Trabajadores de limpieza protestan en CDMX: Queman basura y bloquean vialidad exigiendo afiliación sindical

CIUDAD DE MÉXICO.- Al menos 100 trabajadores de limpieza de la Ciudad de México bloquearon este viernes una de las vialidades más transitadas del centro histórico. Su protesta, que incluyó el vaciado y la quema de residuos frente a un edificio público, tuvo un objetivo central: exigir su incorporación formal al Sindicato Único de Trabajadores del Gobierno de la Ciudad de México (SUTGCDMX).

Según Proceso, los manifestantes, provenientes de distintas alcaldías, acusaron a funcionarios de la administración de la morenista Clara Brugada de obstaculizar por meses un trámite clave y de negar el diálogo.

El acto, que duró aproximadamente dos horas, dejó daños en las oficinas de personal, afectaciones viales severas y una advertencia de nuevas movilizaciones.

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El detonante: La batalla por un “dígito” sindical

El corazón del conflicto es un trámite administrativo conocido como “dígito”. Este código es el requisito inicial para que un trabajador pueda iniciar su proceso de afiliación al sindicato.

Los trabajadores de limpieza aseguran que las autoridades de la Dirección General de Administración de Personal y Desarrollo Administrativo, encabezada por José Carlos Acosta, han retenido estos dígitos de forma injustificada.

Sin esta adscripción formal, los empleados argumentan que se les limita el acceso a prestaciones laborales completas y a la representación sindical. Según La Silla Rota, su consigna fue clara: “Esto es discriminación y no lo vamos a tolerar”.

La cronología de los hechos: De la movilización al incendio

La manifestación siguió una escalada definida. Los trabajadores llegaron alrededor de las 8 de la mañana a las oficinas de personal, ubicadas en Fray Servando Teresa de Mier entre Eje Central e Isabel la Católica, a bordo de los camiones oficiales de limpieza.

En un primer momento, vaciaron el contenido de al menos diez unidades de residuos sobre la calle, cubriendo la vialidad con basura orgánica e inorgánica. Posteriormente, la protesta se intensificó: se prendió fuego a montones de desechos y a uno de los accesos del edificio.

Los manifestantes lanzaron objetos contra los cristales, rompiendo ventanas, e ingresaron al inmueble para accionar extintores dentro de las oficinas.

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Las consecuencias inmediatas: Caos vial y daños materiales

El bloqueo total de la vialidad generó un caos circulatorio en una zona del centro; automovilistas, transporte público y peatones se vieron afectados durante las horas pico.

Acudieron elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) para supervisar y elementos de tránsito para gestionar el desvío del tráfico.

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Una vez que los manifestantes se retiraron, alrededor de las 10:40 horas, personal de la Secretaría de Obras y Servicios (SOBSE) inició las labores para limpiar los residuos acumulados.

Los daños al edificio público fueron cuantificados, aunque las autoridades no han dado un estimado oficial.

La respuesta oficial y las amenazas a futuro

Durante el transcurso de la protesta, funcionarios de la Secretaría de Gobierno de la Ciudad de México establecieron contacto con el dirigente del SUTGCDMX, Hugo Alonso Ortiz para ofrecer una reunión para la próxima semana con el fin de abordar la demanda.

Si bien los trabajadores decidieron retirarse al mediodía y levantaron parte de la basura, su retirada no fue una rendición. Anunciaron de manera contundente que reiniciarán las movilizaciones el próximo lunes.

En un comunicado, hicieron un “llamado firme y masivo a todas las secciones” del sindicato que tengan demandas pendientes, señalando que la protesta de este viernes fue solo con un “porcentaje menor” de los empleados.

Un conflicto administrativo que estalla en la calle

Este evento no es un incidente aislado sino que refleja una tensión recurrente en la administración pública de la capital: la disputa por la correcta y oportuna afiliación sindical de los trabajadores de base.

La protesta evidencia la frustración de un grupo que percibe que las vías institucionales y de diálogo están cerradas. El uso de la basura que ellos mismos recolectan como herramienta de protesta simboliza la paradoja de su situación.

El desafío para el gobierno de Clara Brugada será doble: atender la demanda concreta de los dígitos sindicales para desactivar el conflicto inmediato, y restablecer canales de comunicación efectivos que prevengan que fallas administrativas se transformen, nuevamente, en crisis en la vía pública. El próximo lunes será la primera prueba de si el diálogo o la confrontación marcarán el rumbo de este conflicto laboral.

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