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A 12 años de prisión condenan al “Jesús de Siberia”, por abuso y manipulación de seguidores

Los tres acusados negaron su culpabilidad y, hasta el momento, no se ha confirmado si apelarán las sentencias.

RUSIA.- El juicio contra Sergei Torop, conocido como Vissarion y autoproclamado como el “Jesús de Siberia”, concluyó este lunes con una sentencia de 12 años de prisión en un campo de alta seguridad.

Según Independent, el veredicto fue emitido por un tribunal en la región de Krasnoyarsk, poniendo fin a más de tres décadas de liderazgo espiritual que, según los fiscales, estuvo marcado por manipulación, abusos y explotación.

Torop, un exoficial de tránsito convertido en líder espiritual, fundó en 1991 la Iglesia del Último Testamento, un culto que llegó a reunir hasta 10 mil seguidores en todo el mundo, muchos de los cuales se asentaron en la comunidad conocida como la Ciudad del Sol, en la región siberiana.

Una doctrina apocalíptica en nombre de la “palabra viva de Dios”

Vissarion, de 64 años, afirmaba haber “renacido” como portador del mensaje divino:

“Para simplificar, sí, soy Jesucristo. No soy Dios. Y es un error ver a Jesús como Dios. Pero soy la palabra viva de Dios Padre”, declaró en 2002 al The Guardian.

El líder imponía un estilo de vida radical: prohibición de carne, alcohol, dinero, blasfemias, y promovía una vida comunal vegana bajo estrictas normas espirituales. Incluso reemplazó las festividades tradicionales por fechas ligadas a su biografía, como su cumpleaños (14 de enero), convertido en la nueva Navidad.

La imagen de armonía fue rota en septiembre de 2020, cuando fuerzas rusas enmascaradas irrumpieron en el asentamiento para arrestarlo junto con Vladimir Vedernikov y Vadim Redkin, también líderes del grupo.

El proceso judicial concluyó que Torop sometió a sus seguidores a manipulación psicológica, extorsión y restricciones sanitarias que derivaron en daños físicos. Al menos 16 personas sufrieron daño moral y seis presentaron graves secuelas de salud, según los fiscales.

“Se produjeron situaciones ridículas en las que adultos y niños murieron porque no recibieron asistencia médica”, denunció Elena Melnikova, exseguidora que testificó en su contra.

Torop instaba a rechazar la medicina convencional: “Conócete a ti mismo. La carne debe sanarse sola. La enfermedad es un castigo por no estar en armonía con la naturaleza”, recordaron los testimonios.

Sentencias, compensaciones y el fin del culto

El tribunal impuso también 11 y 12 años de prisión para Vedernikov y Redkin, respectivamente, y ordenó una compensación de 45 millones de rublos a favor de las víctimas, equivalente a más de 400 mil libras esterlinas.

Los tres acusados negaron su culpabilidad y, hasta el momento, no se ha confirmado si apelarán las sentencias.

La detención de Torop marca el ocaso de uno de los movimientos religiosos más peculiares y duraderos surgidos tras el colapso soviético.

Nacido en 1961 en Krasnodar, su camino al misticismo inició tras ser despedido como agente de tránsito. Inspirado en elementos del cristianismo ortodoxo, el budismo y el apocalipsis, comenzó a predicar en 1990.

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Devoción sin retorno

Durante años, seguidores como Hermann, de 57 años, y Denis, un australiano de 21, lo describían como el “Hijo de Dios”.

Su culto incluía peregrinaciones a su hogar en la cima de la colina, donde los fieles rezaban en su dirección.

Ahora, sin su líder, los devotos que permanecen en la aldea de Petropavlovka enfrentan la realidad de vivir sin el hombre al que consagraron su existencia. Torop no será liberado hasta los 76 años.

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