Fin del cierre más largo en la historia de EEUU: Trump celebra mientras los demócratas enfrentan divisiones internas
El presidente Donald Trump celebró la reapertura como una “victoria muy importante” para su administración.
Washington.– Tras 43 días de parálisis, el cierre del gobierno federal más largo en la historia de Estados Unidos llegó oficialmente a su fin, luego de que el presidente Donald Trump firmara la ley de financiación temporal que permite la reapertura de dependencias federales y el regreso al trabajo de cientos de miles de empleados públicos.
Con el acuerdo alcanzado en el Congreso, los servicios gubernamentales suspendidos volverán a operar: los parques nacionales reabrirán, los trámites federales se reanudarán y los empleados recibirán sus salarios atrasados. Los aeropuertos, que enfrentaron largas demoras por falta de personal, retomarán sus operaciones regulares.
Sin embargo, más allá del alivio momentáneo, la pregunta que domina en Washington es: ¿qué se logró con este cierre sin precedentes y cuál ha sido su costo político y económico?
Un cierre impulsado por la pugna partidista
El conflicto tuvo origen en el bloqueo legislativo en el Senado, donde los demócratas se negaron a aprobar la propuesta republicana de financiación gubernamental si no incluía una extensión de los subsidios al seguro médico para los estadounidenses de bajos ingresos.
La estrategia, encabezada por el líder demócrata Chuck Schumer, buscaba presionar a los republicanos para mantener el apoyo a millones de familias cuyos beneficios expiraban a fin de año.
Sin embargo, la maniobra se desgastó rápidamente cuando un grupo de senadores demócratas rompió filas y votó a favor de la reapertura, sin conseguir concesiones concretas.
El acuerdo final solo incluyó una promesa de futura votación sobre los subsidios, pero sin garantías de apoyo republicano.
Furia interna y fractura en el Partido Demócrata
La decisión de reabrir el gobierno sin resultados tangibles provocó una ola de críticas dentro del Partido Demócrata.Sectores progresistas acusaron a Schumer de rendirse ante los republicanos y de actuar con “debilidad política” frente a Trump.
Incluso figuras moderadas, como el gobernador de California, Gavin Newsom, calificaron el pacto como “patético” y una “rendición”.
“Ante esta especie invasora que es Donald Trump, que ha cambiado por completo las reglas del juego, seguimos jugando con las reglas antiguas”, declaró Newsom a la agencia AP.
El descontento interno refleja la tensión de cara a las elecciones de 2028, donde Newsom figura como posible aspirante presidencial.
Trump celebra y presume una “gran victoria”
Del otro lado del espectro político, el presidente Donald Trump celebró la reapertura como una “victoria muy importante” para su administración.
“Estamos abriendo nuestro país. Nunca debió haber estado cerrado”, afirmó durante una ceremonia por el Día de los Veteranos en el Cementerio de Arlington.
El mandatario también aprovechó la oportunidad para arremeter contra los demócratas en entrevistas televisivas y en su red Truth Social, asegurando que Schumer “pensó que podía dividir al Partido Republicano y terminó siendo derrotado”.
Aunque su popularidad sufrió un descenso durante el cierre, Trump sale del conflicto sin haber cedido terreno sustancial, lo que sus aliados ven como una demostración de fuerza política.
Los costos y lo que viene
El cierre dejó importantes afectaciones económicas y administrativas. Miles de empleados federales trabajaron sin sueldo o fueron enviados a casa, y diversos servicios se paralizaron parcialmente durante seis semanas.
Con la nueva ley de gasto, algunos departamentos tendrán financiación hasta septiembre, pero el Congreso deberá aprobar nuevos recursos antes de finales de enero para evitar otro cierre.
Mientras tanto, el tema que originó el conflicto —los subsidios a la atención médica— sigue sin resolverse y podría convertirse en un punto de presión política para millones de estadounidenses que enfrentarán aumentos en sus primas antes de fin de año.
Nuevos frentes políticos en Washington
El regreso a la normalidad legislativa no ha calmado del todo el ambiente político. El mismo día que se votó la reapertura, la atención del Congreso se desvió hacia el caso del finado Jeffrey Epstein, luego de que la congresista Adelita Grijalva lograra reunir los votos necesarios para forzar una votación que exige al Departamento de Justicia publicar todos los archivos del caso.
La coincidencia irritó a Trump, quien acusó a los demócratas de intentar “distraer la atención” de sus fallos en la crisis presupuestal.
“Los demócratas están tratando de volver a sacar el engaño de Jeffrey Epstein porque harán cualquier cosa para desviar la atención de lo mal que lo han hecho con el cierre del Gobierno”, escribió el expresidente.
Una tregua con sabor a revancha
El cierre más largo de la historia estadounidense deja cicatrices políticas y sociales, pero también marca el inicio de un nuevo pulso entre republicanos y demócratas.
Ambos partidos regresan a la actividad legislativa con heridas abiertas y una agenda polarizada, mientras el país intenta recuperar la estabilidad después de más de un mes de parálisis gubernamental.
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