¿Cómo fue que palomita atorada en diente puso a un hombre al borde de la muerte? Le hicieron cirugía a corazón abierto

LONDRES.-Un bombero tuvo que someterse a una cirugía a corazón abierto porque contrajo una infección después de tratar de sacar las palomitas de sus dientes con pedazos de metal.

Adam Martin, de 41 años, desarrolló una infección del corazón llamada endocarditis causada por bacterias que se propagan a través del torrente sanguíneo.

Había tenido un trozo de palomitas de maíz clavado en los dientes durante tres días y usó la tapa de un bolígrafo, un palillo de dientes, un trozo de alambre e incluso un clavo de metal para intentar sacarlo.

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Pero meter los objetos en su boca provocó una infección en las encías que se extendió a su corazón y lo dejó luchando por su vida.

Los médicos lograron salvarlo mediante una operación para eliminar un coágulo de sangre infectado de su pierna y otra cirugía de siete horas para reemplazar una válvula en su corazón.

“Tenía la sensación [de que] había algo muy mal. Estaba durmiendo mucho y me sentí terrible”, recordó. “Tenía dolores y molestias en las piernas y simplemente no me sentía del todo bien. Fui ingresado en el hospital el mismo día para las pruebas. En este punto, estaba muy preocupado".

Adam, padre de tres hijos, de Coverack, Cornwall, dijo: “Los médicos me dijeron que si no hubiera ido al doctor de cabecera cuando lo hice, podría haber muerto en tres días.

“La mayoría de las personas mueren cuando están a 350 en una escala de infección y yo estaba a 340. La infección me había comido las válvulas del corazón por completo.

“Si hubiera ido al dentista en primer lugar, nada de esto habría sucedido. Fue la peor experiencia de mi vida.

“No estaba muy lejos de la puerta de la muerte y soy extremadamente afortunado. Las palomitas de maíz atrapadas en mis dientes son la única causa posible en la que puedo pensar. Nunca volveré a comer palomitas de maíz, eso es seguro".

La terrible experiencia de Adam comenzó cuando compartió una bolsa de palomitas mientras miraba una película con su esposa, Helen, de 38 años, a fines de septiembre.