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¿Se está orquestando una revolución de colores en México?

La bandera de “One Piece”, un símbolo global de la lucha juvenil contra la corrupción y la violencia, es ondeada en protestas en México que reciben el apoyo de figuras de ultraderecha, levantando sospechas sobre una posible ingeniería social con intereses extranjeros.

¿Se está orquestando una revolución de colores en México?

MÉXICO.- El asesinato del alcalde Carlos Manzo el 1 de noviembre de 2025, conocido por su lucha contra los cárteles de la droga, encendió la mecha de un estallido social en México. Bajo la consigna “Somos todos Manzo”, miles de personas, convocadas principalmente por la Generación Z, salieron a las calles el 15 de noviembre para protestar por la violencia, la corrupción y la impunidad .

Sin embargo, este movimiento espontáneo no tardó en verse envuelto en la polémica. La presencia de la bandera Jolly Roger de One Piece, un símbolo de rebeldía juvenil global, junto con el apoyo público de emblemáticas personalidades de la derecha mexicana, ha llevado a muchos a preguntarse: ¿estamos ante una genuina expresión de descontento ciudadano o ante los signos de una “revolución de color” orquestada?

¿Qué es una “revolución de colores”? El manual de la injerencia extranjera

El término “revolución de color” surge a principios de la década del 2000 para describir una serie de movimientos de protesta que, bajo una fachada de lucha prodemocrática, siguen un patrón común: se apoderan de un descontento social legítimo y lo redirigen para desestabilizar gobiernos no alineados con los intereses geopolíticos de potencias occidentales, principalmente Estados Unidos.

Estas operaciones suelen presentar características distintivas:

  • Símbolos de marca: Adoptan un color, una flor o un símbolo fácilmente identificable (como el puño alzado) para crear una narrativa visual unificada y atractiva.
  • Fachada de espontaneidad: Aunque se presentan como movimientos orgánicos y populares, a menudo reciben financiamiento, entrenamiento y dirección estratégica a través de una red de Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) vinculadas a agencias de inteligencia extranjeras.
  • Narrativa simplista: Reducen problemas complejos a un único relato: la culpa es exclusivamente del gobierno en turno, presentándolo como ilegítimo o dictatorial, sin importar su origen democrático.

El objetivo final no es la democracia, sino el cambio de régimen. Como bien señaló en su momento el presidente Porfirio Díaz: “¡Pobre México! Tan lejos de Dios, y tan cerca de los Estados Unidos” , una frase que resume siglos de vulnerabilidad ante la injerencia de su poderoso vecino del norte.

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La protesta mexicana: entre el dolor genuino y los intereses oscuros

El movimiento de protesta en México nace de un dolor profundamente auténtico. La muerte del alcalde Manzo es solo la punta del iceberg de una crisis de seguridad que cobra la vida de entre 25,000 y 35,000 personas al año, en un país donde, según cifras oficiales, el 93.2% de los delitos queda en la impunidad . Un manifestante resumió así el sentimiento: “Necesitamos seguridad” .

No obstante, este clamor legítimo pronto mostró señales que han encendido las alarmas. La presidenta Claudia Sheinbaum cuestionó abiertamente la espontaneidad de las movilizaciones, señalando que estaban siendo impulsadas por la derecha y amplificadas por “bots” y cuentas falsas en redes sociales. Al llegar a la fecha de la primera marcha se vio la baja presencia de jóvenes en comparación con otras protestas claramente orgánicas.

La sombra de la duda se hizo más alargada cuando figuras como el expresidente Vicente Fox y el magnate Ricardo Salinas Pliego se sumaron a la causa. Su apoyo genera una contradicción fundamental, pues son personalidades asociadas a un establishment político y económico que, para muchos, es parte estructural de los problemas que dicen combatir.

Vicente Fox apoya marcha de Generación Z pese a estar en su lista de “personas non gratas”; Sheinbaum se burla: “Ni a chavorrucos llegan”. | Crédito: Presidencia/X @generacionz_mx @VicenteFoxQue

La bandera de “One Piece”: un símbolo rebelde secuestrado

En el corazón de esta contradicción ideológica se encuentra la bandera Jolly Roger de One Piece. Para la Generación Z global, este estandarte representa los valores de libertad, justicia y lucha contra la opresión que encarna el protagonista de la serie, Monkey D. Luffy, quien se enfrenta a gobiernos corruptos y sistemas de poder tiránicos.

La adopción de este símbolo por un movimiento que es apoyado por la ultraderecha representa una apropiación cultural y política profundamente incongruente. La siguiente tabla ilustra el choque entre el significado original del símbolo y la realidad de sus nuevos aliados:

Representa la lucha contra sistemas de poder corruptos y opresivos .Ricardo Salinas Pliego es uno de los hombres más ricos de México, un magnate del sistema económico establecido.
Encarna la búsqueda de la libertad y la justicia para los oprimidos.Vicente Fox, expresidente del PAN, forma parte de la clase política tradicional que muchos jóvenes señalan como responsable de la crisis actual.
Es un emblema apartidista y horizontal, propio de una generación escéptica de los liderazgos tradicionales.El apoyo de estas figuras canaliza el descontento hacia intereses políticos específicos, en línea con la estrategia de las revoluciones de color.

Esta cooptación del símbolo no es ingenua. Al vaciarlo de su contenido crítico original y asociarlo a una agenda política convencional, se desactiva su potencial revolucionario auténtico y se lo convierte en una mera marca de una operación de cambio de régimen.

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¿Dónde está la verdad en un paisaje de manipulación?

Distinguir la verdad en este escenario es un ejercicio complejo. Por un lado, el dolor y la frustración de los mexicanos son absolutamente reales. La violencia y la corrupción son problemas estructurales que exigen una solución urgente. No se puede ni se debe minimizar el genuino clamor de una ciudadanía que vive con miedo.

Por otro lado, la evidencia sugiere que este descontento legítimo está siendo manipulado y amplificado por actores políticos internos y, potencialmente, por intereses extranjeros, siguiendo el conocido manual de las revoluciones de color. El apoyo de la ultraderecha y la rápida internacionalización de la narrativa son señales que no pueden ignorarse.

El gobierno federal a través de Infodemia acusó al empresario Ricardo Salinas Pliego y a personajes del extranjero de estar detrás de la convocatoria para la marcha de la Generación Z. | Crédito: Presidencia/X @RicardoBSalinas/Redes sociales

La gran pregunta que queda flotando en el aire es: si este movimiento lograra su objetivo declarado de desestabilizar al gobierno, ¿quiénes serían los verdaderos beneficiarios? ¿La ciudadanía mexicana, que solo anhela seguridad y justicia, o aquellos actores, locales y globales, que ven en la Cuarta Transformación un obstáculo para sus intereses?

La historia juzgará si México fue víctima una vez más de la ingeniería social, o si su sociedad supo discernir entre la protesta auténtica y la farsa orquestada. Por ahora, la bandera de Luffy, diseñada para representar la libertad, ondea en una protesta cuyo rumbo final es incierto.

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