De una oferta de trabajo a un centro de estafas, así reclutan las mafias del Sudeste Asiático a jóvenes de Latinoamérica y España para obligarlos a defraudar desde Camboya y Birmania, en un negocio ilegal que la ONU compara con el narcotráfico
Redes criminales detectadas por la ONU amplían su alcance y buscan hispanohablantes, mientras miles de personas son forzadas a estafar desde centros controlados en Camboya y Birmania
Las mafias que operan desde el Sudeste Asiático, principalmente en Camboya y Birmania, llevan a cabo multimillonarias estafas digitales desde espacios descritos por investigadores como casi carcelarios. Estas redes, denunciadas por la ONU y numerosas organizaciones, han ampliado recientemente su foco hacia España y Latinoamérica, con el objetivo de captar personal local que les ayude a identificar y engañar a víctimas en sus países de origen.
De acuerdo con expertos y reportes de Naciones Unidas, estas actividades ilegales surgieron ligadas a la industria de los casinos en la región y se trasladaron al ecosistema digital tras la pandemia de covid-19, hasta convertirse en centros de ciberestafas que operan a escala global.
Centros de estafa y condiciones de semiesclavitud
En estos centros, miles de personas trabajan bajo órdenes de mafias, muchas de ellas de origen chino, defraudando a víctimas de todo el mundo. Investigaciones privadas, de oenegés y de la ONU han documentado torturas, amenazas y muertes contra quienes no cumplen los objetivos impuestos.
La ONU estima que al menos 100.000 personas se encuentran en este tipo de centros en Camboya y 120.000 en Birmania, muchas de ellas en condiciones de semiesclavitud.
De Asia a España y Latinoamérica
En una primera etapa, estas redes se enfocaron en víctimas chinas y de otros países asiáticos, pero con el tiempo ampliaron su radio de acción a otras regiones, lo que incrementó la necesidad de personal hispanohablante.
La portavoz para el Sudeste Asiático y el Pacífico de la Oficina de la ONU contra las Drogas y el Delito (ONUDD), Laura Gil, lo confirma: “Hay nuevos mercados en Latinoamérica, España y otras partes de Europa”, y para llegar a ellos “necesitan a hispanohablantes que puedan estafar, porque, a pesar de tener software de traducción, es mucho más realista”, explicó a EFE desde Bangkok.
Rescates de colombianos y brasileños
Una falsa oferta laboral llevó a una veintena de colombianos a Camboya, donde fueron incomunicados, maltratados y amenazados, hasta que lograron alertar a las autoridades mediante la aplicación LibertApp de Migración Colombia.
“Nos dejaron muy claro que el que trabajaba vivía normal, y que el que no trabajaba o el que quisiera devolverse (…) se iba a morir”, relató uno de ellos.
La directora de Migración Colombia, Gloria Arriero, informó que desde julio se han producido 127 rescates, de los cuales 49 % son venezolanos, 45 % colombianos y 6 % de otras nacionalidades.
Un español que participó en las estafas
No todos los casos implican retención forzada. David, español de unos cuarenta años, contó a EFE que aceptó trabajar para estafadores “por dinero” tras conocer a un reclutador latinoamericano.
Durante cinco meses, ayudó a adaptar textos en español para hacer más creíbles las estafas. “Lo que hacía era darle un toque español”, explicó. Incluso inventó una ubicación ficticia: “La sede la inventé yo. Estaba en un lugar financiero de Madrid”.
Aunque pudo salir voluntariamente, describe una vigilancia extrema y afirma que otros trabajadores sufrieron agresiones. “Un conocido ruso me contó que le pegaron y dieron con un táser”, relató.
Camboya, epicentro de las ciberestafas
Camboya concentra más de 270 ubicaciones identificadas como posibles centros de estafas, según Cyber Scam Monitor. Muchos operan camuflados en torres de oficinas, hoteles o apartamentos, y se desplazan a zonas remotas cuando se sienten vigilados.
Laura Gil describe estos lugares como “entrar en una película de terror”, con filas interminables de computadoras y perfiles de víctimas.“Es como si fuera una multinacional invisible e ilegal”, resume.
Un negocio comparable al narcotráfico
El investigador de Harvard, Jacob Sims, sostiene que 85 % de estas mafias son de origen chino y estima que generan entre 50 y 70 mil millones de dólares anuales.
“Lo único que se puede comparar a nivel mundial es el tráfico de drogas”, afirmó.
Uno de los pocos rostros visibles es Chen Zhi, vinculado a Prince Group, señalado por el Departamento de Justicia de EE.UU. como el cerebro de un imperio de ciberfraude.
“Hay gente que ha hipotecado su casa, que ha pedido dinero a familiares…”, lamenta David. “No estoy orgulloso de lo que he hecho”.
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