Argentina: Revelan que desde que que asumió Milei, más de 18 mil militares dejaron las Fuerzas Armadas
Hoy, las Fuerzas Armadas cuentan con un plantel de 83 mil efectivos, número insuficiente para compensar las pérdidas frente a los egresos de los institutos militares.
ARGENTINA.- Un informe oficial presentado por el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, en la Cámara de Diputados reveló que en los últimos dos años 18 mil 659 militares solicitaron la baja de las Fuerzas Armadas.
La principal causa: retraso salarial, falta de estímulos profesionales y condiciones precarias de servicio.
El documento, elaborado con datos del Ministerio de Defensa, precisa que desde el 10 de diciembre de 2023, cuando asumió el presidente Javier Milei, abandonaron las filas 840 oficiales, 2 mil 398 suboficiales y 15 mil 421 soldados voluntarios, según La Nación.
El Ejército, el más golpeado
La deserción afectó sobre todo al Ejército, con 14 mil 614 bajas, seguido por la Fuerza Aérea con 2971 y la Armada con 1074.
Hoy, las Fuerzas Armadas cuentan con un plantel de 83 mil efectivos, número insuficiente para compensar las pérdidas frente a los egresos de los institutos militares.
Un general en actividad advirtió: “No es un problema nuevo, se viene dando hace diez años. Pero no por eso deja de ser alarmante y preocupante”.
En contraste, fuentes cercanas a la conducción castrense relativizaron la situación: “Es un número excesivo. Además de las bajas debe contabilizar el personal retirado, que no es lo mismo. Desde el punto de vista estadístico no presenta ninguna alarma”.
El servicio voluntario, el más afectado
La mayor pérdida corresponde a los soldados voluntarios, que sirven bajo contratos de dos a cuatro años y no pueden permanecer más allá de los 28 años.
Desde diciembre de 2023, 12 mil 866 soldados voluntarios pidieron la baja, un fenómeno que preocupa sobre todo en las grandes ciudades.
“Las mayores bajas se dan en Buenos Aires y Córdoba, donde los costos de vida son más altos y existen mejores ofertas laborales”, explicó una fuente castrense. Como ejemplo, un cabo enfermero en un Hospital Militar cobra $500 mil mientras que en el ámbito civil puede duplicar su sueldo de inmediato.
La competencia de las policías locales
Otro factor que agrava la fuga de personal es la política de seguridad en provincias y ciudades como Buenos Aires y Córdoba.
Allí, las policías locales reclutan a jóvenes oficiales y suboficiales ofreciendo sueldos duplicados o triplicados, reconocimiento de antigüedad, mejores condiciones laborales y cobertura de salud superior.
El panorama se complica por la crisis del Instituto Obra Social de las Fuerzas Armadas y de Seguridad (Iosfa), que arrastra una deuda de $210 mil millones y ha suspendido prestaciones en varios distritos.
Salarios por debajo de la línea de pobreza
El reclamo histórico por la equiparación de haberes con las fuerzas de seguridad sigue sin resolverse. Hoy, muchos militares enfrentan ingresos que no alcanzan la canasta básica de $1 millón 160 mil 780.
Un capitán o teniente de navío percibe $1 millón 109 mil 913, mientras que un subteniente, guardiamarina o alférez gana $806 mil 045. Entre los suboficiales, un sargento cobra $853 mil 088, y un cabo segundo apenas $765 mil 596.
“Con cada cambio de destino, los cónyuges suelen perder su trabajo. Eso obliga a sostener el hogar con un solo ingreso”, señaló una fuente militar.
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Vocación en crisis y material obsoleto
La insatisfacción también responde al deterioro del equipamiento.
Muchos efectivos todavía portan fusiles FAL de la guerra de Malvinas, armas con 70 años de antigüedad y sin accesorios modernos.
“Los morteros pesados de 120 milímetros han pasado cuatro o cinco años sin municiones. La artillería de 105 recibe apenas 40 proyectiles al año, y los AT4 se compran de a uno por unidad, con un solo disparo anual”, describen en los cuarteles.
La falta de entrenamiento, sumada a los bajos sueldos y las limitaciones de vida familiar, alimenta la desmotivación.
“Hoy la información circula con rapidez y los jóvenes oficiales ven que en países vecinos incluso se provee uniforme y botas. Aquí duran seis meses y la reposición es mínima”, lamentan oficiales.