Donald Trump es el presidente de Estados Unidos que más se ha enriquecido durante su mandato: NYT
El senador demócrata Chris Murphy ha liderado esfuerzos para denunciar la “corrupción descarada”
Donald Trump ha convertido la presidencia de Estados Unidos en una plataforma de negocios personales como ningún otro mandatario en la historia. A través de tratos comerciales, donaciones extranjeras y el debilitamiento de los mecanismos de supervisión, el expresidente ha generado cientos de millones de dólares para sí mismo y su familia, sin enfrentar consecuencias legales ni políticas significativas.
Según informó el portal New Yorsk Post, a diferencia de otros presidentes de Estados Unidos, Donald Trump no ha disimulado su interés por aprovechar su cargo para enriquecerse. Desde que regresó al poder en 2025, Trump ha intensificado sus negocios personales vinculados directa o indirectamente con su papel como jefe de Estado.
Durnte su última visita en el club de Mar-a-Lago
Por ejemplo, una reciente cena en su club de Mar-a-Lago culminó con el financiamiento, por parte de Jeff Bezos, de una película promocional sobre Melania Trump, lo que representa un ingreso de 28 millones de dólares para la exprimera dama.
A esto se suma la creación de la criptomoneda $TRUMP, que generó más de 320 millones de dólares en comisiones, y la apertura de un club exclusivo llamado Executive Branch en Washington, donde la membresía cuesta 500 mil dólares.
Estos eventos no son aislados. Según analistas, forman parte de una estrategia para monetizar la presidencia a gran escala, desdibujando los límites entre el poder público y los intereses privados.
Regalos internacionales y conflictos de interés
Uno de los ejemplos más polémicos fue la donación de un avión de lujo por parte del gobierno de Catar, valorado en 200 millones de dólqqares, oficialmente destinado a la futura biblioteca presidencial de Trump. El regalo supera en valor a todos los obsequios extranjeros otorgados a anteriores presidentes estadounidenses combinados.
Este tipo de acciones plantea serias dudas sobre conflictos de interés, especialmente cuando provienen de gobiernos o empresarios que podrían beneficiarse de decisiones políticas. Sin embargo, la administración de Trump ha neutralizado cualquier intento de fiscalización, reemplazando inspectores generales, controlando el Departamento de Justicia y eliminando canales tradicionales de rendición de cuentas.
Normalización de escándalos políticos
A diferencia de lo ocurrido en otros gobiernos, las acciones de Trump no han generado el mismo nivel de reacción política o mediática. Los expertos aseguran que la sobrecarga de noticias, escándalos simultáneos y el control institucional que ejerce el mandatario han hecho que muchas de sus decisiones pasen desapercibidas o pierdan fuerza en la opinión pública.
Michael Johnston, especialista en corrupción política, asegura que lo de Trump “no tiene precedentes” y que representa “un desprecio total” por las normas éticas que han guiado a la presidencia durante generaciones.
Negocios familiares sin restricciones
A pesar de prometer en su primer mandato que separaría su papel como presidente de sus empresas, Trump sigue lucrando a través de negocios dirigidos por sus hijos. Forbes estima que su patrimonio neto alcanzó los 5 mil 100 millones de dólares en 2025, su cifra más alta, y que ha aumentado más de mil millones desde que volvió al poder.
Donald Trump Jr. y Eric Trump participan abiertamente en negociaciones internacionales, como un reciente acuerdo de 2 mil millones de dólares en Emiratos Árabes Unidos relacionado con una empresa de criptomonedas creada por la familia.
¿Dónde están los límites éticos?
Legalmente, las leyes de conflicto de interés no aplican al presidente de Estados Unidos, lo que ha sido aprovechado por Trump para justificar su comportamiento.
Desde la Casa Blanca, su equipo de prensa afirma que no hay violaciones porque Trump “es demasiado rico para necesitar más dinero”, argumento que ha sido ampliamente cuestionado por expertos en ética gubernamental.
Figuras clave de su administración tienen vínculos estrechos con personas o entidades que han resultado beneficiadas. Por ejemplo, Pam Bondi, fiscal general y exasesora de Catar, aprobó la legalidad del regalo del avión. Y un colaborador cercano de Elon Musk, cuyo imperio empresarial ha recibido contratos multimillonarios de la NASA, fue nombrado como su administrador.
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Reacciones limitadas, pero crecientes
Aunque el Congreso republicano se ha mostrado reacio a investigar a Trump, algunos sectores comienzan a expresar rechazo. Una encuesta de Harvard/CAPS Harris reveló que el 62% de los estadounidenses ve con preocupación ética el regalo del avión catarí. Incluso voces conservadoras como Ben Shapiro y Tucker Carlson han señalado posibles actos de corrupción.
El senador demócrata Chris Murphy ha liderado esfuerzos para denunciar la “corrupción descarada”, aunque reconoce que no habrá investigaciones formales mientras el Congreso y el Departamento de Justicia estén bajo el control de Trump.