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La vida en Myanmar bajo el total control militar

Las protestas masivas que ocurren todos los días son un fuerte recordatorio de la larga y sangrienta lucha por la democracia en un país donde los militares gobernaron directamente durante más de cinco décadas.

YANGON, MYANMAR.- Las esperanzas de construir una democracia sólida en Myanmar se hicieron añicos cuando el poderoso ejército derrocó al gobierno electo de Aung San Suu Kyi y su partido Liga Nacional para la Democracia en un golpe de estado el 1 de febrero.

En el mes transcurrido desde entonces, las protestas masivas que ocurren todos los días son un fuerte recordatorio de la larga y sangrienta lucha por la democracia en un país donde los militares gobernaron directamente durante más de cinco décadas.

Al aferrarse al poder, el ejército utilizó la fuerza letal para sofocar un levantamiento masivo de 1988 y una revuelta de 2007 dirigida por monjes budistas.

Incluso cuando aflojó las riendas, permitiendo el Gobierno civil después de que el partido de Suu Kyi ganó las elecciones en 2015, el ejército retuvo el poder a través de una constitución que redactó.

Cuando el ejército impidió la convocatoria del Parlamento y detuvo a Suu Kyi y otros miembros de su gobierno el día de su toma de posesión, alegó que las elecciones más recientes estaban teñidas de fraude. La comisión electoral que refutó esas acusaciones y afirmó que el partido de Suu Kyi ganó aplastantemente fue purgada por la junta gobernante.

El público en general también rechazó la afirmación de los militares y tomó las calles. Los trabajadores médicos encabezaron un Movimiento de Desobediencia Civil, cuyos llamamientos a protestas masivas no violentas fueron recibidas en todo el país. Incluso en las ciudades más pequeñas, multitudes a menudo de decenas de miles desafiaron las órdenes de la junta contra las grandes concentraciones.

Los que se unieron para oponerse al golpe y querer que Suu Kyi fuera liberado y restaurado al poder procedían de diversos ámbitos de la vida. Funcionarios y trabajadores de empresas como el ferrocarril estatal. Jóvenes entusiastas de la Generación Z. Miembros de la miríada de grupos étnicos de Myanmar.

A medida que las protestas se han intensificado, también lo ha hecho la respuesta de las fuerzas de seguridad, con cientos de arrestos y varias muertes de manifestantes reportados el pasado fin de semana.

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