Más de 40 años después, México aún vive los estragos del sexenio de José López Portillo: desde el fin del “Milagro Mexicano” hasta el colapso económico que transformó para siempre la relación entre el gobierno y la iniciativa privada
La caída del petróleo, la fuga de capitales y la estatización bancaria dejaron cicatrices que aún definen la economía del país

MÉXICO — El sexenio de José López Portillo (1976–1982) es recordado como uno de los puntos de quiebre más importantes de la historia económica de México. Su administración pasó del optimismo petrolero a una crisis financiera que marcó el final definitivo del llamado “Milagro Mexicano”, un periodo de crecimiento sostenido que había durado más de tres décadas.
El Milagro Mexicano terminó definitivamente con el sexenio de José López Portillo, quien, a pesar de beneficiarse de la bonanza petrolera de los 70, contrajo una deuda masiva que, aunada a su decisión de nacionalizar la banca en 1982, provocó una grave crisis económica y financiera al final de su gobierno. Esta crisis marcó el fin del crecimiento económico acelerado que caracterizó al periodo anterior y sentó las bases para el declive de la hegemonía del PRI.
En 2025, las consecuencias de ese sexenio siguen siendo visibles en la estructura económica, en la política pública y en la memoria financiera del país.
1. Dependencia del petróleo: el origen de una vulnerabilidad que persiste en 2025

López Portillo apostó la economía nacional a la renta petrolera, lo que permitió un rápido aumento del gasto público. La falta de diversificación productiva reforzada en ese sexenio sigue afectando al país, la dependencia energética sigue siendo uno de los mayores riesgos macroeconómicos de México en pleno 2025.
2. Endeudamiento masivo: un problema que marcó generaciones
Apostando a que el petróleo pagaría todo, México se endeudó a niveles históricos. El crecimiento de la deuda pública durante los años 70 y 80 condicionó durante décadas la capacidad de inversión del Estado. México todavía destina miles de millones de pesos al pago de intereses, reduciendo margen para infraestructura, salud y educación. Esta carga estructural comenzó precisamente con López Portillo.
3. Caída del petróleo en 1981: el detonante de la crisis
Cuando los precios del petróleo colapsaron en 1981, los ingresos del gobierno se desplomaron. La volatilidad externa sigue siendo una amenaza permanente, la crisis de 1982 demostró que depender de un solo producto puede destruir la estabilidad macroeconómica. Este precedente aún guía decisiones de política fiscal en el país.
4. Fuga de capitales y devaluación histórica: la pérdida de confianza que aún pesa

En 1982, México vivió una fuga masiva de capitales, caída de reservas y devaluación histórica. La memoria histórica de 1982 sigue influyendo en el comportamiento financiero de familias y empresas. La desconfianza en el sistema bancario y en la estabilidad del peso llevó a patrones de ahorro más conservadores, que permanecen visibles en las generaciones que vivieron la crisis.
5. Nacionalización de la banca: una huella duradera en el sistema financiero
El 1 de septiembre de 1982, López Portillo anunció la estatización de la banca privada, lo que rompió la relación entre gobierno y sector empresarial. Aunque la banca fue reprivatizada en los años 90, la crisis de confianza creada en 1982 no desapareció. Muchos mexicanos aún desconfían del sistema bancario; a nivel institucional, la estructura bancaria actual sigue marcada por esa ruptura histórica.
6. Inflación, pobreza y pérdida de poder adquisitivo: un quiebre social que sigue vigente

La inflación superó el 100 %, el peso se devaluó y millones de mexicanos perdieron ahorros y patrimonio. El quiebre económico de los 80 profundizó la desigualdad y precariedad laboral. Hoy, en 2025, el poder adquisitivo de los trabajadores sigue sin recuperar plenamente el nivel previo al colapso económico de esa década.
7. Fin del modelo de desarrollo estabilizador: el inicio del México contemporáneo
El modelo de crecimiento interno, estabilidad de precios y expansión industrial terminó en 1982. Las políticas adoptadas después configuran la base del modelo económico actual. Muchas de las tensiones económicas y políticas en México (como el debate sobre Estado vs. mercado) provienen de este quiebre.
¿Por qué 1982 sigue siendo un punto de referencia para entender a México hoy?

Las decisiones del sexenio de José López Portillo transformaron la economía mexicana de manera irreversible. El país pasó del auge petrolero a una crisis histórica que marcó el fin absoluto del “Milagro Mexicano” y dio inicio a un ciclo de inestabilidad, deuda y ajustes estructurales que aún moldean a México a finales de 2025.
Entender este periodo no es un ejercicio de memoria: es fundamental para interpretar los retos actuales del país, su vulnerabilidad ante la volatilidad global, la fragilidad del poder adquisitivo y la desconfianza institucional que aún persiste.
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