Una de cada tres mujeres en la región del continente americano ha sufrido violencia de pareja, alerta la OPS, el impacto va del riesgo de VIH a la depresión

Una realidad que persiste en el continente americano, la OPS documenta altos niveles de violencia contra las mujeres y presenta una herramienta para mejorar la atención médica a sobrevivientes — En las Américas, una de cada tres mujeres ha experimentado violencia física y/o sexual por parte de su pareja a lo largo de su vida, de acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS). De acuerdo con La Jornada, el organismo advierte además que, en la región, muchas mujeres “inician su vida sexual activa con un acto forzado o no deseado”.

La información forma parte del documento Herramienta de evaluación rápida para mejorar la atención a mujeres sobrevivientes de violencia sexual, en el que la OPS expone las consecuencias que estas agresiones tienen en la salud física, sexual, mental y reproductiva de las víctimas.

Te puede interesar: “Ningún agresor puede usar su cargo como escudo” La Cámara de Diputados aprobó por unanimidad reformas para castigar a funcionarios públicos que ejerzan violencia de género o familiar

México

¿Qué se conmemora el 25 de noviembre? El poderoso origen del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres

Mayor riesgo de VIH, depresión y complicaciones en el embarazo

Según el análisis, las mujeres que han sufrido abuso físico o sexual tienen 1.5 veces más probabilidades de contraer el virus de inmunodeficiencia humana (VIH). Además, presentan 16 por ciento más posibilidades de tener un bebé con bajo peso al nacer y más del doble de probabilidades de sufrir depresión en comparación con mujeres que no han vivido estas agresiones.

La OPS subraya que en una región “donde las tasas de violencia sexual y física siguen siendo elevadas”, la atención posterior a una violación, brindada de forma oportuna y compasiva, es fundamental para prevenir embarazos no deseados, VIH, otras infecciones de transmisión sexual, y para proteger la seguridad y el bienestar de las sobrevivientes.

El papel clave del sistema de salud

El documento destaca que mejorar la atención de los servicios de salud es una pieza central en la respuesta a la violencia sexual. La OPS señala que:

“El sistema de salud desempeña un papel importante tanto en la respuesta a las violencias de género como en su prevención. El personal puede ayudar a identificar el abuso de manera temprana, brindar atención de calidad a las sobrevivientes y remitir a las mujeres a otros servicios de apoyo esenciales”.

Debido a que los servicios sanitarios suelen ser el primer punto de contacto profesional para las mujeres víctimas, la OPS enfatiza que esta atención debe ser empática, sin prejuicios, sin revictimización y con atención clínica de buena calidad.

Una herramienta para cerrar brechas en la atención

La herramienta de evaluación rápida presentada por la OPS busca ofrecer al sector salud de la región un instrumento práctico y basado en evidencia para:

• Evaluar la atención en salas de emergencia y clínicas
• Identificar brechas críticas en la atención posterior a una violación
• Fortalecer la respuesta del personal de salud

El organismo afirma que esta guía permitirá a los países convertir compromisos regionales en acciones concretas dentro de los establecimientos de salud, midiendo cómo responden a las necesidades reales de las sobrevivientes y orientando los siguientes pasos para mejorar la atención.

Un desafío de salud pública y derechos humanos

La OPS concluye que la violencia sexual contra las mujeres sigue siendo uno de los desafíos de salud pública y derechos humanos más extendidos en las Américas, y que mejorar la atención médica es una vía directa para reducir daños, salvar vidas y restablecer la dignidad de quienes han sobrevivido a estas agresiones.

Te puede interesar: Un nuevo estudio revela que solo el 15% de los mexicanos identifica la violencia de género, pese a que más del 70% de las mujeres ha sufrido alguna agresión; el índice expone desconocimiento, desconfianza institucional y falta de información sobre leyes y tipos de violencia