pero su éxito pende de un hilo, amenazado por la compleja realidad sobre el terreno y la feroz oposición de actores clave cuyo consenso parece, por ahora, inalcanzable. Para el pueblo palestino, se presenta una encrucijada histórica: una ruta hacia una potencial estabilidad, pero pavimentada con condiciones y una gobernanza internacional que muchos ven con profunda desconfianza.
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