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Así fue la complicada relación entre la Reina Isabel II y Lady Diana

Desglosando los momentos difíciles y las decisiones que afectaron la relación

Reino Unido.- La relación entre la Reina Isabel II y Lady Diana, la princesa del puebli, constituye un capítulo polémico en la historia de la realeza británica. A lo largo de los años, sus vidas entrelazadas han captado una intensa atención mediática, marcando una serie de eventos y circunstancias que revelan tensiones entre tradición y cambio, personalidad y protocolo, así como alegrías, rivalidades, desafíos y finalmente, tragedia.

Los creadores de contenido de Historia Incomprendida se embarcaron en la tarea de explorar esta compleja conexión, destacando fechas clave y eventos significativos.

¿Cómo se conocieron la Reina Isabel y la princesa de Gales?

Desde el principio, la Reina Isabel II tuvo conocimiento de Diana Spencer debido a la estrecha relación entre los Spencer y la monarquía. El padre de Diana, el octavo Conde Spencer, había servido como asistente personal del Rey Jorge VI, abuelo de la Reina Isabel II. La familia Spencer mantenía lazos históricos con la realeza, y la Reina conoció a Diana desde sus primeros años. La biografía real revela que la Reina y su esposo, el Príncipe Felipe, asistieron a la boda del Conde Spencer y Frances Shand Kydd, padres de Diana, en 1954.

El primer encuentro formal entre Diana y la familia real ocurrió en 1980 en Balmoral, la finca rural en Escocia donde la familia real pasa sus vacaciones de verano. La Reina y Felipe inicialmente quedaron satisfechos con Diana, considerándola una apta candidata para convertirse en la futura princesa de Gales.

El 24 de febrero de 1981, el mundo conoció el compromiso oficial entre el Príncipe Carlos y Lady Diana. Así lo anunciaron en los jardines del Palacio de Buckingham tras un noviazgo de apenas seis meses.

Según fuentes, la Reina dio un ultimátum a Carlos para que se casara en el verano de 1981, indicando que la prolongación del romance era “intolerable para todos los involucrados”. Este momento marcó el comienzo de las dificultades que se avecinaban.

El matrimonio real entre Carlos y Diana se llevó a cabo en 1981, y en los primeros días, la relación entre la Reina y la princesa de Gales transcurrió sin problemas. Sin embargo, las tensiones surgieron a medida que Diana enfrentaba las demandas y expectativas de la vida real. La Reina, basándose en su experiencia personal, pudo haber sentido que Diana estaba mordiendo más de lo que podía masticar.

En sus primeros días como miembro de la familia real, Diana trabajó arduamente para cumplir con las expectativas. La experta en historia monárquica británica de la Universidad de Boston, Harriet Harman, señala que Diana estaba más interpretando un papel aspiracional que expresando su verdadero yo.

En 1982, la Reina comenzó a confiarle responsabilidades reales a Diana, demostrando su confianza en la capacidad de la joven princesa para cumplir con deberes oficiales. Diana, a pesar de las críticas iniciales de Carlos, cumplió con su primera misión en solitario en representación de la familia real en las exequias de la princesa Grace de Mónaco en septiembre de ese año.

La atracción mediática hacia Diana comenzó a eclipsar a otros miembros de la familia real, generando tensiones, especialmente para el príncipe Carlos.

De acuerdo con las fuentes del palacio, cuando la relación entre Diana y Carlos empezó a deteriorarse, Isabel respaldó completamente a la princesa con el objetivo de superar las dificultades y mantener su matrimonio. Sin embargo, en 1992, se anunció su separación. Este periodo fue especialmente desafiante para la Reina, quien se encontró dividida entre su papel como abuela y el deber de mantener la imagen y estabilidad de la monarquía.

La posterior entrevista de Diana en 1995, donde reveló detalles íntimos de su matrimonio, provocó un escándalo y desencadenó tensiones en la familia real. A pesar de la desaprobación interna, Isabel II manejó públicamente la situación con contención.

El divorcio se formalizó en 1996, y aunque la Reina estaba desilusionada, reconoció la imposibilidad de la reconciliación. Diana conservó algunos privilegios, como el acceso a sus hijos y su apartamento en el Palacio de Kensington, pero renunció a títulos honorarios.

Por qué la Reina Isabel II empezó a distanciarse y molestarse con la Princesa Diana

Según la información proporcionada por el medio “El Comercio”, a lo largo de su relación, la reina no toleraba ciertos comportamientos de Diana como integrante de la familia real.

  • La forma en que la princesa se relacionaba con el personal de servicio, discutiendo asuntos personales con cocineros, guardaespaldas y mayordomos, no era de su agrado.
  • La reina no lograba comprender los desequilibrios psicológicos de Diana, quien a veces reaccionaba de manera exagerada y desesperada ante la indiferencia de su esposo, el príncipe Carlos.
  • La confesión de Diana en la entrevista de 1995 con Martin Bashir, admitiendo su relación con James Hewitt, un exoficial de la guardia real, fue algo que la reina no pudo perdonar.
  • La declaración de Diana en la misma entrevista, cuestionando la idoneidad de Carlos para ser rey y expresando dudas sobre su capacidad para llegar a serlo, fue considerada una traición por parte de Isabel II.
  • La filtración a la prensa de los acuerdos económicos tras su separación fue otra acción que la reina no pudo aprobar por parte de Diana.

La tragedia alcanzó su punto máximo en 1997 con la muerte de Lady Diana en un accidente automovilístico en París. Aunque la Reina enfrentó críticas públicas y teorías de conspiración, se dice que se mantuvo en una clara posición de apoyo hacia la familia de Diana. La carta privada de la Reina revela sus sentimientos personales, describiendo la situación como “terriblemente triste” y destacando la reacción pública y el servicio en la abadía como eventos significativos.

La muerte de Diana marcó un punto de inflexión para la Reina y la monarquía. A medida que la realeza enfrentaba la necesidad de evolucionar, Isabel II adoptó un enfoque más cercano y conectado emocionalmente con el público. Se volvió más flexible en su perspectiva sobre el matrimonio y la familia real, reconociendo la importancia de la felicidad de sus miembros.

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