¿Quién fue Pier Giorgio Frassati “el santo de las cumbres” canonizado junto a Carlo Acutis?
El joven laico italiano, conocido como “el hombre de las ocho bienaventuranzas”, fue canonizado este domingo junto a Carlo Acutis

La canonización en Roma
VATICANO — El domingo 7 de septiembre de 2025, la Plaza de San Pedro en el Vaticano fue escenario de una ceremonia histórica: el Papa León XIV canonizó a Pier Giorgio Frassati y a Carlo Acutis, convirtiéndolos en los primeros santos de su pontificado. La celebración reunió a decenas de miles de fieles y marcó un momento simbólico para la Iglesia católica, que resalta la santidad en jóvenes laicos de distintas épocas.
¿Quién fue Pier Giorgio Frassati?

Pier Giorgio Frassati nació en Turín, Italia, en 1901, en el seno de una familia adinerada. A pesar de crecer en un ambiente privilegiado, se destacó por su cercanía con los más necesitados. Fue miembro activo de la Acción Católica y de la Sociedad de San Vicente de Paúl, desde donde dedicó tiempo a visitar enfermos, asistir a huérfanos y atender a personas marginadas.
Conocido por su espíritu alegre y su pasión por la montaña, fue apodado “el santo de las cumbres”. Su vida espiritual se consolidó al ingresar en el Tercer Orden Dominico, lo que marcó su camino como laico comprometido con la fe. Falleció prematuramente en 1925, a los 24 años, debido a una poliomielitis fulminante, contraída posiblemente durante sus visitas a enfermos.
El papa Juan Pablo II lo beatificó en 1990, destacándolo como modelo para la juventud.
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“El hombre de las ocho bienaventuranzas”

El apodo “el hombre de las ocho bienaventuranzas” se lo dio san Juan Pablo II cuando lo beatificó en 1990. Durante la homilía de la beatificación, el Papa polaco describió a Frassati como un joven que vivió en plenitud las Bienaventuranzas del Evangelio (Mateo 5, 1-12).
Las ocho bienaventuranzas son enseñanzas de Jesús en el Sermón de la Montaña, que resumen el espíritu del Evangelio:
- Bienaventurados los pobres de espíritu…
- Bienaventurados los que lloran…
- Bienaventurados los mansos…
- Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia…
- Bienaventurados los misericordiosos…
- Bienaventurados los limpios de corazón…
- Bienaventurados los que trabajan por la paz…
- Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia…
Según Juan Pablo II, Pier Giorgio encarnaba cada una de estas actitudes:
- Era pobre de espíritu, porque vivió con sencillez pese a ser de familia adinerada.
- Lloró con los que sufren, visitando enfermos y acompañando a necesitados.
- Fue manso y humilde, con un carácter alegre y generoso.
- Tuvo hambre y sed de justicia, participando activamente en movimientos sociales y estudiantiles en defensa de los obreros.
- Fue misericordioso, entregando su tiempo y bienes a los pobres.
- Tuvo un corazón puro, dedicando su vida a Dios en la oración y los sacramentos.
- Trabajó por la paz, sirviendo sin distinción a los marginados.
- Finalmente, murió joven tras vivir críticas por sus convicciones religiosas y políticas.
Por eso, Juan Pablo II afirmó que en Frassati “la fe se hizo vida” y lo presentó como modelo de santidad laica para los jóvenes del siglo XX y XXI
Los milagros atribuidos a Frassati
La canonización de Frassati fue posible gracias al reconocimiento de dos milagros:
- La curación de Domenico Sellan (1933): un hombre italiano, gravemente enfermo de la columna vertebral, experimentó una recuperación completa tras recibir una estampa de Frassati y encomendarse a su intercesión
- La recuperación de Juan Manuel Gutiérrez (2017): un seminarista en Los Ángeles sufrió una grave lesión en el tendón de Aquiles durante un partido de baloncesto. Tras rezar a Frassati, sanó inexplicablemente sin cirugía ni secuelas.
Estos casos fueron examinados por comisiones médicas y teológicas del Vaticano, que concluyeron que no tenían explicación científica.
Su legado espiritual
Frassati es recordado por unir fe, alegría y compromiso social. Su vida demostró que la santidad es posible en la vida cotidiana, sin necesidad de pertenecer al clero. Su ejemplo inspira a los jóvenes católicos a vivir con radicalidad el Evangelio y trabajar por los demás.

La canonización junto a Carlo Acutis, el “ciberapóstol de la Eucaristía”, resalta el mensaje del Papa de mostrar a la juventud modelos de fe cercanos y actuales. Ambos, aunque de épocas distintas, representan cómo la espiritualidad puede vivirse con autenticidad en el mundo moderno.
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