Con “errores y distorsiones”, ahora Donald Trump busca manipular datos para comprobar que el cambio climático no es ‘peligroso’ y eliminar las costosas regulaciones ambientales en EEUU; Científicos se alarman ante la “farsa”
Científicos acusan al gobierno de Trump de manipular estadísticas sobre incendios, hielo marino y agricultura para minimizar los riesgos del cambio climático.

WASHINGTON.- Dos informes elaborados por la Agencia de Protección Ambiental (EPA) y el Departamento de Energía (DOE) de la administración de Donald Trump fueron señalados por contener errores, sesgos y distorsiones al intentar revocar la conclusión de 2009 que estableció que el cambio climático representa una amenaza para la salud y el bienestar públicos.
De acuerdo con una encuesta realizada por The Associated Press a 350 expertos, 53 de los 64 científicos que respondieron evaluaron negativamente los documentos. Entre las críticas más comunes destacaron la manipulación de datos y la selección parcial de información para generar dudas sobre la gravedad de la crisis climática.

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Los principales errores detectados en los informes
Los especialistas identificaron inconsistencias graves:
- Hielo marino: el DOE afirmó que la disminución del hielo en el Ártico había sido de apenas 5%, pero utilizó datos correspondientes a la Antártida. En realidad, la reducción en el Ártico supera el 40% desde 1980.
- Incendios forestales: se presentaron estadísticas obsoletas que daban la impresión de que los incendios eran peores hace un siglo, aunque datos recientes muestran que la superficie afectada ha aumentado en las últimas décadas.
- Agricultura: se usó un estudio francés sobre pérdidas de cultivos para generalizarlo a Estados Unidos, pese a que las condiciones climáticas y agrícolas son muy diferentes.
Jennifer Marlon, investigadora de Yale, aseguró que “los datos y los gráficos utilizan técnicas clásicas de desinformación. Es casi una guía práctica sobre cómo mentir con cifras”.

El trasfondo: la revocación de la “determinación de peligro”
En julio, la administración Trump propuso revocar la decisión gubernamental de 2009 que reconocía al cambio climático como un riesgo para la salud pública. De lograrse, se abriría la puerta a eliminar regulaciones que limitan la contaminación de vehículos, centrales eléctricas y pozos petroleros.
Los documentos del DOE también sugerían que:
- Los modelos climáticos exageran el calentamiento.
- Las tendencias a largo plazo en desastres naturales no muestran grandes cambios.
- Un mayor nivel de carbono podría beneficiar el crecimiento de plantas.
Estas posturas fueron ampliamente cuestionadas por investigadores, quienes aseguran que ignoran la evidencia científica más reciente.
La reacción de la comunidad científica
De los científicos encuestados por AP:
- 53 criticaron los documentos.
- 7 los elogiaron.
- 4 no tomaron postura.
Además, en 15 casos los investigadores señalaron que su trabajo fue malinterpretado o sacado de contexto.
El climatólogo Zeke Hausfather denunció que sus gráficos fueron utilizados de manera parcial. “El contenido real de mi artículo contradecía la narrativa que intentaban presentar”, escribió, calificando el proceso como una “farsa”.
Por su parte, François Bareille, economista francés citado en el informe, señaló que sus hallazgos fueron “reinterpretados de forma engañosa”.
Respuesta oficial de la administración Trump
El portavoz de la Casa Blanca, Taylor Rogers, defendió los documentos y afirmó que la administración “produce investigación científica de referencia basada en datos verificables”. Aseguró que la determinación de peligro se había usado para justificar regulaciones costosas que “ponen en riesgo la seguridad económica y nacional”.
La EPA, en tanto, declaró que tomó en cuenta diversas fuentes para evaluar la validez de la decisión de 2009. El DOE, por su parte, se comprometió a “un diálogo más reflexivo y con base científica”.
Qué está en juego
Si la administración Trump revoca la determinación de peligro, se podrían debilitar regulaciones como:
- Reducción de 90% de emisiones en algunas plantas de carbón.
- Límites a las emisiones de metano en pozos petroleros y gasíferos.
- Requisitos para que los vehículos nuevos reduzcan sus emisiones a la mitad hacia 2032.
El público podrá presentar comentarios sobre los documentos hasta el 22 de septiembre. Grupos ambientalistas ya preparan recursos legales para frenar la medida.
Una polémica que va más allá de la ciencia
Aunque algunos académicos alineados con el escepticismo climático han respaldado los documentos, la mayoría de expertos coincide en que los informes seleccionan información para minimizar la amenaza.
“El informe de la EPA recibe una R por ridículo”, escribió la climatóloga Jennifer Francis, mientras que el científico Steven Sherwood concluyó: “No son un esfuerzo honesto por presentar el panorama general, sino intentos de disuadir la preocupación por las emisiones de carbono”.
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