La difícil elección en la UNAM: Trabajar a los 70 o jubilarse con menos, la realidad de más de 6,500 docentes

CIUDAD DE MÉXICO.- En la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), cumplir los requisitos de edad y antigüedad para la jubilación no se traduce en el retiro automático. Para más de 6,500 profesores, la decisión de dejar el trabajo activo representa un dilema económico personal: permanecer en el aula o enfrentar una pérdida significativa de ingresos. Según información de La Jornada, basada en cifras oficiales de la Dirección General de Asuntos del Personal Académico (DGAPA), estos docentes, investigadores y técnicos académicos, que ya podrían jubilarse, eligen continuar trabajando porque es la única forma de conservar prestaciones, bonos y estímulos que desaparecen al momento del retiro.

Un panorama universitario con rostro envejecido

Las estadísticas revelan un panorama claro: de los casi 40 mil docentes que integran la UNAM, el 16.8% tiene más de 65 años, edad en la que la mayoría ya acumula más de 30 años de antigüedad. Fuentes universitarias consultadas por el medio señalaron que el principal freno para iniciar el trámite de jubilación es, precisamente, la pérdida de esos estímulos económicos.

La distribución de este grupo no es uniforme. La mayoría se concentra en facultades, escuelas nacionales e institutos de investigación, que suman 4,485 profesores. En contraste, los 15 planteles de bachillerato (preparatorias y Colegios de Ciencias y Humanidades) albergan a poco más de 730.

México

Mientras en México la jubilación se mantiene en 65 años, en España el retiro se retrasa de forma gradual y obliga a cotizar más tiempo para acceder a una pensión completa

• Facultad de Medicina: Concentra el mayor número, con cerca de 650 profesores mayores de 65 años (14% del total).
• Facultad de Derecho: Cuenta con 277 docentes en este rango.
• Facultad de Ingeniería: Tiene 268.

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El costo humano: testimonios desde las aulas

Esta realidad estadística tiene un rostro humano tangible en las aulas. Melisa, alumna de la Escuela Nacional Preparatoria número uno Gabino Barreda, compartió con La Jornada el caso de su maestro de Educación de la Salud, de aproximadamente 70 años. "Ya camina despacio y nos cuenta que fue director de la prepa hace como 30 años. Nosotros le decimos que ya debería jubilarse, pero no quiere“, relató la estudiante. Este testimonio ilustra la disyuntiva personal que enfrentan miles: seguir ejerciendo, a pesar del desgaste físico natural, para mantener un nivel de vida que la pensión podría comprometer.

El debate sobre la renovación y los métodos de enseñanza

La permanencia de una proporción significativa de docentes mayores también abre un debate sobre la renovación de métodos pedagógicos. Una fuente de la UNAM citada por La Jornada aclaró que la edad no obliga a jubilarse, pero consideró que “podría ser oportuno abrir espacios a docentes más jóvenes”. El argumento es que estos suelen tener “mayores habilidades para adaptarse a los nuevos métodos de enseñanza”, incluyendo aquellos que incorporan herramientas de inteligencia artificial.

La misma fuente, si bien defendió la “libertad de cátedra” como valor fundamental, destacó la importancia de que el profesorado se esfuerce por utilizar plataformas digitales modernas “en lugar de recurrir exclusivamente a métodos empleados hace más de dos décadas”.

La situación descrita configura un círculo complejo donde factores económicos personales, la estructura de incentivos laborales y las necesidades de innovación educativa se entrelazan, definiendo el día a día en la máxima casa de estudios de México.

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