La revisión del T-MEC prevista entre enero y julio de 2026 abrirá un proceso formal entre México, Estados Unidos y Canadá para evaluar el tratado y definir su posible extensión por otros 16 años, en medio de debates sobre inversión, nearshoring y reglas comerciales

La revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) prevista para 2026 se perfila como uno de los momentos más relevantes para el futuro económico de la región. Para México, el proceso será clave para definir su capacidad de atraer inversión extranjera, fortalecer el nearshoring y mantener la certidumbre comercial con sus principales socios.

Aunque la revisión ha generado debate y cautela entre empresas y analistas, la expectativa dominante apunta a una renovación del acuerdo con ajustes moderados, más que a un cambio profundo o una ruptura. Esta percepción se basa en el peso económico del tratado y en la alta integración productiva que existe entre los tres países.

La información de este análisis se basa en declaraciones oficiales del gobierno de México, estimaciones del sector empresarial y opiniones de especialistas en comercio exterior, difundidas en foros económicos y conferencias recientes.

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Qué establece el calendario del T-MEC

El propio tratado fija que entre enero y julio de 2026 México, Estados Unidos y Canadá deberán realizar una revisión formal de su funcionamiento. Este mecanismo no implica la terminación automática del acuerdo, sino una evaluación que puede derivar en su extensión por otros 16 años.

En este contexto, la presidenta Claudia Sheinbaum ha expresado una postura de confianza. Durante conferencias recientes señaló que la economía mexicana se mantendrá sólida y que las señales preliminares desde Estados Unidos son favorables.

Soy muy positiva, muy optimista en relación a esta revisión… Vamos por buen camino”, afirmó, al destacar que el T-MEC ha sido reconocido como un instrumento funcional para la región.

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Nearshoring: la principal oportunidad para México

Uno de los mayores beneficios de una revisión ordenada del T-MEC es el impulso al nearshoring, es decir, la relocalización de empresas que buscan acercar sus operaciones al mercado de América del Norte.

Analistas y organismos empresariales coinciden en que, una vez que disminuya la incertidumbre asociada al proceso de revisión, la inversión privada podría reactivarse con mayor fuerza a partir del segundo semestre de 2026.

México parte con ventajas claras:

• Integración profunda en las cadenas de suministro de América del Norte.
• Capacidad manufacturera y experiencia exportadora, en especial en el sector automotriz.
• Potencial logístico e infraestructura, respaldados por proyectos de desarrollo internos.
• Participación activa del sector privado en consultas técnicas y mesas de trabajo.

De acuerdo con estimaciones empresariales, México podría superar los 700 mil millones de dólares en exportaciones en 2026, lo que refuerza su papel como socio estratégico dentro del bloque regional.

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Reglas de origen, energía y digitalización: los temas sensibles

Pese al respaldo general al T-MEC, la revisión enfrenta desafíos regulatorios relevantes. Uno de los más sensibles es el sector energético, donde inversionistas y socios comerciales han insistido en la necesidad de reglas claras, políticas predecibles y un suministro competitivo.

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También persisten debates sobre las reglas de origen, especialmente en la industria automotriz, así como temas emergentes vinculados con la digitalización, la protección de datos y la ciberseguridad.

A estos factores se suma la política comercial de Estados Unidos, donde el uso de aranceles ha sido señalado como una herramienta recurrente de negociación. Además, el papel de China ha ganado peso en las discusiones, lo que obliga a México a equilibrar su relación con ese país sin afectar su integración con América del Norte.

Escenarios posibles rumbo a 2026

Especialistas plantean distintos escenarios sobre el resultado de la revisión del T-MEC:

• Escenario optimista: extensión del tratado con ajustes menores, reducción de la incertidumbre y consolidación del nearshoring.
• Escenario conservador, considerado el más probable: renegociación limitada, enfocada en preservar la integración trilateral.
• Escenario adverso: tensiones políticas y retóricas, aunque con baja probabilidad de colapso del acuerdo.

El exjefe negociador del T-MEC, Kenneth Smith Ramos, ha subrayado que “no estamos ante un proceso simbólico, sino ante una revisión técnica y políticamente sensible”, aunque con un alto nivel de respaldo al acuerdo entre los tres países.

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El reto para México

Para México, el desafío será llegar a 2026 con una postura sólida, coordinada con el sector privado y enfocada en ofrecer certidumbre jurídica y regulatoria. La forma en que se atiendan los temas pendientes será determinante para mantener la confianza de los inversionistas.

En suma, 2026 será un año decisivo para el T-MEC y para la atracción de inversión extranjera en México. Si el país logra atender los desafíos regulatorios y capitalizar sus ventajas estructurales, la revisión del tratado puede convertirse en una oportunidad para fortalecer el crecimiento económico y el papel estratégico de México en la región.