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México también tuvo su ‘Chernobyl’

<p class="MsoNormal">En 1984, Ciudad Juárez, sufrió el accidente nuclear más grande en América<br /><o:p></o:p>

México también tuvo su ‘Chernobyl’

Antes del famoso accidente acaecido en Chernobyl en 1986, Ciudad Juárez vivió un incidente nuclear, el más grande en el continente. Este suceso comenzó en un hospital privado de la ciudad fronteriza cuando fue robada una máquina de radioterapia equipada con cobalto-60.

El Centro Médico de Especialidades realizó la compra del aparato en 1977 para utilizarlo en pacientes con cáncer, pero la falta de personal para operarlo derivó en su abandono dentro de un almacén por seis años.

De acuerdo con el informe de la Comisión de Seguridad Nuclear y Salvaguardias (CNSNS), el seis de diciembre de 1983, un empleado de mantenimiento del hospital, Vicente Sotelo Alardín y su amigo Ricardo Hernández, desmontaron la máquina con la intención de venderla como chatarra.

Al desarmarla perforaron el centro de la bomba de cobalto, por lo que durante el traslado hacia el Yonke Fénix, donde les pagaron 1500 pesos, la camioneta dejó un rastro del material radiactivo por toda la ciudad.

Comisión Nacional de Seguridad Nuclear


Además, el cobalto contaminó las piezas y metales del yonke, los cuales fueron vendidos a fundidoras del área. El metal radiactivo fue utilizado por empresas como Aceros de Chihuahua y Falcón de Juárez para hacer mesas y varillas para construcción, material que se estima en unas seis mil toneladas y que fue distribuido a varios estados del país y a Estados Unidos.

Un laboratorio en Los Álamos, Nuevo México -casualmente el lugar donde se creó la primera bomba atómica- detectó a un camión con material radiactivo proveniente de México, el 16 de enero de 1984.

Tras esto, el Departamento de Salud de Texas y la Comisión Reguladora Nuclear alertaron a México sobre la radiactividad, quienes días después descubrieron la camioneta de Sotelo como una gran fuente de radiación. El auto se encontraba en la colonia Altavista, de las más humildes de Ciudad Juárez.

Comisión Nacional de Seguridad Nuclear

Sotelo señaló que su automóvil llevaba meses estacionado frente a su casa debido a que no tenía batería, por lo que la gente de ese barrio convivía alrededor de él sin saber la cantidad de radiación que estaban recibiendo. La camioneta emanaba alrededor de mil rads, lo equivalente a 20 mil radiografías. 

En una entrevista con Proceso, Sotelo señaló que fue “una víctima del problema”, después de que el hospital donde trabajaba lo culpara del incidente. Indica que su jefe le regaló la máquina para venderla.

“Ahí están esos fierros, llévatelos para que saques para las sodas”.

“Nunca nos avisaron que esa máquina tenía contaminación. La verdad, ni un solo letrero con una calavera o algo así”, justificó.

La cantidad de personas afectadas por el cobalto-60 se desconoce, ya que la información no fue divulgada y se mantuvo en secreto, aunque había 109 distribuidores del metal contaminado en la mitad del país, señala Cruz Zaragoza del Instituto de Ciencias Nucleares en la UNAM. El investigador también comentó que unas mil toneladas del metal contaminado nunca se recuperó, material que podría haberse utilizado en la construcción de unas 300 casas.

Entre los estados afectados por el metal radiactivo se encuentran Chihuahua, Sonora, Sinaloa, Baja California Norte, Baja California Sur, Coahuila, Nuevo León, San Luis Potosí, Guanajuato, Jalisco, Zacatecas, Tamaulipas, Querétaro, Durango, Hidalgo y Estado de México.

De los afectados reconocidos, como los vecinos de Sotelo, se sabe que no continuaron a tratarse en hospitales por no tener los recursos para el transporte y el pago de medicamentos. 

En el yonke donde Sotelo vendió la máquina, fueron afectados 23 trabajadores por oligospermia (escasa cantidad de espermatozoides en el semen), azoospermia (inadecuada producción de esperma) y algunos leucopenia (nivel bajo de glóbulos blancos); y quien transportó los metales a las fábricas sufrió de quemaduras en las manos.

Sus efectos en la actualidad

El Yonke Fénix tiene una máquina para detectar radiaciones, la cual es la única en la ciudad y analiza todo metal que llega.

Efrén Matamoros Barraza, director de Protección Civil en Ciudad Juárez, confirma que la radiación es mínima.

“Hace cinco años, en el 2014, vino personal de la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardias, a dar la última inspección, donde detectaron que apenas si había un 10% de radiación, la cual ya no es dañina para la salud”.

La radiación de cobalto-60 dura de 40 a 50 años, así que a estas fechas ya habría quedado casi eliminada, externa.

Lucina Soto, vecina de Vicente Sotelo en el momento de los hechos, recordó que fue todo un fenómeno en el barrio. Comentó que Sotelo nunca fue encarcelado por el accidente, y que incluso hace unos años lo vio, bastante sano, en una tienda de abarrotes.

 


Con información de Verne y El Mexicano Juárez
 

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