HRW acusa a rebeldes del M23 de masacrar a cientos de civiles con el apoyo de Ruanda en la República Democrática del Congo
Más de 300 civiles han sido ejecutados durante julio en medio de conversaciones de paz.
RUTSHURU.- Según un informe de Human Rights Watch (HRW), publicado este miércoles, al menos 140 civiles fueron ejecutados en julio al este de la República Democrática del Congo (RDC) por el grupo rebelde M23, presuntamente respaldado por Ruanda.
Se presume que la cifra de asesinatos en el territorio de Rutshuru en julio alcanza los 300 muertos, una estimación que coincide con las conclusiones de las Naciones Unidas.
Estos ataques se realizan en medio de conversaciones de paz entre rebeldes, Ruanda y el gobierno del Congo, las cuales son respaldadas por Estados Unidos y Qatar.
El contexto de las masacres en Kivu Norte
Estos crímenes de lesa humanidad ocurrieron en el territorio de Rutshuru, provincia de Kivu Norte, una zona ricamente dotada de recursos naturales y azotada por décadas de conflicto.
Lo más alarmante es que los asesinatos se perpetraron semanas después de que se firmara un acuerdo preliminar de paz entre la RDC y Ruanda, mediado por Estados Unidos el 27 de junio, y de que tuvieran lugar negociaciones en Qatar entre el gobierno congoleño y los rebeldes del M23.
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Testimonios desgarradores de supervivientes de la violencia
El valor de la investigación de HRW reside en los testimonios directos de los supervivientes, que narran con crudeza la brutalidad de los ataques.
Los relatos detallan cómo las masacres se desarrollaron en al menos 14 aldeas y zonas agrícolas cercanas al Parque Nacional de Virunga.
Una mujer describió cómo fue forzada a marchar junto a unas 70 mujeres y niños hasta la orilla de un río después de ver cómo los combatientes del M23 asesinaban a su marido con un machete. En la ribera, los rebeldes abrieron fuego contra ellos. Ella sobrevivió milagrosamente al caer al agua y escapar.
En otro testimonio estremecedor, un hombre narró cómo fue testigo desde la distancia de cómo los rebeldes mataban a su esposa y a sus cuatro hijos, cuyas edades oscilaban entre los nueve meses y los diez años, al no poder llegar a tiempo para salvarlos.
Patrón de violencia y respuesta internacional exigida
Los testimonios y las fuentes consultadas, que incluyen personal médico y de la ONU, indican que la mayoría de las víctimas pertenecían a la etnia hutu, mientras que otras eran de la etnia nande. Este patrón sugiere unos ataques deliberados y sistemáticos contra civiles.
Ante estas atrocidades, Human Rights Watch ha hecho un llamado urgente a la comunidad internacional. La organización insta al Consejo de Seguridad de la ONU y a la Unión Europea a imponer sanciones específicas y más amplias contra los responsables, presionar para su arresto y enjuiciamiento, y exigir a Ruanda que permita el acceso inmediato de expertos forenses independientes y equipos de investigación de la ONU a las zonas bajo control del M23.
La negación del M23 y la sombra de Ruanda
El grupo rebelde M23 ha negado en repetidas ocasiones cualquier participación en estas masacres. Sin embargo, su historial y el consenso internacional sobre el apoyo militar y logístico que reciben de Ruanda debilitan sus declaraciones.
La falta de una respuesta oficial al informe de HRW profundiza las dudas sobre su transparencia y sus intenciones reales en las conversaciones de paz.
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