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Grupos antiabortos en Italia podrían tener acceso a mujeres que buscan interrupción de embarazo

A pesar de estar legalizado, el acceso fácil al aborto no siempre está garantizado, ya que la ley permite al personal de salud registrarse como objetores de conciencia y negarse a realizar abortos.

Gente se manifiesta en el “Día Internacional del Aborto Seguro” para pedir garantías para la aplicación de la ley de aborto, que dicen está en peligro debido a la alta tasa de “objeciones de conciencia” de los médicos, en Roma, Italia, el 28 de setiembre de 2022. (AP Foto/Alessandra Tarantino, file)

El gobierno liderado por la primera ministra italiana Giorgia Meloni, de tendencia extrema derecha, busca otorgar acceso a grupos antiaborto a mujeres considerando interrumpir sus embarazos, lo que ha reavivado las tensiones en torno al tema, 46 años después de su legalización en un país mayoritariamente católico como Italia.

El martes, el Senado votó sobre un proyecto de ley relacionado con los fondos de recuperación post-COVID de la Unión Europea. Este proyecto incluye una enmienda auspiciada por el partido de Meloni, Hermanos de Italia, que ya había sido aprobada por la Cámara de Diputados. La enmienda permite a las regiones autorizar a grupos con “experiencia certificada en apoyo a la maternidad” tener acceso a los centros públicos donde las mujeres que están considerando abortar buscan asesoramiento.

La postura de la derecha es que esta enmienda simplemente busca cumplir con la intención original de la Ley 194, que legalizó el aborto en 1978. Esta ley incluye disposiciones para prevenir intervenciones y respaldar la maternidad.

Para la izquierda opositora, la enmienda significa un ataque al derecho al aborto, tal como había advertido que sucedería con la elección de Meloni en 2022.

El gobierno debe comprender que si bien dice que no quiere boicotear o tocar la Ley 194, la verdad es que la derecha se opone a la autonomía reproductiva de las mujeres, teme las decisiones de las mujeres con respecto a la maternidad, la sexualidad y el aborto”, dijo la senadora demócrata Cecilia D’Elia en un acto de protesta días atrás.

La ley de 1978 autoriza el aborto a pedido en las primeras 12 semanas del embarazo o más adelante si la vida o la salud de la mujer corre peligro. Crea centros públicos gratuitos de asesoramiento para las mujeres embarazadas sobre sus derechos y ofrecen servicios para las que quieren interrumpir su embarazo.

El acceso fácil no siempre está garantizado. La ley permite al personal de salud registrarse como objetores de conciencia y negarse a realizar abortos. Muchos lo han hecho, y en ocasiones las mujeres han debido viajar grandes distancias para obtener la interrupción.

Meloni, quien durante la campaña enarboló la consigna “Dios, patria y familia”, ha dicho reiteradamente que no derogará la ley de 1978 y solo quiere que se aplique plenamente. Pero alienta a las mujeres a tener bebés para revertir la crisis demográfica italiana.

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La tasa de natalidad italiana, una de las más bajas del mundo, cae desde hace 15 años y bajó a un nivel récord de 379 mil nacimientos el año pasado. La derecha, con fuerte apoyo del Vaticano, realiza una campaña para llegar al menos al medio millón anual de nacimientos para 2033, la tasa que según los demógrafos es necesaria para impedir que la economía se derrumbe bajo el peso del envejecimiento poblacional.

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