Tapan su sonrisa para sacar la de otros y ganarse la vida ante Covid-19
A falta de circo, varios "barbijos" salen a las calles para ganarse la vida generando sonrisas mientras se cubren la suya por salud.
SANTA CRUZ, Bolivia.- Sus sonrisas no pueden verse, tapadas por el barbijo sobre su cara con un simpático maquillaje, pero a falta de circo, la venta de tapabocas algo deja en el bolsillo a unos artistas en Bolivia.
Chinchin, nombre artístico de Douglas Fernando Justiniano, tenía hasta ocho artistas para su circo Blue Star en Santa Cruz, la mayor ciudad de Bolivia.
Sumado a los miembros de su familia circense, juntaban trece artistas en pista, llegando a ganar el equivalente a entre 40 y 60 dólares al día con sus funciones, incluso hasta 150 en fines de semana.
Pero vino "este mal, el virus", relata a Efe este profesional del espectáculo, lo que obligó a la gente a quedarse en casa y su circo, que significa Estrella Azul en inglés, quedó con solo dos artistas más los miembros de su familia.
Los mayores pueden salir al paso con donaciones que les dan de arroz, fideos o azúcar, pero sus niños necesitan leche, pañales y otros productos de primera necesidad.
Por eso su escenario ahora no es la carpa en la que muestran sus malabares y sus bromas para arrancar la admiración y las risas del público, sino un mercado donde venden barbijos que ellos mismos elaboran.
Una con lente protectora, otra sencilla y otra con filtro son las mascarillas que ofrecen para "ganarse la vida", comenta Justitiniano.
La venta de tapabocas da para sacar entre unos quince y poco más de veinte dólares al día, lejos de lo que ganaban con su espectáculo bajo la enorme carpa azul.
Al menos sacan para una olla común, cocinada sobre un fuego de leña, porque hasta el gas se ha acabado ya.
"Pedimos a la gente que nos ayude", recalca el artista, junto a un mensaje en el muro de acceso a su circo con el que agradece "cualquier colaboración", porque no saben hasta cuando durará la cuarentena que los deja sin público.
Incluso aunque un día se levante la cuarentena que obliga a quedarse en casa, temen que durante un tiempo su trabajo tardará en recuperarse, pues "la gente no va a querer salir a las nueve o las diez de la noche" para ir al circo.
Este hombre de mediana edad recurre a redes sociales para lanzar mensajes llamando a la solidaridad, mientras mata el tiempo en el mantenimiento de unas gradas ahora vacías y otras tareas para que su circo no se arruine más.
Santa Cruz, con más de un millón y medio de habitantes, es la capital de la región del mismo nombre, la más afectada en Bolivia por el coronavirus, por lo que en este departamento se ha extendido la cuarentena que desde el pasado lunes se ha flexibilizado en algunas partes del país.