El auge de la extrema derecha en España reabre el debate sobre Franco a 50 años de su muerte
A cinco décadas de la muerte del dictador, España enfrenta una paradoja: mientras las redes sociales difunden narrativas revisionistas que embellecen el régimen, una de cada cinco personas juzga positivamente esa etapa.
Cincuenta años después de la muerte de Francisco Franco, España vuelve a debatir el legado del dictador. El incremento reciente en el apoyo a fuerzas políticas de extrema derecha ha reactivado preguntas sobre cómo el país recuerda su pasado y cómo lo interpretan las nuevas generaciones. De acuerdo con Reuters, este fenómeno ocurre en un contexto político polarizado y con un uso creciente de redes sociales para difundir contenidos revisionistas.
Lo que muestran las encuestas
Una encuesta del CIS reveló que el 21.3% de los españoles considera que la etapa franquista fue “buena” o “muy buena”. En el año 2000, solo el 11.2% expresó una opinión similar.
Otro estudio del mismo organismo, realizado en julio, indicó que el 17.3% de los jóvenes entre 18 y 24 años preferiría un gobierno autoritario en lugar de uno democrático. En 2009, esa cifra era de 10 puntos menos.
El papel de las redes sociales
En plataformas digitales circulan videos generados con IA en los que Franco “opina” sobre problemas actuales, además de contenidos que promueven lecturas revisionistas de la historia o música basada en el himno franquista.
El diputado de Vox Manuel Mariscal señaló que, gracias a las redes, “muchos jóvenes están descubriendo que los años posteriores a la guerra civil no fueron un período oscuro, sino más bien uno de reconstrucción”.
Steven Forti, historiador de la Universidad Autónoma de Barcelona, explicó que el paso del tiempo permite que las narrativas revisionistas ganen terreno. “Es obvio que los jóvenes de hoy no han experimentado la dictadura, y en la mayoría de los casos, tampoco sus padres”, dijo.
Una sociedad dividida sobre cómo recordar
La discusión sobre cómo abordar el legado de la dictadura continúa siendo uno de los puntos de mayor división entre izquierda y derecha. España, a diferencia de países como Sudáfrica o Chile, avanzó lentamente en la creación de mecanismos estatales para enfrentar los efectos del pasado.
Desde 2018, el gobierno de Pedro Sánchez ha acelerado acciones:
- Exhumación de víctimas del franquismo
- Declaración de espacios de represión como sitios de “memoria democrática”
- Retiro de símbolos franquistas
- Campañas públicas sobre el valor de la democracia
El Partido Popular y Vox han impugnado estas medidas al considerarlas partidistas.
El ascenso de Vox
Vox ha aprovechado el malestar por temas como el separatismo y la inmigración. Su intención de voto alcanzó 18.9% en julio, su punto más alto. Entre jóvenes, el crecimiento también es evidente: de cifras de un dígito en 2019 a apoyo de dos dígitos en 2024, especialmente entre hombres.
Argumentos encontrados
Los simpatizantes de Franco señalan que durante el régimen la vida era más accesible frente a los actuales costos de vivienda y vida. También recuerdan obras públicas y la idea de haber preservado la unidad de España.
Sin embargo, los historiadores documentan un panorama distinto: ejecuciones de miles de disidentes, prisiones, trabajos forzados, torturas, prohibición de partidos, sindicatos y movimientos regionales. Las mujeres requerían permiso de sus maridos o padres para realizar trámites básicos. La censura y la policía secreta sostenían el autoritarismo. Millones de personas se exiliaron por hambre o persecución.
El futuro del debate
El gobierno planea disolver la Fundación Franco, pero el proceso podría prolongarse en tribunales. Su presidente, Juan Chicharro, afirmó: “Pueden extinguirlo y prohibirlo, pero nunca extinguirán las ideas”.
Emilio Silva, activista por las víctimas del franquismo, sostiene que el pasado sigue presente. “El franquismo sigue en España. Hay cientos de vestigios. Franco sigue enterrado en una tumba pagada con mis impuestos”.
Carmina Gustran, responsable del programa gubernamental “España: 50 años de libertad”, insiste en reforzar la educación y la alfabetización digital para enfrentar la desinformación.“No se puede cerrar una herida que no ha cicatrizado; si no se limpia, se infectará”, declaró.
Una conversación que no termina
El resurgimiento de la extrema derecha, la memoria histórica y el uso de redes sociales están moldeando cómo España interpreta su pasado y su presente. La discusión continúa abierta mientras el país intenta comprender qué hace falta para avanzar hacia un futuro democrático más sólido.
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