Jennifer tuvo una semana intensa de entrenamiento, notó un bulto en su entrepierna y lo ignoró; cuatro meses después se enteró que tenía un melanoma maligno metastásico en varias partes de su cuerpo
Frederick nunca presentó señales típicas del melanoma, como lunares oscuros o cambios en la piel.
ESTADOS UNIDOS.- Jennifer Frederick, una mujer de 50 años, se encontraba en su mejor estado físico en 2023 cuando notó un pequeño bulto en la ingle después de una semana intensa de entrenamiento.
Creyó que se trataba de un tirón muscular, pero un mes después, el bulto seguía presente. Cuatro meses más tarde, había crecido visiblemente, según CBS News.
Tras consultar con un dermatólogo, se sometió a una biopsia luego de que se detectaran más bultos en la pierna.
El 14 de diciembre, los cirujanos le extirparon las masas más grandes. Una semana después llegó el diagnóstico: melanoma maligno metastásico.
Un diagnóstico devastador sin síntomas previos
Frederick nunca presentó señales típicas del melanoma, como lunares oscuros o cambios en la piel.
A pesar de que esta forma de cáncer suele anunciarse con esas manifestaciones, en su caso no hubo señales visibles.
Una tomografía reveló que el cáncer se había extendido: tenía cuatro lesiones en los pulmones y cinco en el cerebro. “Nunca tuve migraña, dolor de cabeza, visión borrosa, problemas para respirar ni tos. Nunca me sentí mal en absoluto”, explicó.
El doctor Michael Postow, oncólogo del Memorial Sloan Kettering, explicó que el melanoma maligno es uno de los tipos más agresivos de cáncer de piel y suele diseminarse rápidamente a órganos como el cerebro y los pulmones.
Aunque lo habitual es que se detecte por un lunar anormal, no siempre es el caso. “También hay que estar atento a bultos bajo la piel como el que tenía Frederick”, señaló.
La lucha contra un cáncer avanzado
La tasa de supervivencia a cinco años para el melanoma metastásico es de alrededor del 35%, pero ciertos tratamientos de inmunoterapia pueden elevarla al 50%, según la Sociedad Americana del Cáncer.
La doctora Lucy Boyce Kennedy, oncóloga de la Clínica Cleveland, recomendó un tratamiento intensivo que combinaba radioterapia con bisturí de rayos gamma y dos fármacos de inmunoterapia.
Kennedy advirtió que era un protocolo de alto riesgo, ya que el sistema inmunitario podía atacar otros órganos.
Frederick no dudó. “Le dije: ‘No me importa lo que sea. Si es el tratamiento más agresivo, estoy dispuesto a hacer lo que sea’. Solo quería volver a ser mi Jen Frederick sana para poder volver a una vida normal”, recordó.
Efectos secundarios extremos
El tratamiento comenzó en enero con radioterapia cerebral. El 17 de enero inició la inmunoterapia quincenal, que pronto le provocó efectos secundarios severos: sarpullido, fiebre alta, náuseas, vómitos, diarrea extrema, escalofríos y complicaciones oculares.
Durante semanas, Frederick fue hospitalizada repetidamente por deshidratación y pérdida de peso crítica.
Bajó a 43 kilos y sufrió una inflamación grave en el colon.
“Me daban de alta. Me iba a casa. Estaba en casa 24 horas y tenía que volver porque volvía a vomitar. No podía retener la comida”, relató.
Debió suspender la inmunoterapia durante dos meses para recuperarse con esteroides, antibióticos y otros medicamentos, pero eventualmente pudo retomar el tratamiento.
Resultados alentadores tras meses de lucha
La primera tomografía por emisión de positrones (TEP) tras el tratamiento mostró una “mejora enorme”, según Frederick. Una segunda, semanas después, confirmó que el cáncer seguía disminuyendo.
Su protocolo fue ajustado y la frecuencia de la inmunoterapia se redujo progresivamente.
“Mi médico dijo que soy un milagro de la etapa IV”, afirmó.
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Un futuro con esperanza
Después de 18 meses de tratamiento, Frederick no presenta progresión del cáncer.
La doctora Kennedy considera que tiene “una excelente probabilidad de supervivencia a largo plazo” y explicó que pacientes en ensayos clínicos con el mismo régimen han mostrado respuestas duraderas de hasta 10 años o más.
Frederick continuará su tratamiento hasta diciembre de 2025, seguido de monitoreos regulares. Mientras tanto, ya comenzó a asesorar a otros pacientes con cáncer a través del programa 4th Angel de la Clínica Cleveland.