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Por qué China se convirtió en la superpotencia de las baterías de litio y qué significa esto para el futuro de los vehículos eléctricos

Hoy China produce más del 75% de todas las baterías de litio del planeta, alberga seis de los diez mayores fabricantes del mundo y consolidó a gigantes como CATL y BYD como líderes globales.

Por qué China se convirtió en la superpotencia de las baterías de litio y qué significa esto para el futuro de los vehículos eléctricos

PEKÍN.— Lo que comenzó como una apuesta tecnológica para ofrecer transporte “verde” durante los Juegos Olímpicos de 2008 terminó convirtiéndose en uno de los movimientos industriales más decisivos del siglo XXI.

Veinte años después, China domina abrumadoramente la producción global de baterías de iones de litio, el componente esencial para los vehículos eléctricos (VE) y para la transición energética mundial.

El punto de partida fue modesto: apenas 50 autobuses eléctricos equipados con baterías de litio transportaron a deportistas y funcionarios durante la justa olímpica.

En aquel tiempo, la industria china del litio era diminuta: solo dos empresas —Mengguli y Wanxiang— fabricaban baterías para vehículos eléctricos.

Hoy China produce más del 75% de todas las baterías de litio del planeta, alberga seis de los diez mayores fabricantes del mundo y consolidó a gigantes como CATL y BYD como líderes globales.

Un ascenso impulsado por planificación estatal y un mercado protegido

Según especialistas, este crecimiento no fue casual. China combinó:

  • Un mercado interno gigantesco y blindado para empresas nacionales.
  • Apoyo estatal coordinado en toda la cadena de suministro.
  • Subsidios masivos, redes de recarga y políticas que obligaron a las automotrices a producir vehículos eléctricos.

Xie Yanmei, analista independiente de política industrial china, explica que estas medidas crearon el terreno ideal para que el sector despegara con fuerza.

Además, las empresas chinas demostraron una enorme capacidad de producción a gran escala y control de costos, habilidades críticas en la fabricación de baterías.

“Las compañías tienen un fuerte instinto de supervivencia y se adaptan rápido”, afirma el consultor empresarial Song Xin, quien asesora a firmas chinas que buscan expandirse globalmente.

El origen: aprender del mundo y apostar por un futuro eléctrico

Si bien China hoy es líder, la tecnología nació en otros países. Las primeras baterías de litio surgieron de investigaciones del británico-estadounidense Stanley Whittingham, el estadounidense John Goodenough y el japonés Akira Yoshino, reconocidos con el Nobel en 2019.

En los años 90, Japón dominaba con empresas como Sony y Sanyo, y luego Corea del Sur tomó protagonismo. Pero China vio una oportunidad estratégica: mientras que Estados Unidos frenaba iniciativas por presiones de petroleras y automotrices, la dirigencia china decidió que los vehículos eléctricos eran el camino para modernizar su industria.

En 2006, el gobierno chino lanzó un plan científico-tecnológico a 15 años que identificó los vehículos de nuevas energías como prioridad nacional.

Los programas que cambiaron el rumbo industrial del país

Entre los hitos clave estuvieron:

  • 2009: “10 ciudades y mil vehículos”, que impulsó flotas públicas de buses eléctricos.
  • 2013: subsidios a consumidores individuales, volviendo accesibles los vehículos eléctricos.
  • 2015: la polémica “lista blanca”, que obligó a todas las automotrices a usar baterías producidas exclusivamente por proveedores chinos si querían recibir subsidios.

Esta última medida provocó que firmas extranjeras quedaran excluidas del mercado, lo que impulsó a empresas como CATL a escalar su producción y convertirse en líder mundial en 2017.

En paralelo, China adoptó el sistema de “doble crédito”, inspirado parcialmente en el modelo de California, que obligaba a las automotrices a fabricar vehículos eléctricos para compensar la venta de autos de combustión.

Resultado:

No importaba si la empresa era china, japonesa, alemana o estadounidense. Para vender coches en China, tenía que usar baterías chinas.

Fabricación masiva, integración vertical e innovación constante

Parte del éxito chino radica en un enfoque industrial poco común: una mezcla de competencia feroz, ambición tecnológica y cadenas de suministro integradas verticalmente.

CATL y BYD poseen o controlan gran parte de sus proveedores, lo que reduce costos y disminuye riesgos. Además, fabrican en plantas de enorme escala, altamente automatizadas y capaces de producir millones de celdas idénticas —un requisito imprescindible para la seguridad y rendimiento de los vehículos eléctricos.

BYD también revolucionó el sector en 2020 con su batería Blade, una versión más segura y barata de las baterías LFP, que prescinde del cobalto.

El país también formó una enorme cantera de ingenieros técnicos especializados, capaces de trasladar con rapidez la innovación científica a la fabricación masiva.

¿Es posible competir contra China?

Según la Agencia Internacional de Energía, China domina la producción global en casi todas las etapas de la cadena de suministro. Norteamérica concentra apenas el 5% de la capacidad mundial, y Europa el 7%.

Expertos advierten que replicar el ecosistema chino será extremadamente difícil.

“Las baterías chinas son más baratas, de alto rendimiento y están disponibles”, resume Francesca Ghiretti, analista de seguridad económica en RAND Europe.

Sin embargo, aún podría haber espacio para nuevos competidores si logran liderar tecnologías de próxima generación, como las baterías de estado sólido, que no dependen de la cadena de suministro tradicional del litio líquido.

Aun así, muchos analistas creen que la ventaja china es prácticamente insuperable.

“China está muy por delante”, afirma Taylor Ogan, director ejecutivo de Snow Bull Capital. “No veo posible que otro país alcance su nivel de fabricación”.

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