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El bisonte regresa a Coahuila: Una manada de 44 ejemplares reforesta el desierto y reconecta una nación originaria

Una manada de 44 bisontes americanos es reintroducida en Coahuila para restaurar el ecosistema del desierto y reconectar la cultura ancestral de la Nación N’dé con esta especie emblemática.

El bisonte regresa a Coahuila: Una manada de 44 ejemplares reforesta el desierto y reconecta una nación originaria

El pasado 26 de noviembre, las llanuras de Cuatro Ciénegas, Coahuila, fueron testigos de un hecho histórico. Cuarenta y cuatro bisontes americanos, 38 hembras y 6 machos, pisaron de nuevo un territorio del que desaparecieron hace más de dos siglos.

Este es el tercer grupo de conservación que se establece en México. Según Aristegui Noticias, su liberación es el resultado de una alianza entre organizaciones civiles, el gobierno y la Nación N’dé. El proyecto busca restaurar el ecosistema del Desierto Chihuahuense y sanar un vínculo biocultural roto.

La manada no solo es una herramienta para regenerar pastizales; para el pueblo originario, el regreso del Iyané (bisonte) es la recuperación de un hermano espiritual.

¿En dónde y cómo se realizó la reintroducción?

Los animales viajaron desde la Rancho El Uno en Janos, en Chihuahua, hasta la Unidad de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (UMA) “Reserva El Santuario”.

El sitio fue elegido porque está naturalmente rodeado por montañas. Solo se requirió instalar “menos de 100 metros de cerco” para garantizar que los bisontes se mantengan en la zona.

El traslado fue un proceso complejo que duró casi un mes: incluyó el arreo de los ejemplares, análisis de salud, vacunación y la obtención de permisos oficiales.

Tres de los machos provienen del Museo del Desierto en Saltillo, con el fin de enriquecer la diversidad genética de la manada.

¿Por qué el bisonte es clave para el ecosistema?

De acuerdo con una entrevista realizada por David Alonso, un especialista en rehabilitación y doma natural de equinos, a directores de las organzaciones encargadas del proyecto, la reserva fue durante décadas un rancho ganadero convencional, lo cual causó desertificación y erosión del suelo.

Ahora, el bisonte actúa como una “herramienta biológica para revertir ese proceso”: su forma de pastorear, el impacto de sus pezuñas y la dispersión de su estiércol ayudan a regenerar los pastizales nativos. Este proceso mejora la capacidad del suelo para infiltrar agua de lluvia.

La presencia del bisonte es solo el primer paso: el proyecto planea reintroducir después al borrego cimarrón y al berrendo (un antílope nativo). La protección del área ya muestra resultados: se han registrado avistamientos de oso negro, puma, venado bura, pecarí, coyote y zorra del desierto.

El vínculo sagrado: Lo que el regreso del bisonte significa para la Nación N’dé

Para el Dr. Juan Luis Longoria Granados, líder de la Nación N’dé y Director de Cultura de la Fundación, este momento trasciende lo ecológico.

El bisonte, o Iyané, es un elemento central en su cosmovisión y mitología:

El regreso del bisonte no solo es un logro ecológico; reconecta a la Nación N’de con un hermano que forma parte de nuestra identidad, espiritualidad y memoria colectiva”, afirmó Longoria.

Al llegar los animales, se realizó una ceremonia tradicional de bienvenida. Se ofreció pasto y plumas para encomendar la manada a las fuerzas creadoras, con una petición central: que el territorio recupere su equilibrio y disminuyan las plantas espinosas.

La lección ancestral, explica Longoria, es de aprovechamiento total y respeto: “la lección es no desperdiciar”.

¿Cómo se llegó al borde de la extinción?

De acuerdo con El Siglo de Torreón, a mediados del siglo XIX, cerca de 60 millones de bisontes recorrían Norteamérica, su declive fue rápido y brutal: la caza comercial por sus pieles se convirtió en una industria masiva, a lo que se sumó la caza deportiva, donde los animales eran abatidos y abandonados.

Un factor decisivo fue la política del gobierno estadounidense del siglo XIX, que promovió la matanza de bisontes para eliminar la principal fuente de alimento y sustento de los pueblos originarios, debilitándolos forzosamente.

Las compañías ferroviarias también los cazaban para alimentar trabajadores y para evitar que las manadas bloquearan las vías. Para 1900, solo quedaban poco más de 500 ejemplares. La lenta recuperación comenzó alrededor de 1905.

El futuro: Sostenibilidad, control y ecoturismo

El proyecto en Cuatrociénegas debe ser sostenible:

Hoy día ya no hay depredadores naturales. Nosotros nos volvemos la especie que tiene que hacer ese control de la población”, explicaron los directores.

Se diseñará un modelo de ganadería de conservación, donde la venta controlada de algunos ejemplares financie el proyecto. Paralelamente, se desarrollará un modelo de ecoturismo único.

La visión es que los visitantes puedan realizar cabalgatas, expediciones y pernoctar en glamping para observar la manada en un ecosistema restaurado.

El objetivo es mostrar “cómo se vería un ecosistema del desierto chihuahuense con todas las especies que debería de haber”. Así, cada bisonte liberado es una semilla para regenerar la tierra, la cultura y la economía de la región.

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