Más de 1.050 millones de toneladas de alimentos fueron desperdiciadas en 2022, revela estudio
ONU reporta cifras alarmantes de alimentos desechados, instando a una acción internacional coordinada
Nairobi, 27 de marzo.- En un contexto donde la inseguridad alimentaria afecta a un tercio de la población mundial, un informe del Programa de la ONU para el Medio Ambiente (Pnuma) reveló que más de 1,050 millones de toneladas de alimentos fueron desechados en 2022, con el 60% originándose en los hogares.
“El desperdicio de alimentos es una tragedia mundial. Millones de personas pasarán hambre hoy debido al desperdicio de alimentos en todo el mundo”, dijo Inger Andersen, directora ejecutiva del Pnuma durante la presentación del informe del Índice de Desperdicio de Alimentos 2024.
El estudio, una colaboración con WRAP, lleva por lema “Piensa, come, ahorra” y busca reducir a la mitad el despilfarro alimentario para 2030, alineándose con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.
Según el Pnuma, en 2022 se generaron 1.050 millones de toneladas de residuos alimentarios (incluidas las partes no comestibles), lo que supone 132 kilogramos per cápita y casi una quinta parte de todos los alimentos disponibles para los consumidores.
Del total de alimentos desperdiciados, el 60 % (631 millones de toneladas) proviene de los hogares de todo el mundo, un 28 % de los servicios de alimentación y un 12 % del comercio minorista.
El estudio también revela que cada persona desperdició un promedio de 79 kilogramos de alimentos en el año, lo que equivale a 1.3 comidas diarias por cada individuo afectado por el hambre. Además, el desperdicio alimentario contribuye entre un 8% y un 10% a las emisiones globales de gases de efecto invernadero, superando ampliamente las emisiones del sector de la aviación.
El Pnuma enfatiza que el desperdicio de alimentos no es exclusivo de los países ricos; las naciones de distintos niveles de ingresos presentan cifras similares de desperdicio por persona.
De los países del G20, solo Australia, Japón, el Reino Unido, EE.UU. y la Unión Europea poseen estimaciones precisas sobre el desperdicio de alimentos, lo que es crucial para monitorear el progreso hacia las metas del 2030.
Harriet Lamb, directora general de WRAP, hizo un llamado a la acción: “Esto es fundamental para garantizar que los alimentos alimenten a las personas, no a los vertederos”.