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Se estancó el combate al hambre durante el sexenio de López Obrador; repunta la inseguridad alimentaria severa, asegura el INSP

Actualmente, 8.8% de la población mexicana padece inseguridad alimentaria severa y 12.3% inseguridad alimentaria moderada, lo que en conjunto representa 7.6 millones de hogares que enfrentan dificultades económicas para adquirir alimentos suficientes y de calidad.

Se estancó el combate al hambre durante el sexenio de López Obrador; repunta la inseguridad alimentaria severa, asegura el INSP

México.- Durante el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, México registró un estancamiento en los avances logrados en el combate al hambre, acompañado de un incremento en los niveles de inseguridad alimentaria severa, reveló una investigación del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP).

El estudio, publicado en la edición más reciente de la revista científica Salud Pública de México, muestra que aunque entre 2012 y 2018 el país logró reducir la proporción de hogares con inseguridad alimentaria severa —al pasar de 10.5% a 8.6%—, durante el periodo 2020-2024 se registró un retroceso, con un repunte a 8.8%.

Actualmente, 8.8% de la población mexicana padece inseguridad alimentaria severa y 12.3% inseguridad alimentaria moderada, lo que en conjunto representa 7.6 millones de hogares que enfrentan dificultades económicas para adquirir alimentos suficientes y de calidad.

Dietas deficientes y riesgos para la salud

La investigación, realizada por académicos de la Escuela de Salud Pública y del Centro de Investigación en Nutrición y Salud del INSP, advierte que los hogares con inseguridad alimentaria moderada o severa presentan patrones de consumo menos saludables, caracterizados por un menor consumo de frutas, verduras y alimentos de origen animal, así como un mayor consumo de cereales refinados, especialmente entre niños y adolescentes.

Uno de los mayores riesgos asociados a esta condición es que uno o varios integrantes del hogar han pasado hambre, se han quedado sin comida o han dejado de comer durante más de un día, lo que deriva en problemas graves de nutrición, desarrollo y salud.

Pandemia y pobreza extrema, factores clave del retroceso

Entre los principales factores que explican el freno en la reducción del hambre, el estudio identifica el impacto de la pandemia de Covid-19, que llegó a México en 2020 y cuyas consecuencias económicas y sociales aún persisten.

“En el caso de México, hubo un estancamiento en los logros para disminuir la inseguridad alimentaria debido a pérdidas en el empleo formal, principalmente entre los trabajadores de bajo nivel de ingreso, así como un aumento en el número de personas clasificadas en pobreza extrema”, señala el análisis.

Desigualdad regional: el sur, el más afectado

El problema de la inseguridad alimentaria presenta una marcada desigualdad territorial. Las entidades con mayor proporción de hogares con inseguridad alimentaria moderada y severa se concentran en la península de Yucatán y el sur del país.

Los estados más afectados son:

  • Tabasco: 32.1%
  • Chiapas: 31.1%
  • Guerrero: 27.5%
  • Campeche: 27.4%

A ellos se suman Oaxaca, Veracruz, Puebla y Tlaxcala, con niveles cercanos al 26%.

En contraste, las entidades con menor incidencia de hambre son Coahuila (12.1%), Baja California (12.4%), Nuevo León (13.2%), Chihuahua (13.8%) y Aguascalientes (15%).

Hogares encabezados por mujeres, los más vulnerables

Uno de los hallazgos centrales del estudio es que los hogares con jefatura femenina tienen mayor probabilidad de experimentar inseguridad alimentaria moderada y severa.

Esta vulnerabilidad, explica el INSP, está asociada a inequidades salariales, sobrecarga de trabajo doméstico y de cuidados, así como limitaciones en el acceso a servicios de saneamiento y promoción de la salud.

Además, la probabilidad de padecer inseguridad alimentaria se incrementa 2.3 veces cuando existe inseguridad hídrica en el hogar, es decir, cuando no se cuenta con acceso confiable a agua suficiente y de calidad para el cultivo, la limpieza y la preparación de alimentos.

Reconocimiento oficial del problema

El pasado 11 de diciembre, durante la presentación del informe Eat-Lancet 2025, el secretario de Salud, David Kershenobich, reconoció públicamente la gravedad del problema del hambre en México.

“Tenemos todavía un problema grave de inseguridad alimentaria en el país”, afirmó durante un foro realizado en la Academia Nacional de Medicina.

El funcionario detalló que en zonas urbanas 8.4% de los hogares enfrenta inseguridad alimentaria importante, mientras que en zonas rurales la cifra asciende a 10.3%, y subrayó la urgencia de implementar políticas que garanticen el acceso regular a alimentos suficientes, seguros y nutritivos.

Un reto pendiente para la política pública

El estudio del INSP concluye que, pese a los avances logrados en décadas anteriores, México enfrenta un desafío estructural persistente en materia de hambre y nutrición, agravado por crisis económicas, desigualdad regional, brechas de género y falta de acceso al agua.

Los especialistas advierten que revertir esta tendencia requerirá políticas integrales que articulen empleo, ingresos, salud, nutrición, agua potable y protección social, especialmente en las regiones y hogares más vulnerables del país.

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