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Pese a múltiples estrategias del Gobierno Federal en contra del huachicol, el robo de combustibles continúa ¿Qué sigue de parte del gobierno para mitigar este delito?

Desde 2019 se desplegaron miles de elementos del Ejército, la Marina y la Guardia Nacional para custodiar ductos, refinerías y puntos estratégicos.

Pese a múltiples estrategias del Gobierno Federal en contra del huachicol, el robo de combustibles continúa ¿Qué sigue de parte del gobierno para mitigar este delito?

México.– A más de una década de intensificar el combate al robo de combustible, diversas estrategias implementadas por el Gobierno de México han mostrado resultados limitados o inconsistentes, según análisis de especialistas, reportes legislativos y datos de Pemex.

Aunque las autoridades han destinado recursos humanos, tecnológicos y financieros para frenar el llamado huachicol, el fenómeno persiste tanto en su modalidad tradicional —tomas clandestinas en ductos— como en el llamado huachicol fiscal, que involucra importaciones ilegales mediante fraude documental.

Estrategias que han mostrado fallas o resultados insuficientes

1. Militarización del combate sin un efecto disuasivo sostenido

Desde 2019 se desplegaron miles de elementos del Ejército, la Marina y la Guardia Nacional para custodiar ductos, refinerías y puntos estratégicos.

Aunque los operativos lograron disminuir momentáneamente el robo reportado por Pemex, las cifras de tomas clandestinas volvieron a repuntar en diversos estados, lo que evidenció la incapacidad de las fuerzas de seguridad para frenar la operación de grupos criminales altamente organizados.

Analistas han señalado que, aunque la presencia militar es útil para contención, no ataca la estructura que sostiene la cadena del huachicol: logística criminal, corrupción interna y redes locales.

2. Descoordinación entre niveles de gobierno

El combate al huachicol requiere la participación simultánea de autoridades municipales, estatales y federales.

No obstante, distintos reportes han señalado fallas de coordinación, especialmente en zonas donde las policías locales carecen de recursos o han sido infiltradas por el crimen organizado.

Esta fragmentación limita la capacidad de vigilancia territorial y debilita la prevención, dando espacio a que las bandas roten puntos de extracción o cambien rutas sin ser detectadas.

3. Persistencia de la corrupción en Pemex, policías y aduanas

Uno de los elementos más críticos es la colusión interna. Trabajadores de Pemex, agentes municipales e incluso funcionarios federales han sido investigados o detenidos en casos relacionados con robo de combustible.

Esto no solo facilita el acceso a ductos, sino también la alteración de información operativa, la filtración de operativos y la manipulación de inventarios.

En el caso del huachicol fiscal, la corrupción en aduanas ha permitido la entrada de combustible ilegal mediante empresas fachada y documentos falsificados, un esquema que genera pérdidas multimillonarias y ha sido calificado como uno de los puntos más débiles de la estrategia gubernamental.

4. Contención limitada en tomas clandestinas

Pese a los esfuerzos, Pemex registra cada año decenas de miles de perforaciones. Estados como Hidalgo, Puebla, Estado de México y Guanajuato se mantienen entre los más afectados.

Para expertos, esto demuestra una estrategia de vigilancia insuficiente, particularmente en zonas rurales donde la infraestructura es extensa y difícil de monitorear.

5. Insuficiente supervisión tecnológica

Se han implementado sistemas de monitoreo, drones, sensores y control de presión para detectar perforaciones en tiempo real.

Sin embargo, varios ductos continúan operando con tecnología antigua o cobertura parcial. Además, los grupos dedicados al huachicol han perfeccionado sus técnicas de perforación y extracción para evitar detecciones inmediatas.

6. Falta de transparencia y rendición de cuentas

Organizaciones civiles han señalado que no existe un sistema público uniforme para conocer cifras exactas de tomas clandestinas, pérdidas económicas, volumen recuperado, personas procesadas o sanciones aplicadas.

La información fragmentada impide evaluar de manera independiente la efectividad de los operativos y las inversiones realizadas.

7. Impacto social y riesgos para las comunidades

Las tomas clandestinas provocan fugas, incendios y explosiones que ponen en riesgo a poblaciones enteras. A pesar de campañas de prevención, muchas comunidades siguen participando o tolerando el huachicol por falta de alternativas económicas, lo que evidencia la ausencia de una estrategia social de largo plazo que atienda pobreza, empleo y desarrollo local.

Un problema de doble dimensión

El robo de combustible en México combina dos fenómenos:

  • Huachicol físico: extracción directa mediante tomas clandestinas.
  • Huachicol fiscal: entrada de combustible ilegal con facturas falsas, subvaluación o empresas fantasma.

Expertos coinciden en que combatir únicamente la parte operativa —operativos, aseguramientos y despliegues de seguridad— no es suficiente si no se refuerzan los controles aduaneros, se depura a fondo la cadena interna de Pemex y se fortalecen las capacidades estatales.

Una estrategia que necesita ajustes de fondo

Aunque el gobierno ha logrado algunos avances, como decomisos relevantes y detenciones de operadores criminales, las fallas estructurales siguen permitiendo que el huachicol mantenga su rentabilidad y presencia en varias regiones del país.

La necesidad de una política integral que incluya tecnología moderna, profesionalización policial, combate a la corrupción y programas sociales de prevención es una de las conclusiones recurrentes entre especialistas.

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