Ejecución polémica en Tennessee: Reo aseguró sufrir dolor extremo por desfibrilador activo durante inyección letal
Un final controvertido para condenado por triple homicidio.

NASVILLE.- Este martes en Tennessee se llevó a cabo la ejecución de Byron Black, un hombre de 69 años condenado por el asesinato de su novia y sus dos hijas pequeñas en 1988. Sin embargo, su muerte por inyección letal se convirtió en un caso polémico cuando el reo manifestó sufrir un dolor insoportable durante el procedimiento, presuntamente porque las autoridades se negaron a desactivar su desfibrilador cardíaco implantado.
Según The Associated Press, Black falleció a las 10:43 a.m., aproximadamente diez minutos después de iniciado el procedimiento, tiempo durante el cual expresó claramente su sufrimiento.
Testigos presenciales confirmaron que mostró signos evidentes de dolor, levantando repetidamente la cabeza de la camilla mientras respiraba con dificultad.
Los últimos momentos de Black
Atado a la camilla con una sábana cubriendo su cuerpo y una vía intravenosa en el brazo, Black pronunció sus últimas palabras: “No, señor”, cuando se le preguntó si deseaba hacer alguna declaración final.
Minutos después, mientras un asesor espiritual oraba y cantaba a su lado, el condenado exclamó: “Oh, duele tanto”.
Su abogada defensora, Kelley Henry, calificó la ejecución como “vergonzosa”, argumentando que el estado de Tennessee había ejecutado a “un hombre frágil, con discapacidad intelectual y múltiples condiciones médicas” en violación de las leyes del país. Según su equipo legal, Black padecía demencia, daño cerebral, insuficiencia renal y cardiaca congestiva, además de movilizarse en silla de ruedas.
La batalla legal por el desfibrilador
El caso generó un intenso debate judicial sobre la necesidad de desactivar el desfibrilador cardioversor implantable (DCI) de Black antes de la ejecución.
Sus abogados argumentaron que el dispositivo podría administrar descargas dolorosas e innecesarias durante la inyección letal, prolongando su sufrimiento.
Aunque un juez de primera instancia había ordenado la desactivación del dispositivo, el Tribunal Supremo de Tennessee revocó la decisión, alegando que el juez no tenía autoridad para emitir tal orden.
Las autoridades penitenciarias insistieron en que el procedimiento no activaría el desfibrilador y que, en todo caso, Black no sentiría las descargas.
Revisión post mortem y cuestionamientos
El equipo legal de Black anunció que analizará los datos registrados por el desfibrilador durante la autopsia, así como los resultados del electrocardiograma, para determinar exactamente qué ocurrió durante la ejecución.
Henry destacó especialmente los movimientos de cabeza y las quejas de dolor de su cliente, señalando que el pentobarbital (el fármaco usado en la inyección letal) debería haberlo dejado inconsciente rápidamente.
El hecho de que pudiera levantar la cabeza varias veces y expresar dolor demuestra que el pentobarbital no actuó como los expertos del estado afirmaban”, declaró la abogada.
Un crimen que marcó a una familia
Black fue condenado por el asesinato de Angela Clay (29 años) y sus dos hijas, Latoya (9) y Lakeisha (6), a quienes disparó en un ataque de celos mientras cumplía un régimen de libertad condicional por haber herido al exmarido de Angela.
Linette Bell, hermana de la víctima, declaró después de la ejecución:
Ahora su familia está pasando por lo mismo que nosotros vivimos hace 37 años. No puedo decir que lo siento, porque nosotros nunca recibimos una disculpa”.
Contexto nacional
Esta fue la segunda ejecución en Tennessee desde mayo, tras una pausa de cinco años debido primero a la pandemia y luego a errores administrativos. A nivel nacional, 28 personas han sido ejecutadas en EE.UU. en 2025, la cifra más alta desde 2015.
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