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EEUU: Familia de Michigan enfrenta batalla legal con su aseguradora por tratamiento de salud mental de su hijo

Pero cinco días después de iniciar el tratamiento, la aseguradora envió una carta negando la cobertura, al considerar que no era “médicamente necesario”.

EEUU: Familia de Michigan enfrenta batalla legal con su aseguradora por tratamiento de salud mental de su hijo

ESTADOS UNIDOS.- Lo que comenzó como un intento desesperado por salvar la vida de Johnathan, un adolescente de 16 años de Stephensville, Michigan, se convirtió en una lucha contra el sistema de seguros médicos en Estados Unidos.

Sus padres, Nick y Misty Benz-Bushling, enfrentaron la negativa de su aseguradora para cubrir el tratamiento residencial que médicos habían considerado indispensable tras un intento de quitarse la vida, indicó NBC.

En febrero, luego del intento de suicidio de Johnathan, sus padres lo llevaron a urgencias y después al Hospital Forest View en Grand Rapids.

Allí, un médico determinó que necesitaba atención residencial. La familia encontró una cama en la Academia Newport de Washington, especializada en psiquiatría pediátrica.

Vendieron pertenencias, incluida una colección de novelas raras de Stephen King, solicitaron un préstamo de 25 mil dólares y redujeron drásticamente los gastos del hogar. /Foto: Canva

“Solo intento asegurarme de que reciba la ayuda que necesita. Sinceramente, no pienso en el seguro ni nada parecido”, dijo Nick Benz-Bushling.

Pero cinco días después de iniciar el tratamiento, la aseguradora envió una carta negando la cobertura, al considerar que no era “médicamente necesario”.

La negativa del seguro

El rechazo contradecía la recomendación médica inicial, que advertía: “El paciente es demasiado inestable para funcionar fuera del hospital”. Para la aseguradora, bastaba con un nivel de atención menos restrictivo.

“Me enojé, me sentí molesta y lloré, y le dije: si mi hijo regresa a casa ahora, se quitará la vida y tendrás las manos manchadas de sangre”, recordó Misty.

Los Benz-Bushling apelaron tres veces, pero todas fueron denegadas. Incluso una revisión externa concluyó que Johnathan había progresado lo suficiente como para no necesitar más atención intensiva.

El alto costo de la salud mental

El caso de Johnathan refleja un problema nacional. En EEUU, casi 60 millones de adultos viven con un trastorno de salud mental y alrededor de 20 millones de niños han recibido diagnósticos. Sin embargo, solo la mitad accede a tratamiento.

En 2019, los gastos en salud mental alcanzaron 106 mil 500 millones de dólares, de los cuales los seguros privados cubrieron apenas un tercio.

Para menores, en 2021, los costos asociados representaron el 46,6 % del gasto pediátrico total.

Un estudio de 2024 reveló que los centros residenciales para jóvenes son escasos y costosos: más de 26 mil dólares al mes.

Sacrificios familiares

Ante la negativa, la familia asumió los costos. Pagaron siete semanas de tratamiento, en lugar de las nueve recomendadas, con sus propios recursos.

Vendieron pertenencias, incluida una colección de novelas raras de Stephen King, solicitaron un préstamo de 25 mil dólares y redujeron drásticamente los gastos del hogar.

“Es muy difícil saber que no puedes mantener a tus hijos seguros en casa”, dijo Misty.

La voz de los expertos

Para especialistas como el doctor Robert Trestman, la salud mental no siempre puede medirse en términos rígidos de “necesidad médica”.

Terminar el tratamiento demasiado pronto, advirtió, puede provocar recaídas.

“La necesidad médica no es una cuestión de blanco o negro”, explicó.

La doctora Sara Coffey coincidió en que la atención residencial es esencial en adolescentes que han intentado suicidarse y en quienes las terapias ambulatorias han fallado.

Un acuerdo confidencial

Los Benz-Bushling amenazaron con demandar a American Electric Power, empresa que financia su seguro, lo que derivó en un acuerdo confidencial.

AEP aseguró que sus planes incluyen servicios de salud mental, pero que no interviene en decisiones de tratamiento.

Tras el proceso, Johnathan ha mostrado mejoría: consiguió un trabajo de verano y volvió a socializar. “Me sentí molesto porque tuvieron que hacerlo, pero también muy agradecido”, dijo sobre el sacrificio de sus padres.

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Una llamada de atención

Aunque hoy la familia respira aliviada, sigue indignada por la falta de cobertura.

“Quizás las compañías de seguros vean esto y digan: ‘Oh, estas son personas reales. No son solo un montón de papeles’”, concluyó Nick.

El caso expone un debate urgente en Estados Unidos: el acceso a la salud mental y los criterios de las aseguradoras que, muchas veces, ponen en riesgo la vida de los pacientes más vulnerables.

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