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“La mujer que ”hablaba" con los chimpancés”: Fallece Jane Goodall, pionera de la primatología y leyenda de la conservación, a los 91 años

Jane Goodall, la renombrada primatóloga y activista ambiental, falleció a los 91 años.

“La mujer que ”hablaba" con los chimpancés”: Fallece Jane Goodall, pionera de la primatología y leyenda de la conservación, a los 91 años

LONDRES.-Jane Goodall, la primatóloga, etóloga y antropóloga cuya vida dedicada al estudio y la protección de los chimpancés la convirtió en un ícono global de la ciencia y la conservación, falleció el miércoles a los 91 años. Así lo informó el Instituto Jane Goodall, la organización que ella misma fundó, señalando que su deceso se debió a “causas naturales”.

Con su muerte, el mundo pierde a una de las científicas y activistas más influyentes e inspiradoras del siglo XX y XXI, cuya labor transformó no solo un campo de estudio, sino la forma en que la humanidad se ve a sí misma en relación con el reino animal.

Una revolución científica y un legado duradero

El Instituto Jane Goodall, en un comunicado en redes sociales, rindió homenaje a su fundadora: "Los descubrimientos de la doctora Goodall como etóloga revolucionaron la ciencia, y fue una incansable defensora de la protección y restauración de nuestro mundo natural“.

Goodall fue una pionera en múltiples sentidos. En la década de 1960, se abrió paso como mujer en un campo dominado por hombres, allanando el camino para otras científicas como Dian Fossey. Pero su verdadera revolución fue metodológica: rompió con las normas científicas de la época al dar nombres a los chimpancés en lugar de referirse a ellos con números. Observó y documentó sus personalidades individuales, sus complejas relaciones familiares y sus emociones, como el duelo y la alegría.

Su hallazgo más trascendental ocurrió en 1960: descubrió que los chimpancés fabrican y utilizan herramientas para extraer termitas de sus montículos. Este descubrimiento, que el célebre antropólogo Louis Leakey resumió con la frase "Ahora debemos redefinir la herramienta, redefinir al hombre o aceptar a los chimpancés como humanos“, sacudió los cimientos de la ciencia y borró la supuesta línea divisoria única entre los humanos y el resto del reino animal.

"Hemos descubierto que, después de todo, no hay una línea divisoria entre los humanos y el resto del reino animal“, afirmó Goodall en una charla TED en 2002.

De la observación a la acción: La llamada a la conservación

Goodall nació en Londres en 1934 y se crio en Bournemouth, Inglaterra. Su amor por los animales, avivado en su infancia por un gorila de peluche y las historias de “Tarzán” y “Doctor Dolittle”, la llevó a soñar con vivir entre la vida salvaje. Tras trabajar como secretaria y en una empresa cinematográfica, un viaje a Kenia en 1957, ahorrado meticulosamente, cambió su vida para siempre.

Allí, conoció al antropólogo Louis Leakey y a su esposa, la arqueóloga Mary Leakey, quienes la encaminaron hacia el estudio de los primates. Bajo la tutela de Leakey, estableció la Reserva de Chimpancés del Arroyo Gombe (hoy Centro de Investigación del Arroyo Gombe) en Tanzania. Fue en este lugar donde, durante años de paciente observación, realizó sus descubrimientos más cruciales.

Sin embargo, tras casi tres décadas en Gombe, Goodall fue testigo de la devastación del hábitat de los chimpancés. Este hecho marcó un punto de inflexión en su carrera. Comprendió que no podía proteger a los chimpancés sin abordar las amenazas globales a su entorno. Así, en 1977, fundó el Instituto Jane Goodall y transformó su misión de científica observadora a activista y defensora global del medio ambiente.

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Su labor se expandió para incluir esfuerzos de conservación, educación ambiental y desarrollo sostenible en todo el mundo. A través de su incansable labor de divulgación, often en asociación con National Geographic, llevó la vida de los chimpancés a los hogares de millones de personas, haciendo de la conservación un tema cercano y urgente.

Un mensaje de esperanza para el futuro

Hasta sus últimos días, Goodall mantuvo un mensaje de esperanza y acción. En una entrevista con CNN en 2020, advirtió: "Nos estamos olvidando de que formamos parte del mundo natural“, pero añadió con firmeza: ”Todavía hay tiempo“.

Instó a la humanidad a actuar con urgencia contra el cambio climático y la destrucción de la biodiversidad, confiando en el poder de la acción individual y colectiva. "Sí, hay esperanza“, dijo en 2002. ”Está en nuestras manos, en tus manos, en las mías y en las de nuestros hijos. Realmente depende de nosotros... dejar las huellas ecológicas más ligeras posibles“.

Jane Goodall deja un vacío inmenso, pero también un legado imborrable: una revolución en la ciencia, un camino para las mujeres en la investigación y un llamado perdurable a proteger el planeta que todos compartimos. Su vida fue un testimonio del poder de la pasión y la perseverancia, y su mensaje de esperanza sigue siendo la semilla para un futuro más sostenible.

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