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La sobrextracción de agua subterránea en la zona Puebla-Tlaxcala habría provocado el socavón que captó la atención de México y el mundo en Zacatepec en 2021; expertos alertan agotamiento de aguas fósiles, estrés hidrogeoquímico, contaminación industrial y riesgos crecientes para la última gran reserva de agua potable de la región

La explotación intensiva del acuífero Puebla-Tlaxcala estaría detrás del gigantesco hundimiento en Zacatepec; científicos alertan sobre el agotamiento de “aguas fósiles”

MÉXICO — La extracción intensiva y prolongada de agua subterránea en la región Puebla-Tlaxcala está llevando a la zona a una crisis hídrica con efectos visibles, entre ellos el socavón de Santa María Zacatepec, formado en mayo de 2021 con alrededor de 126 metros de diámetro y 45 de profundidad, afirmó el investigador Pedro Francisco Rodríguez Espinosa.

Durante una conferencia en el Centro Universitario para la Prevención de Desastres Regionales de la Universidad Autónoma de Puebla, el también director del Ciiemad del Instituto Politécnico Nacional (IPN) explicó que los análisis muestran que parte del líquido extraído corresponde a agua fósil, con dataciones superiores a 35 mil años obtenidas mediante radiocarbono, es decir, reservas prácticamente no renovables, de acuerdo con La Jornada.

Rodríguez Espinosa señaló que en muestras de 100 pozos del valle de Puebla se detectó, por ejemplo, una en San Andrés Cholula con una “radioedad” de 35 mil 830 años, lo que confirma que se están consumiendo “aguas viejas de deshielo” atrapadas desde episodios glaciares del Pleistoceno.

El especialista precisó que el fenómeno ocurrido en Juan C. Bonilla no corresponde a hundimientos kársticos tradicionales, sino a una “nueva generación de socavones en ambientes terrígenos”: el arrastre de sedimentos por la explotación del nivel freático habría generado oquedades en depósitos de cenizas volcánicas jóvenes.

Estudios de tomografía eléctrica resistiva y pruebas de penetración estándar registraron “cero golpes” a 10, 15 y 20-21 metros de profundidad, evidencia de vacíos que perdieron el soporte del agua. De acuerdo con el análisis, entre 2005 y 2020 el nivel estático del acuífero habría caído de 11-12 metros a 18-19 metros, un “diferencial crítico”.

El investigador vinculó esta situación con una tendencia global: el peak groundwater, análogo al “pico petrolero”, que modelos internacionales ubican hacia mediados del siglo XXI pero que ya se alcanzó en 21 cuencas del mundo con altas tasas de extracción. El efecto práctico, alertó, es una disminución irreversible de disponibilidad en diversas regiones si no se modifican las políticas de uso.

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Señales de estrés hidrogeoquímico y contaminación industrial

La investigación también detectó estrés hidrogeoquímico. En perforaciones de 180-250 metros, se identificó un hotspot de boro en la ciudad de Puebla, indicador de aportes geotermales provenientes de compartimentos profundos que “compensan” artificialmente la extracción y alteran la química del sistema.

Paralelamente, el equipo del IPN documentó un patrón “armónico” y nocturno de contaminación industrial en el río Atoyac, con picos alrededor de las 23 horas.

Con una red de estaciones en tiempo real y barrido espectral de 200-750 nanómetros, tecnología reconocida por la ONU, identificaron compuestos de la actividad textil y desarrollan procesos para relacionar científicamente estas descargas con afectaciones a organismos vivos. En la zona ya se han detectado tierras raras en sangre de aves y en plantas acuáticas.

El académico llamó a reconocer que la sustentabilidad hídrica supera los ciclos políticos y requiere gobernanza, datos abiertos, control social y reingeniería industrial bajo esquemas pigouvianos (multas que se reinvierten en reconversión limpia).

Recalcó que la regeneración del líquido “a 100 por ciento” es posible, pero depende de voluntad pública y reglas claras para ordenar la extracción del acuífero poblano, considerado la última reserva de agua potable de la región.

Senado pide investigar a empresas por presunto greenwashing

La Comisión de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Cambio Climático del Senado aprobó un punto de acuerdo para exigir una investigación a fondo contra Danone y su filial Bonafont por presunta sobresxplotación de mantos acuíferos en Santa María Zacatepec, así como por prácticas de greenwashing.

El exhorto fue presentado por el senador Luis Armando Melgar Bravo (PVEM), de Chiapas, y avalado para su discusión, análisis y votación en el pleno de la Cámara Alta.

El documento va dirigido a la Conagua, la Profeco y la Semarnat, con el objetivo de que estas dependencias actúen ante las denuncias de ecocidio y afectaciones sociales que, según comunidades locales, han persistido por más de cuatro años y habrían contribuido al socavón de grandes proporciones en los terrenos de cultivo de Zacatepec.

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