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¿En quién se ha convertido el soldado que regresa a casa tras una guerra?

Murcia Carbonell destaca la estrategia del "victimario", donde los veteranos justifican sus acciones inmorales al proteger la ilusión de expectativas sobre el mundo. 

¿En quién se ha convertido el soldado que regresa a casa tras una guerra?

ESPAÑA.-Alberto Murcia Carbonell, profesor de Humanidades, ética y nuevas tecnologías en la Universidad Camilo José Cela, aborda la complejidad de las expectativas que los seres humanos mantienen sobre el mundo, particularmente en situaciones de conflicto y guerra.

Carbonell reflexiona sobre la dualidad de estas expectativas, que van desde la creencia en la no perpetración de daño hasta la confianza en la pronta ayuda en caso de ser afectados.

Destaca la perspectiva de veteranos de guerra, quienes, tras experimentar directamente el daño y la transgresión moral en el campo de batalla, enfrentan una ruptura entre su identidad preguerra y la persona que regresa a casa.

Exploran narrativas de aceptación y evasión como mecanismos de reconstrucción de la autoimagen y la moralidad, siendo estas cruciales para reclamar la identidad moral del veterano.

“Cruda realidad en la guerra”

El profesor argumenta que la guerra desafía las expectativas previas de los soldados, quienes, a pesar de conocer teóricamente el sufrimiento y la muerte en el conflicto, experimentan una brecha significativa entre la imaginación y la cruda realidad.

La transgresión moral en situaciones de guerra, según expertos como Jonathan Shay y Nancy Sherman, puede dejar heridas invisibles, afectando la percepción de uno mismo y desencadenando trastornos como el estrés postraumático.

Murcia Carbonell destaca la estrategia del "victimario", donde los veteranos justifican sus acciones inmorales al proteger la ilusión de expectativas sobre el mundo.

Este mecanismo, observado en el documental "Fantasmas de Abu Ghraib", revela la necesidad de preservar la propia identidad moral y la percepción de que la guerra fue impuesta, evitando la aceptación de la transgresión personal.

Finalmente, plantea el desafío de las sociedades democráticas para abordar adecuadamente las heridas morales de los veteranos y reconstruir su confianza en las expectativas sobre el mundo.

Enfatiza la importancia de reconocer estas heridas y buscar una reconciliación que permita a los veteranos superar la dicotomía entre las expectativas ilusorias y la cruda realidad de la guerra.

Artículo original publicado en The Conversation

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