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El Imparcial / Mexico / Lluvias en Jalisco

Apunta tragedia en Jalisco a aguacateros 

3 personas murieron, hay 3 mil damnificados y la mitad de las calles del pueblo quedaron sepultadas en lodo y troncos.

SAN GABRIEL, Jalisco.- "¡Qué vengan a ver lo que provocaron, todo por culpa de su ambición, todo se nos acabó en un ratito!", expresó entre lágrimas Teresa.



La tragedia que provocó el desbordamiento del Río Salsipuedes, en San Gabriel -donde 3 personas murieron, hay 3 mil damnificados y la mitad de las calles del pueblo quedaron sepultadas en lodo y troncos-, tiene nombre, o al menos oficio.



Los incendios que se registraron en el cerro, afirmaron pobladores, fueron provocados, además de que se ha dado una tala de árboles y prueba de ello, son los cortes perfectos que tiene la mayoría de los troncos que quedaron en las calles.

El cerro lo han quemado para poner plantíos de aguacate, han hecho talas y talas, ya no hay árboles para detener el agua", lamentó Petra Gómez, quien presenció cómo la corriente le arrebató de las manos a su mamá, Emilia, de 80 años.



El desmonte en el cerro y el cambio de uso de suelo no es nuevo. La pasada Administración de San Gabriel, encabezada por César Augusto Rodríguez, denunció ante la Profepa sobre la siembra de aguacate en dos predios: El Gringo y Alista.



"El domingo 2 de julio de 2017, en el predio denominado 'El Gringo' del Ejido de El Jazmín (...) se encontró evidencia que en las áreas que resultaron dañadas en este periodo de incendios se está realizando un cambio de uso de suelo (...) de bosque a cultivo de aguacate", se lee en un oficio que Rodríguez mandó a la Profepa y del cual MURAL tiene copia.



El entonces Edil solicitó la intervención de la dependencia a fin de que verificara si contaban con los permisos.



"Vimos como los incendios y seguramente también los procesos de tala clandestina que se ha dado durante muchos años en la sierra, el suelo se reblandeció y eso explica lo que pasó", mencionó el Gobernador Enrique Alfaro.



La falta de respeto a las normas ambientales, consideró Ricardo García de Alba, investigador de la UdeG, fue lo que originó la tragedia, pues la deforestación provocada por incendios y talas, afectó el suelo y no pudo contener el agua.



Tanto Teresa como Petra lo saben. Ambas recuerdan crecidas del río, pero ninguna como ésta, donde la corriente arrastró lodo, troncos, carros, ganado y personas, pero también desbordó la solidaridad y generosidad del pueblo, que abrió sus puertas y dio todo para ayudar a sus vecinos.

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